El penitente que tiene claridad sobre sus acciones y reconoce con humildad su límite y su transgresión, alcanza la misericordia y el perdón de Dios.
David pide perdón a Dios y apela a su misericordia porque ha pecado contra él y contra el cielo cuando cometió adulterio con Betsabé y tras haber mandado asesinar a su esposo Urías.
Rezar con los salmos es una guía semanal que te ofrecemos para meditar sobre la Palabra de Dios. Hoy te presentamos el salmo 51.
Salmo penitencial
Es uno de los conocidos salmos penitenciales en un intento de que Dios borre las transgresiones del salmista y alcance el perdón. Pues este conoce bien sus faltas y está afligido por ello.
El penitente que tiene claridad sobre sus acciones y reconoce con humildad su límite, alcanza la misericordia y el perdón de Dios.
Pero no basta con arrepentirse, es necesario un acto de reparación, por eso el salmista quiere redimir su camino siendo testigo generoso de la grandeza de su Señor y devolver el mal con mucho bien.
Confianza y fe
Es posible ver en este salmo la vergüenza y arrepentimiento de quien tiene una fuerte confianza y fe en su Creador. No importa cuánto se haya errado, cuánto se haya desviado del camino de la verdad, mantener un espíritu y una mirada de fe y confianza en Dios es el primer paso para sanar, para ser perdonado y para reconducir los pasos.
Salmo 51
«Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti.
¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia!
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Sal 51, 12-17»
Texto bíblico: Libreria Editrice Vaticana