Lo que entiende por nueva evangelización un joven padre de Schoenstatt de Paraguay
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La nueva evangelización supone el desafío emocionante de ser fiel “al Evangelio, a Jesús -en su simplicidad y su profundidad- y al mismo tiempo poder llegar a entender y transmitir cómo el hombre de hoy vive y piensa; sin traicionar al Evangelio y sin descuidar cómo el hombre de hoy vive”.
Es el testimonio del padre Alfredo Pereira, un sacerdote de los padres de Schoenstatt de Asunción (Paraguay) con cerca de 33 años, recogido en el programa Echad las redes de H.M. Televisión.
Para el padre Alfredo, la nueva evangelización empieza por él mismo, “por ser sacerdote”. No se trata tanto de lo que uno hace, explica, sino de darse cuenta “cada día de lo que soy, para Jesús, para Dios, para la gente que Dios me confía, y esa creo que es la misión principal”.
Este joven estudiaba Economía en Asunción y ni siquiera frecuentaba mucho la iglesia, pero con la Confirmación y al conocer el Movimiento de Schoenstatt, surgió la pregunta: ¿Por qué no yo?.
Esa pregunta “no me gustaba al comienzo, pero a los dos años de discernimiento al final tomé la decisión, con 22 años, de entrar a los Padres” de Schoenstatt, una comunidad joven a apenas 50 años formada actualmente por unos 300 sacerdotes repartidos por diversos países.
El padre Alfredo afronta con ilusión “el desafío de poder entregarme a Jesús y con Él servir a su Iglesia”, y comparte en este vídeo su experiencia de acompañar a jóvenes y niños.
“Cuando uno llega al corazón de los jóvenes, se abren, creen, se entregan, pero hay que descubrir el truco, hay que ser paciente, ver el cómo, sobre todo no desanimarse, no dejar de creer en ellos”, afirma.
“El primer fruto, que tiene mucho que ver con el carisma de nuestro fundador, es cuando puedo ayudar a las personas a desarrollar su libertad, a que crean en ellos mismos y tomen decisiones, que se arriesguen –explica-; no importa si uno se equivoca, pero darles esa confianza y seguridad… y cuando veo que ellos toman decisiones, crecen en autonomía, siento mucha felicidad y paz interior”.
Respecto a su trabajo pastoral con niños, expresa su alegría con los niños que se han preparado para la Primera Comunión “y el desafío de poder transformar una catequesis doctrinal en una más experiencial”, así como el acercamiento de sus familias a la Iglesia cuando ven felices a sus hijos.
El sacerdote concluye destacando que en María y Jesús descubre el fundamento “no de lo que hago sino de lo que soy”.