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“La 72”, un hogar-refugio para defender la esperanza de las personas migrantes (I)

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Jaime Septién - publicado el 20/07/14
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Fray Tomás: “Hasta ahora no he parado de llorar, porque es verdaderamente cruel lo que está pasando”
Popularmente conocida como “La 72”, este hogar-refugio para migrantes centroamericanos de camino a Estados Unidos es una organización civil situada en Tenosique, Tabasco, hacia el sureste mexicano, muy cerca de la frontera con Guatemala y también de las vías del tren llamado “La Bestia”, que transporta a miles de migrantes hacia un destino incierto en el norte de México y el sur de Estados Unidos.

“La 72” tiene como principal promotor al sacerdote franciscano fray Tomás González, párroco de la iglesia de Cristo Crucificado, un joven fraile que apenas rebasa los 40 años y que habla con firmeza, indignado, sobre el “sistema vomitador que desecha personas que llegan hasta aquí, a México, sin ninguno de sus derechos” y luego de “la persecución, las amenazas y la victimización” que se cierne sobre aquellos que asumen la defensa de los centroamericanos y que viven junto con ellos “el holocausto migrante”.

Con un lenguaje coloquial que lo acerca al sufrimiento de los migrantes, fray Tomás –a quien algunos han llamado también fray Tormenta, como el padre que es, al mismo tiempo luchador– expresa: “Tenemos que organizarnos para cambiar esta maldita historia”.  Y, en vista de los resultados, fray Tomás, junto con un puñado de colaboradores y voluntarios, la está cambiando.

Fray Tomás González, llegó a este sitio de misión en julio de 2010, para encargarse de la Pastoral Integral de Migrantes en Tenosique, en el sureño Estado de Tabasco.  Ahí se dio a la tarea de trabajar en sentido contrario al “trabajo” de las autoridades, tanto locales como federales, que en lugar de proteger a migrantes protegen, en muchos casos, a las bandas de tratantes y de delincuentes que los explotan en su travesía por México.

Incrustado entre los estados de Chiapas, Tabasco y Veracruz, que es donde se encuentra “La 72”, fray Tomás afirma que en esa zona existe un polígono “extremadamente peligroso” conformado por los municipios de Tenosique, Palenque, Macuspana, Teapa, Estación Juárez y Coatzacoalcos, que son “un verdadero campo minado en donde los migrantes son víctimas de discriminación, asaltos, violaciones sexuales a hombres y mujeres, extorsiones, persecución con tortura por parte del INM (Instituto Nacional de Migración), secuestros, mutilaciones,  asesinatos y, por último, inhumaciones en fosas clandestinas”.

El franciscano confirma que los migrantes centroamericano, muchos de ellos, son arrancados para siempre del corazón de sus familias. “El sur de México es un gran sepulcro para ellos y ellas… no sólo el norte, no sólo Tamaulipas o Durango”.

Lo que hago es llorar con ellos

Fray Tomás, también presidente del Centro de Derechos Humanos del Usumacinta, concentró sus esfuerzos en combatir el peligro que acecha a las personas migrantes que atraviesan por Tenosique. En abril de 2011 fundó el albergue “La 72”: Hogar-Refugio para Personas Migrantes. “La 72” recibió ese nombre en homenaje a las personas migrantes asesinadas en el ejido El Huizal, en San Fernando, Tamaulipas, el 24 de agosto de 2010, presuntamente por el grupo delictivo conocido como el Cártel del Golfo.

En “La 72” no sólo se alimenta al lastimado estómago de los migrantes, también se asiste al alma. La capilla es punto de reunión y rezo, y el sitio privilegiado desde donde fray Tomás dicta las reglas del albergue: “En esta casa no hay normas, la única norma es el amor y el respeto mutuo, así que hagan lo que quieran. Este lugar quiere ser una capilla, pero es también lugar de juego, es de todo”.

Fray Tomás dice que “el hecho de que crucen personas indocumentadas en ningún momento quiere decir que pierden sus derechos humanos.

Los migrantes no son criminales. Nos empiezan a llegar personas, víctimas reales no de estadísticas, no de informes. Llegan personas y nos dicen ‘me violaron en el camino de La Palma hacia acá’ o ‘estamos escapando de un secuestro, detuvieron el tren, nos lanzamos al pantano y aquí estamos, nos escapamos’. 

Entonces, yo lo que hago es llorar, y llorar mucho. Hasta ahora no he parado de llorar, porque es verdaderamente cruel lo que está pasando”.

Fray Tomás es uno de los héroes silenciosos de los migrantes centroamericanos, como pueden ser “Las Patronas”, quienes en nombre de Cristo dan de comer a los migrantes al paso de “La Bestia” en un lugar cercano a Córdoba, Veracruz.  O el padre Alejandro Solalinde, quien mantiene los albergues “Hermanos en el Camino” contra todo tipo de amenazas; o el padre Pedro Pantoja, que sostiene la Casa del Migrante Belén, en Saltillo, Coahuila…

“El trabajo que hicieron antes los frailes fue bueno pero aislado. Cuando me presenté en Tenosique me agarré de donde pude. Iniciamos con el equipo de derechos humanos del Usumacinta y este terreno que tiene muchas carencias lo convertimos en albergue para personas migrantes. Recibimos muchas, muchísimas víctimas a diario: de secuestro, de asalto, de violaciones sexuales. No hay día que no recibamos víctimas de algún delito o de alguna cuestión de la autoridad. Esto nos agudizó la situación y nos fue orillando a gritar hacia arriba para que nos escuchara. En fin, hemos gritado mucho y fuerte y estamos siendo escuchados”, dice en entrevista fray Tomás.

El grito ha atraído a otras personas, a otras organizaciones, y poco a poco, se ha ido conformando una comunidad de trabajo en la que no faltan testimonios de los propios migrantes, algunos se han quedado a vivir y a luchar por sus hermanos en “La 72”, y, por supuesto, tampoco faltan las amenazas de la policía o de los grupos delincuenciales.

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