Conclusiones de los educadores de los colegios religiosos reunidos en Cochabamba el 13 de junio
“La educación en valores de los estudiantes es la prioridad de la Iglesia católica”, han dicho al unísono los educadores de los colegios religiosos reunidos en Cochabamba en un encuentro nacional el 13 de junio.
“La iniciativa de hablar sobre este asunto surge de los estudiantes, padres y miembros de la sociedad civil”, informa, en una nota enviada a la agencia Fides, el secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal para la Educación, Limbert Ayarde.
“Actualmente, se vive un relativismo moral, en la idolatría del dinero y el egoísmo”, ha dicho otra participante en el encuentro, la presidente de la asociación boliviana de educación católica, Raquel Reynolds.
Según ella, uno de los principales desafíos que tienen los formadores es el de frenar la violencia. “Las agresiones se presentan en las aulas y después se reproducen en la sociedad”, ha añadido, citando el elevado índice de feminicidios que se presentan en Cochabamba.
Entre las conclusiones del encuentro destaca: “La educación debe nacer en la familia, y los padres deben reflexionar acerca de sus prioridades, muchas veces anteponen lo económica y lo material en detrimento de las relaciones interpersonales y la comunicación en los hogares”.
En Bolivia, el acoso en las escuelas se ha convertido en un problema grave y serio, hasta el punto de hacer intervenir a diversas instituciones de la sociedad boliviana con comisiones o disposiciones para detener este fenómeno.
Según los datos recogidos por la agencia Fides, hace aproximadamente un año, muchas instituciones señalaban que 5 de cada 10 estudiantes en las escuelas sufrían intimidación o lo habían sufrido alguna vez.
El año pasado, la ONG Visión Mundial en Cochabamba, había informado de 1.000 casos denunciados, pero es bien sabido que el número real es muy superior a esta cifra.
Muchos “protagonistas” de este fenómeno actúan así como resultado de la violencia familiar experimentada dentro de las paredes de su casa. Además una parte de este fenómeno también se debe a la imitación de los maestros que todavía castigan físicamente a los alumnos.
Artículo originalmente publicado por Agencia Fides