El estilo ejemplar del laico: leal a las instituciones, abierto al diálogo, firme y valiente en la defensa de la justicia y la dignidad de la persona humana
Un juez debe esforzarse "por ser siempre un ejemplo de íntegra moralidad para toda la sociedad", afirmó el Papa Francisco este martes por la mañana al recibir en audiencia al Consejo de Superior de la Magistratura italiana, a cuyos miembros recordó que la sociedad de dicho país “espera mucho del poder judicial”.
Para Francisco, el magistrado "debe poseer calidad intelectual, psicológica y moral que dé una garantía de fiabilidad para una función de tanto relievo", pero "de todas las cualidades, aquella dominante, y diría específica del juez, es la prudencia".
El Papa destacó a los magistrados la existencia de "modelos de gran valor en los que inspirarse”, y mencionó las figuras de Vittorio Bachelet -quien dirigió el Consejo Superior de la Magistratura en tiempos de gran dificultad y fue víctima de la violencia de los llamados "años de plomo"- y Rosario Livatino, asesinado por la mafia, que está actualmente en causa de beatificación.
Como informó Radio Vaticano, el Papa recordó que estos modelos ofrecieron un testigo ejemplar del estilo de los fieles laicos cristianos: leal a las instituciones, abierto al diálogo, firme y valiente en la defensa de la justicia y la dignidad de la persona humana.
El Papa habló de la ética que la oficina del magistrado encarna, respaldado en cada país por unas normas jurídicas destinadas a tutelar la libertad y la independencia del magistrado, "para que cumpla con las garantías necesarias con su trabajo delicado e importante".
Francisco destacó la importancia de que los jueces puedan "responder adecuadamente al encargo que la sociedad les fía, para mantener una imparcialidad siempre indiscutible; para discernir con prudencia y objetividad basándose sólo en la justa norma jurídica, y sobre todo para responder a la voz de una conciencia inquebrantable, conciencia que se basa en valores fundamentales".
"La independencia de los magistrados y la objetividad del juicio de estas expresiones requieren una atenta y puntual aplicación de las leyes vigentes -recordó-. La certeza de derecho y el equilibrio de los diversos poderes de una sociedad democrática, encuentran su síntesis en el principio de legalidad, bajo el cual trabajan los magistrados".
Respecto a la cualidad de la prudencia, específica del juez, el Papa explicó que "no es una virtud para estar parado: “Yo soy prudente: estoy parado”, ¡no! Es una virtud del gobierno, una virtud para llevar adelante las cosas, la virtud que inclina a ponderar con serenidad las razones de hecho y de derecho que deben ser la base del juicio".
En este sentido, señaló que "habrá más prudencia si se posee un alto equilibrio interior, capaz de dominar las presiones provenientes del propio carácter, desde sus propios puntos de vista personales, por sus propias convicciones ideológicas".
El Papa se refirió al contexto italiano, "caracterizado, entre otras cosas, por un agotamiento del patrimonio de los valores y de la evolución del orden democrático", y auspició "que sea su compromiso el que no defraude las expectativas legítimas de las personas".
"Esfuércense por ser siempre más un ejemplo de íntegra moralidad para toda la sociedad", les dijo a los magistrados, y añadió: "el Señor, justo Juez y Padre de misericordia, ilumine sus vidas y sus acciones. Su bendición acompañe y sostenga a cada uno de ustedes y su trabajo colegial, así como a sus compañeros magistrados y sus familias".
Artículo originalmente publicado por Radio Vaticano