Tailandia: el caso del bebé Down abandonado que escandaliza al mundo

El asunto a escandalizado al mundo entero: tras haber “encargado” a una madre portadora en Tailandia, una pareja ha abandonado a su bebé síndrome Down y “ha aceptado” a la gemela “normal”.

La madre portadora tailandesa muestra los “efectos colaterales” de la maternidad subrogada. Si esta historia pudiera hacer reflexionar a los países como Francia que debaten en estos momentos legalizar esta práctica…

Se trata ante todo de una historia de miseria, de dinero, de un contrato: como suele suceder en estos casos, una pareja rica encargó, ilegalmente y con pleno conocimiento de ello, el cuerpo de una mujer pobre para criar a un hijo. 16000 dólares, esto es lo que hay que pagar para encontrar una madre portadora en Tailandia. El resto habría sido banal si no fuese sórdido: La pareja pidió a la madre que abortara a uno de los dos fetos que llevaba en su seno, al enterarse de que tenía trisomía 21.

La madre portadora rechazó el aborto

Las convicciones budistas de la madre portadora, Pattharamon Janbua, le llevaron a considerar que el aborto era un pecado, así que rechazó y llevó el doble embarazo a término. Pero, tras el nacimiento, los “mandantes” se llevaron a la pequeña, dejando a Gammy a la madre, con la trisomía y afectado de problemas cardíacos.

Esta historia miserable de dinero y de egoísmo muestra hasta dónde se puede llegar cuando se transforman los seres humanos en mercancías, y cómo una eugenesia casi sistemática acaba con los niños que tienen trisomía 21. Tras la revelación de este caso por la prensa, se ha lanzado una campaña para permitir a la madre tailandesa criar y educar al niño, junto a los otros dos niños propios que ya tiene.

En pocos días, la campaña para ayudar a Gammy ha superado los 175.000 dólares en donaciones.

La explotación de la miseria humana

Gammy, que ahora tiene seis meses, está hospitalizado y no es probable que sobreviva a su malformación cardíaca. En cuanto a Pattharamon Janbua, que tiene sólo 21 años y vive a 90 km de Bangkok, aceptó ser madre de alquiler para resolver los problemas económicos de su familia.

"El dinero ofrecido representaba una gran suma para mi, confió a la cadena ABC. Lo que yo quería, con ese dinero, era educar a mis hijos y pagar mis deudas”. Pero después de esta triste historia de separación de los gemelos, ella ha querido lanzar un mensaje a otras víctimas del “negocio” de la maternidad de alquiler: “quisiera decir a las mujeres Thai, no seáis madres portadoras. No penséis solamente en el dinero … Si algo sale mal, nadie os ayudará y el bebé será marginado de la sociedad".

El hecho de aprovechar la miseria de estas mujeres jóvenes Thai para utilizarlas como madres portadoras es algo corriente. El pasado mes de enero, se produjo otro escándalo: 65 bebés concebidos por madres de alquiler para parejas homosexuales no pudieron salir del país, a falta de documentos en regla tras el abandono de las madres que los habían llevado. Un periodista militante LGBT había creado un grupo de Facebook y difundido la información para pedir la las autoridades que concediera la ciudadanía israelí a los bebés concebidos ilegalmente.

A causa de la explosión de casos de maternidad subrogada en el país, las nuevas autoridades tailandesas han decidido modificar la ley, tras el descubrimiento de 12 clínicas en el país dedicadas a esta práctica. El recurso a una madre portadora ahora sólo se autoriza a los padres heterosexuales casados ante un problema de fertilidad, siempre que no haya dinero y que la madre portadora sea pariente de los que la solicitan.

El recurso a una madre portadora será a partir de ahora ilegal en Tailandia para las parejas no casadas a los ojos de la ley del país (lo que excluye a las parejas de hecho y a las homosexuales) y si hay dinero por medio. El intento de sacar a un niño concebido en Tailandia fuera de los márgenes de la ley será considerado tráfico de niños.