La situación del padre Jorge Hernández y su parroquia de la Sagrada Familia, donde residen 29 niños con discapacidades, pone en jaque la relación entre los gobiernos de la Argentina e Israel.
Con un contunde mensaje que advierte sobre el malestar diplomático del gobierno argentino con el israelí por la ofensiva militar sobre la Franja de Gaza, la cancillería argentina reclamó al gobierno de Israel por la situación de la parroquia de la Sagrada Familia, de la que es párroco el argentino Jorge Hernández.
Ubicada en el barrio al-Zeitun de la Franja de Gaza, la parroquia da cobijo a 29 niños con discapacidades y nueve ancianos asistidos por tres religiosas. El padre Hernández, como las religiosas, pertenece al instituto del Verbo Encarnado, familia de la Iglesia nacida en la Argentina pero con presencia en otros países como España y, justamente, el territorio palestino. Una explosión en una casa cercana a la parroquia provocó, como relató el Padre a Radio Vaticana, “graves consecuencias en la casa parroquial y en la escuela”. El ejército israelí había advertido a los vecinos de los inminentes ataques en al-Zeitun, pero el padre Hernández, a cargo de los niños y los ancianos, no puede abandonar la única parroquia católica de la Franja de Gaza.
Como informa en un comunicado la Cancillería del país sudamericano, ésta “advirtió el día lunes pasado por nota oficial al Gobierno de Israel que lo hacía responsable de la integridad física del ciudadano argentino y de las personas asistidas por el sacerdote en su misión religiosa y humanitaria”. Además, el comunicado afirma que “se dejó constancia que el agravamiento de la situación de dichas personas tendría serias consecuencias en la relación bilateral”.
La escalada diplomática es tal que el canciller Héctor Timerman convocó a la embajadora israelí en la Argentina, Dorit Shavit, para “reiterar al gobierno de Israel que además de garantizar la seguridad de las personas a cargo del Padre Hernández asegure que la parroquia de la Sagrada Familia vuelva a contar con suministros de alimentos, electricidad y agua potable”.
La cancillería argentina hizo llegar, además, a través de la superiora religiosa del Instituto del Verbo Encarnado, la solidaridad “y profunda preocupación” de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Además estipuló un canal de coordinación con la Autoridad Palestina, las Naciones Unidas, el Patriarcado Latino y Caritas para posibilitar la entrega de la ayuda humanitaria solicitada por la superiora, la Madre Pía.
No es esta la primera condena diplomática argentina a la ofensiva israelí en la Franja de Gaza. El portavoz de la cancillería israelí Lior Haiat había calificado ese rechazo argentino como un error de interpretación sobre las "causas y las reacciones".
El apoyo de Francisco
“He recibido noticias a través del Padre Mario Cornioli. Estoy junto a vos y a las hermanas y a toda la comunidad católica. Los acompaño con mi oración y cercanía. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Un abrazo. Fraternalmente, Francisco”, escribió el papa Francisco hace pocos días al párroco, quien tradujo al árabe la misiva y la leyó a la comunidad.
Consternación y dolor del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa
Por otro lado, el Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR) se sumó “a las voces que han expresado su consternación y dolor por los hechos de guerra que ocurren estos días y que están dejando un muy elevado número de víctimas en varios países del Medio Oriente”. Para el organismo, la escalada de violencia entre Israel y el grupo Hamas “sólo puede contribuir al ahondamiento de resentimientos, intolerancias y –peor aún– de odios entre poblaciones que conviven desde hace siglos y que deberán seguir conviviendo en el mismo territorio”.
La voz del padre Hernández
"Durante la tregua, algunos parroquianos han pedido que se celebrara la Santa Misa. Gracias a Dios. Aproveché la ocasión para visitar a algunos parroquianos nuestros. Momentos terribles. Miedo, confusión, estrés, lágrimas… pero siempre, siempre, siempre al final de los relatos la alabanza a Dios, que brota confiada y profunda".
"Los habitantes de Gaza tienen una edificante capacidad de perdonar todo y de abandonarse completamente a la providencia divina. ¡Si pudiéramos aprender un poco de ellos!"
"Escuchando a las dos partes de esta guerra ridícula, parece que nadie vaya a ganar o a perder. La realidad es que todos perderán la guerra y todos pagarán las consecuencias de la ceguera y de la maldad", termina la carta.