La labor de los Centros de Orientación Familiar (COF)
Cuando, en 1867, la Iglesia fundó Cáritas Internacional, lo hizo para paliar la indigencia material en la que viven millones de personas en todo el planeta. Hoy, se extiende por el mundo un nuevo tipo de pobreza: familias rotas, matrimonios destruidos, hijos sin objetivos en la vida, mujeres y niños víctimas de la lacra del aborto… Para hacer frente a esta epidemia afectiva, la Iglesia abre a todos, creyentes y no creyentes, las puertas de sus Centros de Orientación Familiar (COF), como el abrazo de la madre a los hijos que atraviesan una situación difícil
«Como el Estado no desarrolla políticas familiares, la Iglesia está junto a las familias. E igual que la respuesta a la pobreza material del siglo XIX generó el nacimiento de las Cáritas parroquiales, hoy, ante el desarraigo que experimentan las familias, la Iglesia responde con iniciativas concretas. Por ejemplo, los Centros de Orientación Familiar (COF), que en cada parroquia hacen accesible una solución a situaciones familiares difíciles, para personas de dentro y de fuera de la Iglesia: carencias materiales, problemas con los hijos o en el matrimonio, desorientación ante una crisis, violencia doméstica…»: así se expresaba monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares y Presidente de la Subcomisión episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, en estas mismas páginas, no hace mucho tiempo. De igual manera que la Iglesia siempre ha estado junto a los más desamparados, hoy ofrece su abrazo a los nuevos pobres: matrimonios en crisis, familias destruidas, padres desnortados, hijos sin rumbo, mujeres tentadas por el aborto, madres embarazadas con dificultades económicas…
Ante el clima de inestabilidad que rodea -y, muchas veces, afecta directamente- a los millones de familias que hay en España, la Iglesia ofrece la ayuda de los Centros de Orientación Familiar (COF). Sus orientadores y profesionales conocen bien los estragos que hace en la familia la mentalidad divorcista y su poderoso efecto-contagio -hoy, en España, se rompe un matrimonio cada 4 minutos-. Muchas veces, son ellos los encargados de recomponer los alambres afectivos de una familia en la que no fluye la comunicación, o en la que, simplemente, no hay tiempo de convivencia en común -hoy, cuando las jornadas laborales se estiran hasta la noche, e incluso hasta el domingo, el 27 por ciento de los niños españoles de entre 6 y 14 años aseguran sentirse solos en sus casas, al volver del colegio, y 70 mil de ellos cenan sin la compañía de sus padres-. En los COF conocen bien las dificultades ante un embarazo inesperado, cuando la ley del aborto pretende hacer de este drama un derecho, y cuando una mujer puede obtener la píldora del día después sin receta en cualquier farmacia…
La labor de los COF, dirigida tanto a creyentes como a no creyentes, se desarrolla, básicamente, en cuatro ámbitos: Terapia, Formación, Actividad provida y Espiritualidad conyugal. Son la apuesta de la Iglesia por la familia, por el amor y por la vida.
Fuimos al COF porque nos queremos
«Fuimos al COF porque nos queremos. Mi mujer y yo estábamos atravesando una temporada difícil; prácticamente, nos acabábamos de casar, y pienso que esos momentos duros se debían a los ajustes que todo matrimonio necesita al principio de su vida en común. En definitiva, lo que nos pasaba es que yo no sabía discutir: gritaba mucho y me daban prontos que ahora pienso que nadie, y mucho menos mi mujer, tiene la obligación de soportar; por otra parte, la relación tan frecuente con la familia de mi mujer tampoco nos estaba haciendo mucho bien… En el COF nos dieron unas orientaciones a ambos para mejorar en ambos aspectos, y eso nos ha ayudado mucho hasta el día de hoy»: éste es uno de tantos matrimonios que llegan a los COF solicitando una ayuda para su relación. Llegan con problemas de todo tipo, y en ellos se les dan herramientas para mejorar su comunicación y afianzar su relación.
En el COF diocesano Dos Hermanas, de Sevilla, se presentan matrimonios con dificultades en su relación, algo que muchas veces tiene repercusiones en el resto de su familia: «Llegan con problemas de comunicación, de falta de diálogo con los hijos, en bastantes casos con los abuelos y con la familia extensa del matrimonio…; y últimamente nos están llegando bastantes casos de matrimonios a los que la crisis económica está afectando a su vida familiar…», señala don Mario González, quien dirige el COF junto a su mujer, doña Monserrat Clares. Para ellos, el problema principal hoy en día para muchos matrimonios es que «aguantamos cada vez menos, y enseguida nos queremos separar; el ambiente repercute en la vida familiar, y las bases no son roca sólida: cada vez somos más egoístas, primamos el éxito profesional sobre la familia, somos muy individualistas…, y, cuanto más jóvenes, eso se ve más. Además, las parejas en las que no ha habido un noviazgo sólido, bien edificado, son las que primero se rompen».
Junto a Mario y Monserrat trabaja un equipo de tres matrimonios, cada uno en una etapa de la vida matrimonial, y varios profesionales especializados. Cuando llega un matrimonio con problemas, uno de estos matrimonios hace con ellos una entrevista de acogida: «Lo fundamental es la escucha -afirma Mario-, porque la gente tiene mucha necesidad de contar sus problemas, se sienten muy solos, en ocasiones desesperados; a veces vienen con conflictos que han llegado muy lejos. En un primer momento, nosotros les escuchamos, y les proponemos también nuestro testimonio de vida: que nosotros hemos pasado también por las mismas dificultades, y que se puede salir adelante. Desdramatizamos las situaciones porque hemos pasado también por ellas. Aportar nuestra experiencia ayuda mucho a tantas personas que llegan aquí bloqueadas por su problema. Les hacemos ver que se puede salir, y les transmitimos que hay esperanza para recuperar su relación».
«La mayoría de la gente, en realidad, lo que quiere es recuperar su relación -continúa el director del COF Dos Hermanas-; quieren recuperar a su pareja y a sus hijos; en definitiva, quieren recuperar a su familia. Después de esa primera entrevista, si es necesario, los ponemos en manos de orientadores especializados que les dan las herramientas necesarias para ello, principalmente una psicóloga y terapeuta familiar».
Para los directores de este centro, «los COF son un servicio de la Iglesia: igual que la gente acude a la Iglesia para recibir los sacramentos o pedir la ayuda de Cáritas, también puede llamar a la puerta de los COF en situaciones de conflicto familiar. Los COF forman parte de la misión de la Iglesia, que abre sus brazos para acoger a aquellos hijos suyos que están pasando un mal momento». Ésta es la necesidad que están percibiendo los obispos en España, y por eso se está extendiendo por todas las diócesis la creación de estos centros, como éste de Dos Hermanas, que nació a instancias de monseñor Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla. Otro dato más a favor de los COF es que atienden tanto a católicos como a no católicos, y que en la mayoría de los casos ofrecen un servicio totalmente gratuito: en el COF Dos Hermanas, son las propias Hermandades y cofradías las que sufragan los gastos del centro.
Crisis… y herramientas para afrontarlas
Como un coche necesita pasar la ITV de vez en cuando para ponerse a punto y arreglar algún problema técnico, algo semejante sucede con el matrimonio. Doña Beatriz Domínguez, directora del COF noroeste Reina de las familias, de Las Rozas (Madrid), afirma que «también el matrimonio tiene, a lo largo de los años, un desgaste, y por eso, de vez en cuando, necesita una revisión y arreglar lo que haga falta»; así lo hacen en el Centro que dirige, organizando ITV matrimoniales para parejas según las distintas etapas de la vida en común, cada una con sus dificultades y sus oportunidades de crecimiento. «Ofrecemos un servicio en forma de talleres para ayudar a los cónyuges a entender su matrimonio, y les damos herramientas para hacerlo, insistiendo en la comunicación como una de las grandes claves para una vida matrimonial plena y para evitar que el matrimonio se convierta en la convivencia de dos vidas paralelas, sin comunión», explica.
Junto a la comunicación, doña Beatriz identifica otros problemas que suelen ser comunes, aun con matices, en las distintas fases de la vida matrimonial: la sexualidad, la relación con las familias de origen, el reparto de la tareas del hogar, la relación con el trabajo y las decisiones económicas, la educación consensuada de los hijos, el ocio y las amistades… A todo ello intentan dar respuestas a través de las ITV del COF que dirige, «porque el matrimonio es algo vivo, que hay que cuidar y renovar. El matrimonio es don y tarea a la vez; el amor hay que aprenderlo y renovarlo con el paso del tiempo». Y todo, desde una perspectiva realista: «Las crisis en un matrimonio son inevitables, siempre van a existir. Las crisis son un cambio ante algo nuevo, que precisa una adaptación sana a ese cambio; eso resultará más o menos fácil y siempre requerirá un esfuerzo», señala doña Beatriz Domínguez.
Un amor de verdad
La labor formativa de los COF abarca también la formación de novios y de matrimonios en los llamados métodos de regulación natural de la fertilidad. Doña María Luisa Gavás, enfermera y miembro del Centro de Orientación Familiar COSPLAN, de Pamplona, afirma que este aprendizaje «aporta grandes beneficios a la vida conyugal: fomenta el afecto de los esposos, defiende el amor conyugal de los peligros del egoísmo y de la agresividad, aumenta el respeto del hombre hacia la mujer a la vez que acrecienta el amor de la esposa hacia el marido, promueve el diálogo y la responsabilidad común, consolida la madurez de la personalidad y es fuente de serenidad y paz, capacitando un influjo más profundo y eficaz para educar a los hijos…» Y esta formación en las bases de una sexualidad humana plena y feliz se extiende también en las charlas sobre Educación en la afectividad que COSPLAN ofrece a jóvenes de Educación Secundaria y Bachillerato. «Tratamos de ayudar a los jóvenes a descubrir el valor humano y humanizador de la sexualidad, como invitación al acercamiento personal, al encuentro y al amor entre dos personas desde un amor pleno de donación y acogida, estable y definitivo», explica doña María Luisa. Al mismo tiempo, les hacen ver «las consecuencias positivas de la vivencia de una sexualidad madura -alegría, amor auténtico, familia…- y las repercusiones negativas de una sexualidad inmadura -soledad, insatisfacción, embarazo imprevisto…-» Son cosas a las que los jóvenes de hoy no están acostumbrados a escuchar; por eso, «cuando los chicos reciben estos cursos, descubren un modo diferente de enfocar este tema. Lo que más destacan es que la sexualidad debe ir unida al amor, que hombres y mujeres somos diferentes, que la vida empieza en el momento de la concepción…», concluye María Luisa Gavás.
La Misericordia que sana las heridas
A la hora de hablar de la apuesta por la vida que se hace desde los Centros de Orientación Familiar, es necesario hablar de Proyecto Raquel, una iniciativa implantada en cada vez más COF de las diócesis españolas para ayudar a chicas, mujeres y matrimonios que sufren las consecuencias de un aborto provocado. La coordinadora de Proyecto Raquel en España, doña María José Mansilla, explica que las mujeres contactan con ellos, muchas veces, orientadas por un sacerdote con el que se han ido a confesar de un aborto; también «funciona mucho el boca a oreja, porque cada mujer que viene nos trae a otras amigas más; y también vienen matrimonios que acuden al COF con un problema, y se dan cuenta de que detrás hay un aborto provocado; en otras ocasiones, las deriva un médico de cabecera católico, porque si no lo es, lo que hacen es intentar resolver el problema con unos ansiolíticos, y a correr. En muchas ocasiones, las envían los psicólogos de colegios religiosos; o, si estudian en un colegio público, las suele dirigir, en la mayoría de las ocasiones, el profesor de Religión, porque el resto de docentes no se moja». Ante lo sorprendente de estos datos, doña María José confirma que la mujer más joven que han atendido es una niña de 14 años; y la mayor, una mujer de 74 años.
La señora Mansilla explica que Proyecto Raquel es «una iniciativa provida que nace de la propia Iglesia diocesana, y que cuenta en cada COF en el que está implantado con una consejera, un psicólogo o psiquiatra, y un sacerdote, todos ellos capacitados específicamente para este Proyecto; porque esta iniciativa no es una terapia psicológica, sino que es un acompañamiento espiritual -en el que se usan métodos psicológicos-, y este proceso tiene unas fases, y tiene un principio y un final. Esto las anima mucho, porque muchas de ellas, a lo máximo a lo que han llegado es a desahogarse con un psicólogo, pero aquí dan el paso del perdón y de la reconciliación, incluso con su propio bebé. El paso más importante de este Proyecto es la reconciliación: con Dios, con el hijo abortado, consigo misma… Al cabo de un tiempo, puedes pensar en lo que te ha pasado con paz y sin angustia. El objetivo es que estas chicas se encuentren con la misericordia del Padre; cuando lo hacen, toda su vida cambia, y hay un antes y un después muy claro; porque el aborto es algo que se puede sanar y curar, lo vemos cada día, las chicas salen con sus heridas sanadas por la misericordia». Una misericordia que está siempre presente en cualquier COF de España. El listado de COF y de instituciones provida en España se puede consultar en: www.conferenciaepiscopal.es/apoyoalavida
Artículo originalmente publicado por Alfa y Omega