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Desafío a la mafia, sacudida a las conciencias

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Jesus Colina - Alfa y Omega - publicado el 19/06/14
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El Papa viaja a Calabria, donde la Ndrangheta quemó a un niño de tres años
El corazón le dio un vuelco al Papa Francisco cuando, el 20 de enero pasado, recibió la noticia del asesinato del niño de tres años Nicola Campolongo, en un ajuste de cuentas de la mafia
 
El cuerpecito carbonizado del pequeño al que todos llamaban Coco fue hallado dentro de un coche junto al de su abuelo y al de la joven compañera de éste, en un campo en las afueras de Cassano allo Ionio, pequeña localidad de la región de Calabria, en el sur de Italia, donde quien manda verdaderamente es la mafia local, la Ndrangheta.

«Este ensañamiento contra un niño tan pequeño parece no tener precedentes en la historia de la criminalidad», exclamó el Papa en el encuentro público que mantuvo el domingo siguiente con motivo del rezo del Ángelus.

En ese momento, nació en su corazón la decisión de viajar a esa zona situada entre el tacón y la punta de la bota italiana, para lanzar un desafío frontal a la Ndrangheta y, con ella, a las organizaciones criminales en general. En aquella ocasión, el Papa exhortó: «Recemos con Coco, quien seguramente está con Jesús en el cielo, por las personas que han cometido este crimen, para que se arrepientan y se conviertan al Señor».
 
El caso de la muerte de Coco habla por sí mismo. El abuelo del pequeño, Giuseppe Iannicelli, con antecedentes penales, cuidaba del pequeño, pues la mamá, Antonia, el papá Nicola, y la abuela Maria Rosaria Lucera, se encontraban en la cárcel desde el año 2011 por tráfico de drogas.
 
La organización criminal más poderosa

Este próximo sábado, 21 de junio, el Papa emprenderá finalmente este viaje. Si bien la localidad de Cassano allo Ionio no cuenta con más de 18 mil habitantes, se espera a más de cien mil participantes en el encuentro con el Santo Padre Francisco. Miles de personas de la región han comprendido que la visita del Pontífice constituye un auténtico movimiento de regeneración moral para esta zona controlada por la mafia.
 
La Ndrangheta, organización criminal nacida en Calabria, pese a no ser tan internacionalmente conocida como la Cosa Nostra siciliana, la Camorra de Nápoles, o la Sacra Corona Unita de Apulia, se ha convertido en el elemento criminal más poderoso de Italia desde los años 1990.

Varias agencias italianas contra el crimen organizado estiman que la Ndrangheta tiene ingresos anuales de entre 35 y 40 mil millones de euros, alrededor del 3,5% del Producto Interior Bruto (PIB) de Italia. Sus actividades económicas incluyen el tráfico internacional de cocaína y de armas. Los investigadores italianos consideran que la Ndrangheta controla buena parte del tráfico de cocaína en Europa. La Ndrangheta blanquea el dinero generado por la droga en actividades económicas ordinarias, desde la construcción hasta los restaurantes, inoculando el cáncer de la corrupción en el tejido social italiano.
 
La principal diferencia entre la Ndrangheta y la Mafia reside en los métodos de reclutamiento. La Ndrangheta recluta a sus miembros siguiendo el criterio de la relación de sangre, de lo que resulta una extraordinaria cohesión dentro del clan familiar, la cual contribuye a la dificultad para investigar esta organización.
 
Los hijos de los miembros de la Ndrangheta siguen los pasos de sus padres, pasando por un proceso de aprendizaje durante su juventud que los lleva a convertirse en jóvenes de honor antes de pasar a entrar en la organización como hombres de honor. Esto explica también el que haya muy pocos arrepentidos en la mafia calabresa.
 
Este contexto social explica también el asesinato de Coco. Giuseppe, de 52 años, que había pasado ocho años en la cárcel por droga, tenía una cita con algún exponente mafioso al que le debía dinero. Como no tenía ese dinero, sabía que se estaba jugando la vida. Por ese motivo, pensó en acudir a la cita acompañado de su novia, la marroquí de 27 años Ibtissan Touss, y de su nietecito.

 
En el código de honor de la Ndrangheta, los niños y las mujeres son intocables. Ahora bien. Giuseppe no contaba con el hecho de que, al mancharse las manos con la droga, la mafia ha perdido muchos de sus particulares principios. Por eso, no sólo no le perdonaron a él la vida a causa de la compañía, sino que se ensañaron incluso con el nietecito, carbonizándolo. Un ajuste de cuentas ejemplarizante. Los carabineros han informado que, sobre el cuerpo de Giuseppe, los asesinos dejaron una moneda de 50 céntimos, para que a la población local no le quedara ninguna duda sobre los motivos del asesinato: una deuda no pagada.
 
Un examen de conciencia
 
El Papa Francisco considera que la mafia, antes que una organización criminal, es el resultado de una cultura social, surgida en las diferentes regiones del sur de Italia en siglos anteriores, en tiempos de ocupación por parte de diferentes pueblos: primero, los árabes; después, españoles y franceses; por último, italianos del norte.
 
El Papa no es la policía. El Papa no puede luchar contra la criminalidad armada. Pero lo que el Papa sí que puede hacer es provocar un choque en las conciencias para que el caso de Coco genere un movimiento de reacción ética y social, que sirva para desafiar al origen mismo de la mafia.
 
En Cassano allo Ionio fue asesinado, el 2 de marzo, el párroco don Lazzaro Longobardi, víctima de un rumano a quien el sacerdote había ayudado y al que descubrió robando las ofertas entregadas a la parroquia. Conmocionado por estas dos muertes, acogerá al Papa el obispo local, monseñor Nunzio Galantino, a quien Francisco ha nombrado, además, significativamente, Secretario General de la Conferencia Episcopal Italiana.

El prelado explica que la visita del Pontífice no será una marcha triunfal, sino más bien un examen de conciencia. Para prepararla, aclara, «hemos decidido examinarnos, interrogarnos sobre la situación, más allá de nuestra impotencia y de las dificultades. Hemos querido interrogarnos seriamente sobre esas franjas de personas o realidades a quienes tenemos que aprender humildemente a pedir perdón».
 
«Son muchas las categorías a las que, como diócesis, queremos pedir perdón: a los pobres, a quienes en tantas ocasiones no hemos sabido escuchar su grito y los hemos dejado fuera de nuestros grupos y comunidades, abandonándolos por el camino. A los niños, pues, a pesar de nuestro compromiso orientado a ser vida buena del Evangelio, en ocasiones no hemos atendido por pereza en el compromiso de la educación. A los jóvenes, pues muchas veces hemos acabado dejándolos solos en sus esperanzas, sin ayudarles a hacerlas realidad, conquistados por nuestra desesperación y por un sentimiento de fatalismo».
 
El obispo explica que el Papa comenzará la peregrinación visitando la cárcel, «pues es el lugar de una Humanidad que sufre, a la que hay que encontrar en su sufrimiento, pero también porque quiere alentar a los detenidos a arrepentirse por lo que han hecho: hay que prestar mucha atención también a las víctimas de las personas que están en la cárcel». Y «a los encarcelados, que son personas que sufren, el Papa les pedirá que cambien de camino, y al Estado que ponga a las condiciones que requiere la dignidad de la vida de estas personas».
 
El Pontífice también visitará un hospicio de ancianos, la mayoría enfermos terminales. «El gesto del Papa -afirma el prelado- quiere ser un signo de cercanía a las situaciones límite del sufrimiento, y creo que una invitación al Estado y al Gobierno para que presten más atención a estas realidades, poniendo a disposición más recursos, y creando las condiciones para que se les reconozca a los enfermos terminales su plena dignidad, y no se les abandone a su suerte en la última fase de su vida», concluye monseñor Galantino.
 
Artículo originalmente publicado por Alfa y Omega

 
 
 

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