El experto Pérez Cárdenas afirma que “los padres siguen desentendiéndose de esta tarea”Ante una “cultura que parece pansexulizada”, los progenitores deben implicarse porque “crece el analfabetismo afectivo-sexual”, subraya el psicopedagogo español Pedro Pérez Cárdenas. Conferenciante y escritor, preside la ong Comité Independiente Antisida e indica que, aún “habiendo buena intención”, muchos planes educativos en esta materia se reducen “a mera biología, a genitalidad”.
Ésta y otras cuestiones las aborda en La educación sexual de los hijos (editorial Digital Reasons), en donde acentúa que ya no valen las fórmulas antiguas que ponían el “énfasis en lo que estaba mal y se confiaba en el contexto familiar y social”, ya que ahora es necesario “ver programas o películas con los chicos para dialogar sobre los personajes o historias que se relatan” para que no les alcance “este sunami de basura”.
-Como indica en el título, este libro va dirigido a padres y educadores, ¿cree que es necesario ahondar en esta cuestión?
No es ahondar, la palabra adecuada, es aplicarse, dedicarse, pues en estos tiempos la desorientación y el “todovalismo” (el todo vale) hace mella y la infancia y la juventud lo padecen más tarde o más pronto. Si de pronto en las carreteras se borraran las señales y las escuelas de conducir dejaran de enseñar, los accidentes aumentarían tremendamente.
-¿Cree que los padres siguen “pasando” de hablar de sexo a los hijos?
Muchos padres siguen desentendiéndose de esta tarea, aunque a veces por distintas razones que las de hace 50 años. Entonces, era una tarea aparentemente menos necesaria pues se confiaba en el nivel de contención social y en los criterios de prudencia de cualquier maestro. A ello, se sumaba la vergüenza de hablar de ello o el sentimiento de incapacidad para hacerlo.
El problema de ahora es otro, abunda el sexo en cualquier medio de comunicación, con una cultura que parece pansexualizada. Padres o educadores han llegado a pensar, para justificarse, que así es mejor, que conozcan “todo” desde niños. Sencillamente, están demasiado tiempo fuera de casa, y creen que ser buenos padres es dar todo los regalos que se le antoje al hijo.
-Usted vive actualmente en Argentina, ¿nos interesaría saber cuál es el estado actual de la educación sexual en ese país y en otros de Sudamérica?
Muchas veces esa educación no existe y lo que crece es el analfabetismo afectivo-sexual. La persona no educada en estas parcelas llega a convertirse en puro animal de instintos.
Pero lo lamentable es que otras veces habiendo buena intención en los planes educativos, se reducen a mera biología, a genitalidad, usando unos procedimientos que están bañados de nuevos “valores”, como son la anticoncepción o la ideología de género. Revisando algunas publicaciones que se autodenominan educativas, llega uno a pensar que son simples manuales de instrucción sexual o, incluso, de corrupción sexual y nada de educación afectivo-sexual.
-Dependiendo de la edad, ¿considera que tanto padre y madre son responsables de que los chicos conozcan su sexualidad sin tapujos?
¿Tapujos, tabú? ¿Qué significan estas palabras? Creo que significan algo distinto de prudencia. La educación sexual debe ser prudente, dependiendo de la edad o, más aún, del desarrollo psicológico del hijo. Nunca hay que responder con mentiras o inexactitudes y siempre con palabras con las que nos hagamos entender.
-A su juicio, ¿qué tres aspectos son centrales para hablar de sexo a los hijos?
La confianza, el amor, el ejemplo son las virtudes necesarias para educar en cualquier parcela; con más razón para ésta. El dar ejemplo, significa desde el modo de hablar, hasta el modo de tratarse los papás entre sí, pues los hijos se fijan en todo y se adhieren sin darnos cuenta.
-A veces, entre cierto catolicismo, se aborda esta cuestión desde un prisma demasiado espiritual o bien coyunturalmente y luego se olvida acompañar discretamente a los hijos en otros tramos de la vida, ¿qué opina al respecto?
Puede ser verdad. Quizá antes solo se hacía énfasis en lo que estaba mal y se confiaba en el contexto familiar y social que ayudaba. El componente moral o espiritual, no debe olvidarse, a veces llega a ser imprescindible. Ciertamente, la educación en la sexualidad parece más necesaria en la adolescencia, pero es cierto que otros tramos de la vida necesitan de intervención o de acompañamiento.
-Padres bienintencionados optan por apagar o censurar ciertos programas de televisión, en vez de verlos y dialogarlos con los chicos, ¿no cree que esto, aunque sea más sacrificado, es vital para no perder esa cercanía y supone respetar también la libertad de los hijos?
A veces no queda más remedio que apagar la TV o censurarnos ciertos programas o películas. La contaminación pornográfica llega a veces a tal punto que no podemos exponernos ni exponerlos. Hay en TV hasta dibujos “animados” que son dibujos “maliciados”. Pero también es cierto que en una burbuja de cristal no podremos tenerlos siempre, por ello hay que prepararnos y educarlos para que no les alcance este sunami de basura. En este sentido, es buena estrategia ver programas o películas con ellos para dialogar sobre los personajes o historias que se relatan.
Un vídeo del doctor Pérez Cárdenas hablando sobre el SIDA: