El Papa Francisco denuncia el gran negocio de la muerte
El Papa Francisco volvió a denunciar en una reciente entrevista el crimen del tráfico internacional de armas, como “válvula de escape” del sistema capitalista. Siendo un tema "tabú" en el debate público, estaba también un tanto olvidado en la memoria de la Doctrina Social de la Iglesia.
Pero este Papa está recuperando la denuncia de este gran negocio de la muerte por el que los países más ricos, estables, democráticos y, digamos, apaciguados, se lucran a costa de las guerras tribales, los grupos terroristas, los niños soldados, y las persecuciones religiosas en los países más pobres, menos estables, menos democráticos, y por todo ello, condenados a ser inseguros y belicistas.
Todos sabemos que los tres grandes negocios capitalistas del mundo son el tráfico de la droga, el tráfico y la esclavitud sexual, y el tráfico de armas. Sobre estos negocios se sustenta gran parte del sistema, del mercado internacional, de la corrupción política y de la especulación financiera. De hecho el Papa no denuncia estos males sólo como fenómenos inmorales aislados, sino como irrenunciables mecanismos sostenedores del actual sistema económico.
No es un mal transnacional que se escapé de nuestra mundo cercano o cotidiano de operaciones económicas: el tráfico de armas es el mejor negocio del Estado Español y una de las actividades empresariales más exitosas de la inversión de los bancos Españoles.
Los datos hablan por sí solos: según el informe "Inversiones que son la bomba", de la Federación de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo SETEM, del 2007 al 2011, 30 empresas españolas de armamento recibieron apoyo financiero de mas de mil millones de euros por parte de los 15 principales bancos españoles, ya sea como accionistas de estas empresas, o con créditos millonarios, no pocas veces a través de intermediarías empresas de capital riesgo.
Un riesgo que por el mercado asegurado del terror y de la muerte no contemplan estos mismos bancos con respecto a las familias españolas (no digamos nada fuera de España) en paro, desahuciadas, y en pobreza extrema que, mientras no se dediquen al crimen, y menos aún al crimen organizado del tráfico de armas, no les dan a los bancos suficientes garantías de que algún día puedan pagar sus previsibles y de momento imposibles deudas. Ya lo dice el Papa Francisco: que el actual sistema económico es inhumano y se basa en su capacidad de "descartar" de la sociedad a los más pobres e indefensos.