No vienen a maltratarnos, vienen porque desde Europa les estamos maltratando a ellos en su propia tierra
De África escribía esta semana en la Tercera de ABC el ministro de defensa Pedro Morenés. Lo hacía desde la racionalización de la situación política, económica y social del continente africano, pero no se si desde el corazón.
El ministro de defensa describe las características principales del Continente: su explosión demográfica, desarrollo económico, pobreza, conflictividad, corrupción, y peligrosa extensión del fundamentalismo islámico.
El diagnóstico, a grandes rasgos, puede ser acertado, pero muy limitado y reductivo. Por ejemplo, habla el ministro de la “persistente pobreza” de África y a la vez de su “mejora económica exponencial”. ¿Cómo se explica esta contradicción? No lo explica.
No explica que el enriquecimiento económico es de una élite de africanos que ni siquiera viven en África, o que los países africanos no están en vías de desarrollo, sino en progresivo subdesarrollo. No explica que África no es que sea pobre, es que nosotros seguimos empobreciéndola.
Pero lo que más me gustaría que el Señor Morenés me explicase es que entiende al decir que “una explosión demográfica en su ambiente tan de inseguridad, pobreza o hambruna repercutirá muy pronto en nuestra propia seguridad, alimentando todo tipo de tráficos ilícitos, movimientos de terroristas hacia Europa e inmigración ilegal incontrolada”. Me surgen dos dudas:
Primera: ¿No estará uniéndose a la campaña occidental de control forzoso de la natalidad en África? Debería de aprender, además de eso de respetar la libertad de los demás, que “los ricos tienen menos hijos para ser más ricos, y los pobres tienen más hijos para ser menos pobres”.
Segunda: ¿No estará justificando mano dura en los controles de inmigración en el temor a las mafias y al terrorismo?
Que no nos engañen: la gran mayoría de los inmigrantes africanos son cristianos, jóvenes, y con estudios superiores. No vienen a maltratarnos, vienen porque desde Europa les estamos maltratando a ellos en su propia tierra.
Curiosamente el Señor Morenés menciona el éxito económico de la extracción del coltán, material indispensable para los dispositivos de las nuevas tecnologías, pero no dice que miles de africanos mueren todos los años por la contaminación por el contacto con este mineral. Lo cual explica su afirmación de que “nuestro compromiso con nuestros vecinos del sur va mucho más allá de la ayuda al desarrollo”. ¡Ya lo creo!