A los alumnos de economía de primer curso se les suele mostrar un diagrama llamado “flujo circular de la renta” para explicar cómo se organiza la economía. En este esquema, las empresas compran factores de producción y venden bienes y servicios en los mercados. Por otro lado, los hogares comprarían los bienes y servicios producidos por las empresas y venderían a éstas trabajo, tierra y capital. Así, según este modelo, hay tres actores clave: las empresas, las familias y los misteriosos y etéreos mercados.
Un seminario organizado por el think tank FundSocial tuvo lugar los días 26 y 30 de junio en la sede de e-Cristians de Barcelona. Los cursos se centraron en el papel de uno de los tres actores que son determinantes en la economía: la familia.
“La teoría económica neoclásica dominante solamente teoriza el mercado”, afirmó Josep Miró i Ardèvol, miembro de FundSocial, que presentó los frutos de su trabajo acerca de la función económica de la familia para abrir el debate.
Aunque exista toda una ciencia dedicada a la empresa, fue necesario esperar hasta el último tercio del siglo XX para que surgiera una perspectiva que la incluyera en el modelo económico: fue el paradigma institucional.
No obstante, hoy todavía falta por incluir uno de los tres actores del diagrama de flujo de la renta: la familia.
Éste ha sido el punto de partida del seminario: el hecho de que se está ignorando uno de los tres actores en los esquemas económicos que se estudian para intentar descubrir “qué ha fallado” y por qué estalló la crisis económica de 2008.
La economía, una ciencia humana
“La economía es una antropología”, recordó Miró i Ardèvol, algo en lo que tampoco se suele profundizar en las facultades de económicas.
También expuso que hoy se sabe a ciencia cierta que un factor clave para el crecimiento económico es el capital humano: el conjunto de las habilidades, conocimientos y competencias de las personas.
Pero para generar capital humano se necesita capital social. El capital social viene dado por las redes que una sociedad teje; desde las familias hasta las asociaciones.
Además, se basa en la confianza y las normas compartidas que favorecen la cooperación. Aquí entra la familia.
La familia educa, ofrece años de estudios, transmite valores y fomenta los hábitos saludables de los hijos. Genera así capital social. Un capital social que se traduce en capital humano cuando se trata de economía.
Miró i Ardèvol demostró, de esta manera, la importancia de la familia para asegurar el desarrollo económico.
Los costes económicos de una sociedad sin familias
“El PIB de un país calcula lo que su sociedad valora más”, de manera que todo es expresable en costes económicos. En este sentido, el trabajo que una madre realiza en su casa cuidando a sus hijos no se tiene en cuenta para medir el crecimiento económico. En cambio, la droga o la prostitución están a punto de hacerlo a juzgar por las últimas novedades políticas.
Miró i Ardèvol apuntó que esto es totalmente contradictorio, porque mientras no se computa la labor de la madre, que hace incrementar el capital social y humano, sí que se valoran elementos que lo destruyen.
¿Qué sucedería si no hubiera familias?
Manel Silva, abogado del Estado y miembro del Consejo de Estado, recordó en el seminario algunos datos poco presentes en el debate público.
Por ejemplo, que el divorcio es la vía más rápida para caer en la pobreza, que aumenta la delincuencia de los hijos y su incidencia en las drogas o que multiplica por seis la posibilidad de que un hijo sufra abusos sexuales por parte de sus padres o padrastros.
Silva señaló que, de acuerdo con las encuestas del CIS, menos del 50% de la población española valora positivamente la propagación de las parejas de hecho frente a los matrimonios.
Este porcentaje disminuye hasta el 17% cuando se trata de valorar los divorcios y llega al 13% a la hora de valorar la decisión de una pareja de no tener hijos.
Silva se preguntó por qué el Estado no hace nada cuando la mayoría de españoles apuestan por unos valores familiares concretos. Y afirmó: “Si la base de la sociedad es un contrato [el matrimonio] que tiene que durar tres meses, no es que sea ninguna base muy sólida”.
Asimismo, ha propuesto que el Estado fomente una mediación en casos de divorcio encaminada a evitar esta ruptura de consecuencias tan nefastas para los hijos y la sociedad.
La familia como centro de la economía
Por otro lado, Raúl Sánchez, director ejecutivo de la Asociación de Familias Numerosas de Catalunya (FANOC), expuso la problemática de entender el progreso económico como un fin en sí mismo.
“A la economía le interesará tener familias débiles, que dejen todas sus funciones, como la educación, a cargo del mercado”, indicó. Son las consecuencias de la sociedad de consumo llevada al extremo.
Sánchez afirmó que si no se revierte esta situación, se producirá un “crack del sistema”, ya que se estaría ignorando un factor clave para el crecimiento económico sostenible.
El director de la FANOC comparó el abandono de la familia con el deterioro del medio ambiente causado por la expansión de la industria: lo que a corto plazo puede producir beneficios económicos acaba siendo un desastre a largo plazo.
Y concluyó: ”Hace falta un modelo económico que sitúe a la familia en el centro”.
Artículo publicado originalmente por Forum Libertas