Los cristianos, a veces, hemos confiado más en Babel que en Pentecostés
¡Nicea 2025! La globalización sin Dios nos puede llevar a la Torre Babel, a una aldea global donde aún hablando una misma lengua nadie se entiende, y reinan las divisiones, las desigualdades, y los enfrentamientos. La globalización de Dios tiene en cambio el regusto de Pentecostés, donde el Espíritu Santo edifica en la Iglesia y en el mundo una ciudad nueva en la que, manteniendo la diversidad de lenguas y culturas, se puede alcanzar la igualdad y la unidad. Los cristianos a veces hemos confiado más en Babel que en Pentecostés, y hemos desoído la ansiada unidad que Cristo mismo pide al Padre: “Padre: que todos sean uno para que el mundo crea” (Jn. 17, 21).
¡Nicea 2025! Hace 50 años fue el abrazo de Atenágoras con Pablo VI, en Jerusalén. “¡Durante siglos!” gritaba Pablo VI “sin encontrarnos” y al final el obispo de Roma y el patriarca de Constantinopla se abrazaron. Cincuenta años de un acercamiento lento pero ininterrumpido entre los dos pulmones con los que el cuerpo de la Iglesia nació y aprendió a respirar el aire del mundo al que evangelizar, hasta que ahora de nuevo en Jerusalén Francisco y Bertolomeo se han abrazado. Pero esta vez, recogiendo el trabajo bien hecho de estos cincuenta años de ecumenismo orante y militante, afectivo y efectivo.
¡Nicea 2025! En las agendas informativas del mundo una reseña más, apuntada con demasiada antelación para el frenético ritmo de los acontecimientos y de las noticias. Pero en las agendas de cada pulmón de la Iglesia de Cristo está ya escrita con letras de oro, y no sabemos como habrán sido escritas en la agenda del Cielo, donde la llaga de la desunión de los cristianos es inseparable de las llagas del Crucificado-Resucitado.
¡Nicea 2025! ¿Será esta la fecha de la esperada reunificación de la Iglesia dividida en el Cisma de Oriente hace 960 años? En el año 325 obispos de oriente y occidente celebraron un Concilio en Nicea en el que quedo redactado el credo que tanto católicos como ortodoxos confesamos. En el año 2025 de nuevo en Nicea obispos de oriente y occidente se unirán no sólo para rezar juntos aquel credo, sino para llenarlo de sentido cuando digan “creo en el Espíritu Santo”, o “creo en la Santa Iglesia” o “creo en la comunión de los santos”. Porque además de creer confiaran en el Espíritu Santo de la Unidad, se miraran a los ojos reconociéndose hijos de una misma Iglesia, y curaran las heridas que un día rompieron la comunión de los santos.