Cercanía con los presos, acompañamiento a las víctimas y dureza con los mafiosos
“Los mafiosos no están en comunión con Dios, están excomulgados”, así de rotundo se manifestó el Papa Francisco durante su homilía en la Eucaristía final de su viaje a la región de Calabria donde recordó el asesinato de Coco, el niño de tres años asesinado por la “Ndrangheta” el pasado mes de enero, junto con su abuelo materno.
“La Iglesia debe decir No a esa adoración del mal que es la mafia”, explicó el Papa en su homilía en Sibari: “Cuando no se adora a Dios, se adora al mal, como aquellos que viven de la mala vida y de la violencia”, continuó en su intervención en la que calificó a la Ndrangeta como “la adoración del mal y el desprecio del bien común”.
“Este mal debe ser combatido, hay que decir no”, repitió una vez más: “La Iglesia debe empeñarse para que el bien prevalezca. Nos lo piden nuestros jóvenes”. A ellos, a los jóvenes se dirigió el Santo Padre, con un llamamiento especial: “Jóvenes, lo he dicho y lo repito de nuevo, no os dejéis robar la esperanza”.
El Papa con los presos de Castrovillari
El Papa Francisco improvisó en su homilía, en lo que puede ser una respuesta a lo vivido esta mañana en la cárcel de Castrovillari, primer lugar de su visita y donde visitó a los presos y a los familiares de Coco Campolongo: «Nunca más víctimas de la ‘Ndrangheta. No debe suceder jamás en la sociedad una cosa de ese tipo». En su encuentro el Papa Francisco les confesó: «he rezado y rezo mucho por Cocó y por todos los niños víctimas de este sufrimiento
En la cárcel, el Papa saludó personalmente a todas las mujeres y buena parte de los 220 presidiarios. A todos ellos, el Papa Francisco quiso dirigirse como “amigos”, incluso para el presunto asesino del sacerdote de Síbari, Lazzaro Longobardi. El sacerdote fue asesinado a golpes de barra de hierro por negarse a una extorsión.
A todos ellos y a las autoridades, el Papa les mostró la importancia de la reinserción: “pues si la cárcel descuida esa finalidad, la ejecución de la pena se degrada a un mero instrumento de castigo y revancha social, dañino para el individuo y para la sociedad”.
Improvisado encuentro con los sacerdotes
Tras la intensa visita a la cárcel, el Papa también quiso reunirse con enfermos, ancianos y jóvenes en programas de desintoxicación. Finalmente y antes de almorzar con los pobre en el comedor de Caritas, el Santo Padre quiso animar a los sacerdotes en un encuentro improvisado, que terminó siendo una serie de preguntas y respuestas con los asistentes.
En el discurso que tenía preparado y que fue entregado a los presentes les animó a “seguir trabajando con la familia y por la familia. Es un trabajo que el Señor nos pide hacer de un modo particular en este tiempo, que es un tiempo difícil tanto para la familia como institución, como para las familias a causa de la crisis", afirmó.
Por todo ello, les insistía en el discurso, hecho público por la Santa Sede, en estar unidos y huir “de la cultura subjetiva actual que ensalza el ‘yo’ hasta idolatrarlo".