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El joven párroco que no abandonó a sus fieles para salvarse

Father Jan Pronobis – es

© Public Domain

Gerardo Rodríguez - publicado el 25/06/14

La historia de Juan Pronobis, asesinado por los alemanes en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial

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El padre Juan Pronobis fue uno de los entre 1300 prisioneros confinados en los sótanos del Fuerte VII que fueron catalogados como "enemigos especialmente peligrosos para el Reich": funcionarios, maestros, abogados, terratenientes y sacerdotes. En este último grupo había 39, incluyendo 33 de la diócesis de Chelmno. También el formó parte de los 130 prisioneros que fueron fusilados el sábado 28 de octubre de 1939 en el bosque de Barbarka.

El padre Juan, al igual que otros, corrió descalzo desde el camión hacia la fosa de la muerte, entonando la canción "¿Quién viene en mi auxilio?”. Diez días más tarde fue asesinado en una ejecución en masa en el bosque de Piaśnica su tío, el padre Wojciech. Durante este tiempo fue detenido el padre Alexander Pronobis que sobrevivió a la guerra detrás de las alambradas de los campos de concentración.

Los alemanes ocuparon Pomerania ya en la primera semana de la guerra. Sin embargo el párroco de Grębocin contó con la ayuda de los bomberos para enterrar las campanas de la iglesia. A pesar del peligro y del terror creciente no dejó de pronunciar sermones patrióticos, aunque era consciente de que los alemanes locales seguían todos sus movimientos y palabras, y estaban ávidos de revancha por lo que el párroco había hecho para recuperar la identidad polaca.

Aunque el ambiente se tornaba cada vez más opresivo, resolvió no abandonar a sus feligreses, todavía siguió celebrando misas. Después de una de ellas, el martes 17 de octubre de 1939 fue detenido en la iglesia y llevado a la estación de bomberos donde los alemanes del lugar lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Al día siguiente el sacerdote maltratado fue entregado a los guardias del Fuerte VII de Torun. Primero lo pasearon por las calles del pueblo pero estaba muy debilitado por las torturas recientes, agotado, cayó. Entonces lo subieron a una carreta…

De acuerdo con las relatos familiares al sacerdote lo seguían su madre con su hija Marta. En algún momento, el padre Juan se volvió hacia su hermana, rogándole: por favor, cuida a mamá… Cómo Cristo, también Juan en su via crucis se encontró con su madre…

Ahora conozcamos la extraordinaria vida de este celoso párroco que fue fiel hasta el final y no abandonó a sus fieles.

Juan Pronobis nació el 13 de diciembre de 1899 en Lubiewo. Esto fue en el seno de una familia bien renombrada de Pomerania, que en la segunda mitad del siglo XIX dio además otros dos sacerdotes: Wojciech (1878-1939) y Alexander (1890-1950). El primero, tío de Juan, era el párroco de Swarzewo, encargado de la custodia del santuario de Nuestra Señora de Polonia, Reina del Mar. El segundo fue párroco de Mokre cerca de Grudziądz.

Conforme a la tradición familiar, estudió en la escuela secundaria masculina de Chelmno. Los últimos años de la escuela secundaria coincidieron con la primera guerra mundial. El año de la preparación para los exámenes en Chelmno constituyó un tiempo de esperanza para el retorno a la renacida Polonia, así como la incertidumbre y la dualidad de poderes: la administración alemana y el Consejo polaco-alemán de Trabajadores y los soldados. El seminario de Pelplin, en el que ingresó en 1919, no estaba ajeno a las turbulencias de la época.

En la pequeña capital de la diócesis también se celebraron varios mitines patrióticos, se dieron conferencias de historia y literatura polacas, se suscitaron polémicas en las páginas de Pielgrzym (Peregrino) y "Westpreussisches Volksblatt". "Sin duda que todo esto también tenía que hacer ruido dentro de los viejos muros de la catedral y del seminario" – escribió el sacerdote e historiador padre Francisco Manthey.

En 1919 el seminario cambió radicalmente su rostro, cuando en los corredores resonaron las botas claveteadas de los soldados y en todas partes se olía a tabaco. Sin embargo la mayoría de los seminaristas habían cambiado sus sotanas por uniformes de campaña. En el frente, las diferentes costumbres habían creado altercados entre polacos y alemanes. Fue providencial que el vicerrector y director espiritual (y desde 1920 rector) de ese tiempo, fuera el padre Constantino Dominik, más tarde obispo sufragáneo, quien demostró una capacidad extraordinaria de conciliar los enfrentamientos y mitigar las costumbres del cuartel.

Por tal escuela político-militar- espiritual, llena de tensiones y contrastes, marcada por el frío y el hambre, con tres idiomas (polaco, alemán y latín) pasó el padre Juan Pronobis. El 17 de junio de 1923 se presentó al obispo de Chelmno Agustín Rosentreter listo para ser ordenado sacerdote. Junto con él se ordenaron 47 sacerdotes de este primer curso de posguerra. El padre Dominik, director espiritual de los futuros sacerdotes, poco antes de su ordenación dijo en la capilla del seminario: "Muchos de ustedes serán mártires."

La profecía de su querido rector, que los seminaristas ya lo consideraban un santo, iba a cumplirse. Al padre Juan Pronobis y a 19 de sus compañeros les esperaba la tortura y el martirio en las ejecuciones masivas y en los campos de concentración tras el alambre de espino…

Dos días después de la ordenación el padre Juan celebró su primera Santa Misa en Swarzewo, donde se encontraba su familia. Su primer lugar como vicario fue la Iglesia de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María en Torun. Un año más tarde fue profesor en el Collegium Marianum de Pelplin. Después de 2 años vivió en Wejherowo.

El 30 de diciembre de 1926 monseñor Okoniewski lo nombró prefecto del internado y prefecto de la escuela secundaria al mismo tiempo del Collegium Leoninum. De este modo enseñó religión y latín en el colegio secundario clásico y dirigió un pequeño seminario. Los alumnos se preparaban allí para los estudios teológicos en Pelplin llevando una formación espiritual adecuada. El "Leoninum" dio a Polonia y a Pomerania excelentes sacerdotes: académicos, escritores, párrocos, así como también laicos que se destacaron en el campo social.

El obispo Okoniewski deliberadamente encomendó la dirección de esta importante institución al joven sacerdote que procedía de una familia patriótica y aportaba la experiencia educativa de 2 años adquirida en el prestigioso Collegium Marianum en lugar del padre Hugo Panski favorable a Alemania y reacio a Polonia. El padre Pronobis, quien dirigió el "Leoninum" hasta el 1 de septiembre de 1929, a diferencia de su predecesor, era un hombre afable y de un gran talento organizativo. Un sacerdote de corazón puro ("BienaventInsert fileurados los limpios de corazón” [Mateo 5, 8], la frase en su tarjeta de la primera misa). Fue también un hombre con un corazón manso, con la mansedumbre de una paloma que no se sentía bien con el rigor educativo, en el que se basaba el sistema pedagógico "Marianum" y "Leoninum".

Por un decreto episcopal del 1 de enero de 1930 en virtud del extenso territorio de la parroquia de San Nicolás de Papowo Torun se decidió la separación del distrito de Grębocin, donde se nombró párroco titular al padre Juan. Esto sucedió gracias a la iniciativa de José y Gertrude Chrzanowski, los propietarios de una granja y de una fábrica de ladrillos en Grębocin, quienes propusieron el lugar del templo corriendo con sus propios gastos, para que con la ayuda de la Iglesia vuelva a levantarse la moral y se salve a los aldeanos de la germanización.

"El Grębocin polaco de los años de entreguerras era la imagen de la miseria y la desesperación" afirma un experto en el tema. Entre los mil residentes del pueblo (datos de un censo de 1928), la mayoría eran desempleados. Sólo unos pocos propietarios de grandes fincas fueron capaces de mantenerse; algunos contratados por terratenientes alemanes, y el resto – de acuerdo a cálculos bien fundados, alrededor del 70% – "se quedó sin pan y sin trabajo". El resultado de esta penosa situación se traducía, entre otras cosas, en embriaguez, depravación y robo. Además, la dependencia de los empleadores alemanes evangélicos y el estímulo del pastor local, hizo que los polacos comenzaron a visitar la iglesia protestante.

En esta situación, el obispo Okoniewski, quien conocía a José Chrzanowski como mecenas de las Obras Misioneras Diocesanas, gustosamente aceptó su propuesta. Confió este proyecto pastoral al joven sacerdote, prefecto de Wejherowo, lo cual requería determinación y una capacidad de organización poco común. El sacerdote se instaló en la escuela, donde convirtió una habitación en lugar de permanencia, y otra, más grande, en capilla.

Desde ese lugar comenzó a trabajar en la construcción de la iglesia. Gracias al incentivo del padre Juan hubo una gran movilización de los feligreses y una eficiente gestión en la construcción. Ya en la Misa de Gallo de 1932 convocó a los feligreses para comprar tres campanas para el templo. El 30 de octubre de 1935 la iglesia parroquial Santa Teresa del Niño Jesús fue consagrada por el obispo Okoniewski.

Al mismo tiempo comenzó la construcción de un hogar católico, que pronto se convirtió en centro de la vida religiosa y cultural. La señora Chrzanowska condujo los espectáculos, principalmente obras de teatro, con la participación de los aldeanos y dirigió las actuaciones del coro de reciente creación. Además había proyecciones de películas y lecturas. Organizaron actividades para niños y adultos, por supuesto, sin alcohol. Gozando del mecenazgo de los Chrzanowski, el párroco de Grębocin pudo realizar el plan de trabajo.

En ese plan también estaba la creación de orfanatos para niños, lo que llevó a cabo especialmente trayendo tres monjas. También por iniciativa de este celoso pastor surgieron las asociaciones católicas, que concentró una parte significativa de su comunidad. La tragedia de la guerra impidió que Grębocin, presidida por el padre Pronobis, fuera la perla del catolicismo y de la cultura polaca. En el plano social tomó una posición activa, entre otras cosas, siendo presidente honorario del Cuerpo de Bomberos Voluntarios. La estación de bomberos pronto iba a convertirse en la primera etapa del Gólgota que le esperaba a este joven sacerdote…

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