Agustín Cuevas misionero salesiano en Bangui ante el Ébola: “Estamos allí porque queremos”
El misionero salesiano Agustín Cuevas, destinado en Bangui se encuentra en España mostrando la realidad de la vida en la República Centroafricana donde aún continúa el enfrentamiento entre los Seleka (grupos musulmanes) y los Anti-balaka (milicias de autodefensa).
En rueda de prensa en la sede de Misiones Salesianas el misionero ha destacado que la paz en el país sólo será posible "con el desarme de los grupos enfrentados, la sensibilización de la población y la educación de los jóvenes en la cultura de la paz" y explicó que la población "continúa necesitando alimentos y medicinas".
Como no podía ser de otra manera, durante el acto salió a relucir el tema del Ébola y el misionero explicó que de momento tienen a Camerún como país en medio de la epidemia, pero que la situación es tan grave que la población ni piensa en esa epidemia: “A la gente sólo le preocupa comer y no puede pensar en algo que para ellos es del exterior".
El Ébola es un riesgo más de todos los que sufren los misioneros (guerras, secuestros, violencia, persecución, enfermedades), pero Agustín Cuevas lo tiene muy claro: "Estamos allí porque queremos. En diversos momentos de máxima violencia desde la Embajada nos ofrecieron salir del país y ser repatriados, pero decidimos quedarnos al lado de la población".
42 años en el continente africano
Agustín Cuevas lleva más de media vida en África y bien sabe de lo que habla. Ahora en la obra salesiana en el barrio de Galabadja tiene cuatro salesianos que están al frente de una guardería con más de un centenar de niños, un colegio de primaria al que acuden más de 650 menores, una parroquia con un centro juvenil y un dispensario médico con maternidad abierto las 24 horas del día y en el que desde que comenzó el conflicto han nacido más de 500 bebés.
Han vivido situaciones muy críticas y siempre han decidido quedarse al lado de la población, como por ejemplo cuando estalló el conflicto, el 24 de marzo de 2013: "recibimos una avalancha de miles y miles de personas en nuestras instalaciones y fue un verdadero problema de seguridad y de higiene".
En la actualidad, las obras salesianas de Damala y Galabadja, en Bangui, acogen a alrededor de 6.500 personas. "Les damos nuestro apoyo, pero hay una desmoralización hacia la paz porque todas las conversaciones de paz han fracasado, así que sólo se podrá superar con el desarme, la sensibilización y la educación de los más pequeños para poder alcanzar la paz", subraya Cuevas.
Son misioneros pero hacen de todo, de padres, de jueces, de médicos y hasta de carceleros con tal de prestar ayuda humanitaria a la población. En medio del fuego cruzado de dos brutales grupos armados, los Séléka y los ‘Anti-balaka’, muchas personas acuden a ellos como la única salvación.
“En los edificios y las explanadas del complejo de Galabadja llegaron a haber hasta 22.000 personas que dormían amontonadas “en los bancos y en el suelo de la iglesia”, mientras fuera el ruido de los disparos y las explosiones de granadas y proyectiles de morteros no cesaba” cuenta Agustín Cuevas.