Los ciudadanos dominicanos con una actitud respetuosa desde el principio, se han sentido provocados por la actitud beligerante del embajador y su pareja
James “Wally” Brewster, ex alto ejecutivo de la consultora SB&K Global, ha sido en el pasado una de las caras más visibles de los LGTB demócratas, formando parte del consejo de Human Rights Campaign una de las más importantes organizaciones en defensa de los derechos LGTB.
En su día, la decisión de Barack Obama de proponerlo como embajador en Santo Domingo, dio lugar a un amplio rechazo social (no porque fura gay sino por su activismo) y unos fuertes comentarios por parte del Cardenal Arzobispo de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López, acusando a los Estados Unidos de querer promover el matrimonio homosexual. El obispo auxiliar de Santo Domingo, Pablo Cedano, aseguró por su parte que el nombramiento era una “falta de respeto” y que “no sería bienvenido”. También el líder evangélico Cristóbal Cardozo se mostró en contra, afirmando que era “un insulto a las buenas costumbres dominicanas, en un país donde las relaciones homosexuales no son aprobadas legal ni moralmente”.
A pesar de esas alertas enviadas por la sociedad dominicana, la política exterior norteamericana confirmó el nombramiento. No en vano hay un millón y medio de dominicanos emigrantes en USA, el comercio exterior dominicano tiene una fuerte dependencia de ese mercado y la economía y el peso dominicano se apoyan en la fortaleza y estabilidad de dólar.
Brewster, quien fue un partidario activo en la recolección de fondos de la campaña de reelección del presidente Barack Obama en 2012, llegó al país el pasado 26 de noviembre.
Pero Brewster no es el primer embajador gay nombrado por Barack Obama. En 2009 el presidente proponía al abogado David Huebner como embajador en Nueva Zelanda y Samoa, puesto que sigue ocupando en la actualidad. A la lista se sumaban en 2013 James Costos (embajador en España y Andorra), John Berry (Australia), Ruffus Gifford (Dinamarca) y Daniel Baer (embajador ante la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, OSCE). Antes que ellos habían sido embajadores James Hormel (primer embajador estadounidense abiertamente gay, propuesto en 1999 por Bill Clinton como representante estadounidense en Luxemburgo) y Michael Guest (propuesto por George Bush en 2001 como embajador en Rumanía).
Tampoco tras ser confirmado por el Senado de Estados Unidos, conseguir el plácet del gobierno dominicano y aterrizar en el país en noviembre de 2013 desaparecieron las críticas.
Los ciudadanos dominicanos con una actitud respetuosa desde el principio, se han sentido provocados por la actitud beligerante del embajador y su pareja: Brewster, como activista LGTB que es, no se ha conformado con mantener un perfil bajo, por lo que a su orientación sexual se refiere, sino que ha hecho de la visibilidad uno de los ejes de su actuación. Ha concedido entrevistas en las que ha hablado abiertamente sobre su relación, y pocas semanas después de tomar posesión de su cargo se reunió con activistas LGTB de la República Dominicana.
Otro incidente reseñable fue la suspensión de un cóctel organizado por el cuerpo diplomático acreditado en la República Dominicana en honor del presidente Danilo Medina, al que debían ser invitados los embajadores acompañados de sus esposos y esposas. Se da la circunstancia de que el decano del cuerpo diplomático es el nuncio apostólico Jude Thaddeus Okolo, al que correspondía la organización del acto. La nunciatura no quiso invitar al esposo de Brewster, argumentando que “la pareja del Embajador de los Estados Unidos de América no está acreditada en la República Dominicana como una ‘esposa’, sino como ‘dependiente’ de la Embajada. En la Constitución de la República Dominicana, los matrimonios del mismo sexo no están reconocidos. Así, las Autoridades Dominicanas no pueden oficialmente reconocerle como una ‘esposa’” (así consta en la carta que el nuncio envió a las embajadas). La negativa a invitar al esposo de Brewster produjo malestar en varias embajadas, lo que llevó finalmente a la cancelación del acto.
Recientemente, en la inauguración de la nueva sede de la embajada USA, a las afueras de la capital dominicana, que albergará a las 18 agencias americanas, el embajador Brewster se saltaba el protocolo haciendo intervenir a su pareja en la presentación del acto.
Por otro lado, Barack Obama ha declarado el mes de junio en Estados Unidos dedicado al “orgullo gay” y a su embajador en R. Dominicana le ha parecido que debía aplicar esa decisión el territorio dominicano, programando, promoviendo y financiando una serie de actividades pro gay en el país.
Todo esto ha vuelto a provocar nuevo rechazo social, considerándolo una ingerencia en la cultura y leyes dominicanas: cientos de personas que pertenecen al Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE) y otras 36 entidades evangélicas se apostaron en la parte frontal del Congreso Nacional, y entregaron un documento a la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para pedirle a los legisladores que eviten que en el país se siga promoviendo la homosexualidad.
Solicitaron al diputado Manuel Jiménez, presidente de la Comisión de Cultura de ese hemiciclo, y a los diputados Hugo Núñez y Francisco Matos que elaboren una resolución para pedirle al gobierno que llame la atención del embajador de los Estados Unidos en el país, James Brewster, para que se limite a su agenda diplomática y deje de promover actividades, que entienden, atentan contra las buenas costumbres y con la familia dominicana.
Pidieron salida embajador de EEUU en República Dominicana por "promover" homosexualidad. También un personaje político solicitó que el embajador de USA fuera declarado persona “non grata” por su ingerencia en asuntos internos de la cultura y leyes del país.
“El Embajador debe limitarse a sus funciones, conforme lo establece la Convención de Viena en Asuntos Consulares en su artículo 5, ya que sus acciones se oponen a las leyes y reglamentos del Estado Dominicano”, indica el documento entregado al legislador.
La sociedad dominicana es consciente de que tiene que eliminar su cultura machista, los dominicanos son respetuosos con los homosexuales pero, no comparten que haya que hacer promoción de la cultura gay y, menos desde el exterior.