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El Papa Francisco a una radio parroquial: “Cuando la iglesia está quieta, deja de ser Iglesia”

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Esteban Pittaro - publicado el 08/08/14
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En una entrevista con una radio parroquial del interior argentino, el Papa Francisco habló de diversos temas como la religiosidad popular y la importancia de la oración.

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“¿Vieron que era verdad?”, exclamó aún incrédulo al término de la histórica entrevista el Padre Joaquín Giangreco, co-entrevistador junto con el padre Juan Ignacio Liébana de la más reciente entrevista concedida por el Papa Francisco. Emitida por la radio Virgen del Carmen FM 99.9 del interior de la provincia argentina de Santiago del Estero, la entrevista tocó distintos temas como la religiosidad popular, la importancia de la oración para el apoyo de las obras de apostolado, la edificación de los templos, el sacerdocio, entre otros temas.

El Papa conocía la realidad de los sacerdotes y del humilde paraje con el que hablaba. Se lo notó muy a gusto respondiendo a las preguntas y pedidos de los entrevistadores. De hecho, al menos en dos momentos, regaló unas carcajadas. “Para mí es un gusto hablar con ustedes, en Campo Gallo, donde están trabajando tan bien. Los llevo dentro de mi corazón. El trabajo que ustedes hacen, a mí me hace feliz”, expresó Francisco ni bien iniciado el diálogo.

Pocos días después de la festividad de la Virgen de Huachana, venerada en esta región, los sacerdotes le preguntaron sobre este amor del pueblo a la Virgen, ejemplo de religiosidad popular latinoamericana. La respuesta del Papa, amplia, es una auténtica explicación de esta expresión de fe tan propia del continente americano: “Tengo una convicción muy grande. Nuestro pueblo no se equivoca, y adora solamente a Dios, a Dios padre, Hijo y Espíritu Santo. Adora a Dios. Pero junto con esta adoración a Dios, sabe que Jesús dejó a nuestra Madre para que nos cuidara. Nuestro pueblo no adora a nuestra Madre la Virgen. La quiere, la honra. Como todos nosotros, queremos y honramos a nuestra mamá. Sabe que nos cuida. Sabe que está en el cielo. Y nuestro pueblo adorando a Dios, que es al único que hay que adorar, adorando a Jesucristo, que es el único que hay que adorar, también se deja cuidar por la Madre”.

Apelando a típico regionalismo, el Papa explicó que “nuestro pueblo no es guacho (NdR: sin madre)”. “Nuestro pueblo tiene madre. Y es una de las cosas más bellas de la devoción a la Virgen, que no es adoración, es cariño de hijos a su madre. Y este pueblo se reúne para dorar a Dios y para recordar a su madre. Este es como el núcleo de la piedad popular latinoamericana. Un hijo sin madre tiene alma mutilada. Un pueblo sin madre es un pueblo guacho, aguachado de soledad,  aguachado de sequedad, aguachado quizá de todas ideas, sin la ternura que solamente da una mamá”, completó.

Respondiendo a un pedido para que el Papa agradezca la colaboración con la que cuentan estos sacerdotes porteños dedicados a la misión en este humilde paraje, Francisco explicó que en la Iglesia “cada uno tiene una función, un trabajo que hacer una vocación”. “A Ustedes dos Dios los llamó para irse a allá, dejar la familia, dejar la ciudad de Buenos Aires, que es tán linda,  irse allá a acompañar a ese pueblo”, les respondió, y aclaró: “junto con ustedes hay mucha gente que sin estar viviendo allá desde lejos quiere estar con ustedes. Gente que reza montones con ustedes. A esa gente le agradezco. La Iglesia se sostiene con la oración de los fieles, la Iglesia se sostiene por la plegaria, se sostiene por la Misa, por la Eucaristía, esa gente que reza, que va a Misa, que recibe la Eucaristía, esa gente los está sosteniendo a ustedes, a la parroquia”.

Con respecto a la actitud solidaria de quienes los acompañan, valoró la importancia de “aquellas personas que se privan de algo, de algún bien, de algún dinero, para dárselos a ustedes. No interesa con cuánto los ayudan. Lo que interesa es que los ayudan. Que los miran, lo que interesa es que se preguntan cómo pueden acompañar a estos curas que están tan lejos”. De manera especial, el Papa mencionó la oración de “dos grupos de personas, que son los que Jesús mira con más cariño. Los abuelos y las abuelas, y los chicos”.

La devoción a la Virgen de Huachana moviliza desde hace años a los fieles para erigirle un nuevo santuario en honor de María, ante lo que Francisco reflexionó: “El peregrino es una imagen de lo que es la iglesia. La Iglesia es peregrina, Jesús fundó una iglesia en camino. Una iglesia peregrina. Cuando la iglesia está quieta, deja de ser Iglesia: es una asociación civil. Nuestra iglesia es una Iglesia en salida, en una doble salida. Una salida hacia a Dios, con una adoración a Dios, y la oración. Y otra salida hacia los hermanos, para ayudarlos, acompañarlos, cumplir las obras de misericordia, que Jesús mismo nos enseñó y que están en el capítulo 25 de san Mateo”.

“El peregrino que edifica un templo para Gloria de Dios y para adorar a Dios y parar venerar y honrar a la madre, ese peregrino también subraya la vocación de caminar que tiene la Iglesia. (Que) nuestra Iglesia no se canse nunca de caminar porque en el camino encontramos ese sentido que Dios quiere de su pueblo. Un pueblo en camino. Cuando una comunidad está quieta le pasa que lo al agua que está quieta. El agua estancada es la primera que se corrompe”, consideró, y completó: “Cuando una comunidad no peregrina no sólo a pie, sino con el corazón, no tiene un corazón peregrino que siempre va más allá de sí mismo, ya sea para adorar a Dios, ya sea para ayudar  los hermanos. Esa iglesia está media moribunda y hay que resucitarla rápido. Así que a los que están trabajando por edificar una casa de Dios que sea lugar de peregrinaje sepan que eso es símbolo de la Iglesia que camina, que ese peregrinaje que hacen una vez al año ahí tienen que hacerlo todos los días en la vida cotidiana. Un peregrinaje hacia Dios, hacia la Virgen y hacia los hombres y mujeres más necesitadas de su pueblo”.

Una de las cosas que hacen más daño a la Iglesia es la crítica destructiva

Con respecto al esfuerzo del Papa Francisco por fomentar la unidad, explicó: “Trabajar por la unidad es importante. Siempre va a haber pelea, va a haber división. El asunto es no dejarlas crecer. Dejar que las cosas se arreglen entre hermanos, y cuando esas cosas no se pueden arreglar entre hermanos, hablar de esas cosas, sí, pero con Dios. No sacarle el cuero a nadie entre nosotros. Una de las cosas que hacen más daño a la Iglesia, a la nación, y a los pueblos, es la crítica destructiva. Es decir, andar sacándose el cuero. Eso no es cristiano”.

Interrogado sobre la escasez de sacerdotes, el Papa respondió llamando a los jóvenes a que no tenga miedo: “Les diría lo mismo que les dijo Jesús: Recen para que Dios mande obreros a la mies. Recen para que Dios mande pastores. El corazón de Dios no es indiferente a la oración de su Pueblo. Recen al Señor para que mande pastores. Y a los jóvenes les diría que si sienten alguna vez el llamado de Jesús, no tengan miedo. Que vean todo el bien que pueden hacer, todo el consuelo que pueden dar. Todo el mensaje cristiano que pueden transmitir. Que no tengan miedo. La vida es para jugarla. No es para guardarla. Jesús dice el que guarda demasiado su vida al final termina perdiéndola. La vida es para darla. Y así uno es fecundo. Si alguno siente que Dios le pide dar la vida en el sacerdocio, no tenga miedo. Hay que apostar a cosas grandes, y no a pequeñas cositas. Y siente que Dios lo llama a formar una familia, que sea una familia fuerte, cristiana, linda, con muchos hijos que lleven adelante la Fe”.

Antes de concluir, “pórtense bien”, dijo afectuosamente el Papa a los sacerdotes, enviados años atrás por Francisco a esta región del monte santiagueño. “El primero que hace lío sos vos”, le agradecieron al Papa al pedirle su mensaje final: “Jesús es muy bueno. Jesús nos quiere. Dios nos ama. Dios nos espera siempre. Dios no se cansa de perdonarnos. Solamente que seamos humildes y pidamos perdónm, y así poder seguir adelante. Dios nos hizo para que fuéramos felices, y Él nos acompañe, y cuando pasamos momentos difíciles, momentos de cruz, momentos de dolor, él los pasó primero. Y nos comprende desde el corazón. Yo le pido al Señor que a todos los que están escuchando los bendiga mucho, les dé fuerzas, les dé ganas de vivir y de luchar. Les dé el coraje de no dejarse robar la esperanza, y sobre todo, les dé una caricia y les haga sonreír”.

En un último gesto de un diálogo rico por los contenidos, que en esta crónica han sido reseñados con la mayor precisión posible, pero también por la fraternidad entre los interlocutores, los sacerdotes imploraron la bendición para el Papa. Sí Padre Joaquín, era verdad. El Papa Francisco habló con la radio Virgen del Carmen FM 99.9 de Campo Gallo.  

 

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