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Beato Jakob Gapp: “Me ejecutan, pero soy feliz”

Aleteia Team - publicado el 13/08/14

Sacerdote austriaco decapitado en Berlín en 1943

La Iglesia celebra hoy, el 13 de agosto la festividad litúrgica del beato Jakob Gapp, sacerdote austriaco de la Compañía de María, que fue decapitado en Berlín en 1943, tras haber sido descubierto un año antes por la Gestapo, policía secreta del III Reich, en Valencia, a donde había huido perseguido por el régimen nazi.

Gapp, que daba clases en el colegio del Pilar de Valencia, fue beatificado por el papa San Juan Pablo II el 24 de noviembre de 1996, y en su proceso de beatificación “fue clave el testimonio de uno de los torturadores nazis, el antiguo pastor protestante Karl Neuhaus, ante la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano,”, según ha indicado a la agencia AVAN el sacerdote marianista José María Salaverri de la comunidad del colegio del Pilar y, autor de la biografía “Santiago Gapp, pasión por la verdad frente al nazismo”.

Gapp nació en la ciudad de Wattens (Austria) en 1897 y, tras combatir en la Primera Guerra Mundial en el ejército austríaco, ingresó en la Compañía de María y fue ordenado sacerdote. 

Debido a las “contundentes críticas que realizó contra el racismo de Hitler, plasmadas en sus homilías, tuvo que huir de su país perseguido por la Gestapo, en 1939”, ha explicado Salaverri. Tras pasar por Burdeos llegó a Valencia en 1941, donde fue acogido por la comunidad marianista del Colegio del Pilar, y ejerció en él como capellán, además de impartir clases de alemán y latín. 

En 1942, dos jóvenes alemanes, que dijeron ser hermanos judíos perseguidos por los nazis, se presentaron en el propio colegio y le pidieron ayuda, tras lo cual “se estableció entre ellos una sólida amistad hasta el punto de que los jóvenes le rogaron que les instruyera en la fe católica para recibir el Bautismo”, ha añadido Salaverri.

Días antes de la fecha prevista para el sacramento bautismal, Gapp fue invitado por los dos amigos a viajar con ellos a San Sebastián y desde allí, “mediante engaños, le hicieron pasar a Hendaya, ya en Francia, donde fue apresado por la Gestapo, a la que pertenecían los dos falsos judíos”. 

Después fue conducido a París y luego a Berlín, “donde hizo continua profesión de su fe mientras era torturado, hasta que finalmente fue decapitado el 13 de agosto de 1943 tras ser condenado a muerte por un tribunal popular”.

Cartas del Padre Jakob Gapp

Pocas horas antes de morir, el padre Jakob Gapp tuvo tiempo de escribir dos cartas. La primera, dirigida a su primo Steinlechner, de Wattens, llegó a su destino. La segunda, al padre Franz Joseph Jung, entonces Vicario general de los Marianistas, fue interceptada por las autoridades alemanas. También ésta ha sido encontrada en el dossier Gapp de la Gestapo, en el Berlín Document Center, en 1983. Reproducimos el texto de las dos misivas, publicadas en 30 Días:

Berlín-Plötzensee, 13 de agosto de 1943

Queridos primos y primas, querido Seppi y todos a quienes quiero:

Cuando recibáis esta carta, yo ya estaré en el mundo mejor. Puesto que no estoy seguro de que Seppi y Ana vivan todavía en Wattens, os escribo a vosotros para que esta carta no se pierda.
Me arrestaron el 9 de noviembre del año pasado en Francia, y me trasladaron a Berlín, y luego me condenaron a muerte, el 2 de julio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Hoy ejecutarán la sentencia. A las siete me presentaré a mi buen Salvador, al que siempre he amado ardientemente. No lloréis por mí. Yo soy plenamente feliz. Sin duda he pasado muchas horas en la tristeza, pero he podido prepararme de la mejor manera para la muerte. ¡Tratad de vivir santamente y soportad cualquier cosa por amor de Dios, para que podamos encontrarnos de nuevo en el Cielo! Recuerdos a todos, a parientes y conocidos. En el Paraíso me acordaré de todos. En este tiempo difícil, tras mi detención, he rezado continuamente por vosotros y seguiré haciéndolo desde el Cielo. Llevaré a todos vuestros queridos difuntos vuestros cordiales saludos.

Tras mucho luchar conmigo mismo, he llegado a considerar este día como el más hermoso de mi vida. Que Dios os recompense por el bien que me habéis hecho desde mi juventud. Seppi, querido Seppi, ¡cuántas veces he pensado en ti! ¡No estés triste! Todo pasa, sólo el Cielo permanece. Nos volveremos a encontrar. Entonces no volverá a haber ninguna separación. ¡Informa a todos mis seres queridos de mi muerte! Me han condenado como traidor a la Patria.
Recuerdos también a todos los que conozco; sabéis quiénes son.

Nuestra querida mamá ya me está esperando. Pocas horas quedan para que me reúna con ella. ¡Qué alegría! Saludos cordiales a todos, y digo a todos, en mi nombre.

Rezo por todos. Rezo también por la Patria.
¡Así que, adiós!
Vuestro Jaggl, que os ama con todo el corazón.

Berlín-Plötzensee, 13 de agosto de 1943

¡Reverendísimo y queridísimo Padre Superior!

Me siento obligado a escribirle ahora, pocas horas antes de mi muerte, para mandarle mi saludo. El 2 de julio pasado, fiesta del Sagrado Corazón, fui condenado a morir decapitado por traidor a la Patria. La ejecución se llevará a cabo esta tarde, a las siete.

Durante mi encierro, es decir, desde el 9 de noviembre del pasado año, he podido reflexionar mucho sobre mi vida. Le quedo agradecido de todo corazón por todo lo que hizo usted por mí en el período en el que le conocí.
Me sigo considerando miembro de la Sociedad de María: renuevo mis votos y ofrezco mi ser al buen Dios por manos de nuestra buena Madre del Cielo. Le ruego que me perdone los sinsabores que pudiera haberle causado, cualesquiera que fueran.

He pasado momentos verdaderamente difíciles, pero ahora soy plenamente feliz. Creo que todo esto me ha ocurrido para que pudiera santificarme en este tiempo difícil.

¡Déles recuerdos míos a todos los hermanos! Yo saludaré a los que ya están en el más allá. Todo pasa, sólo el Cielo permanece.

El 13 de agosto de 1920 comencé el año de mi noviazgo, el año más hermoso de mi vida.
Hoy espero poder comenzar la vida de la beatitud eterna.
¡Adiós! ¡Rece por mí! Yo rezo por usted. Nos volveremos a ver.
Con gratitud y devoción,

Jakob

Publicado con información de AVAN y de Alfa y Omega

Tags:
alemaniabeatificacionmartiresnazismo
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