Las leyes internacionales no son aplicables en países olvidados y los criminales se cubren del manto de la impunidadLa ONU ha establecido la Jornada Internacional de los Niños Inocentes Víctimas de Agresiones que se celebra el 04 de junio. Se trata de un día al año para recordar que todavía hoy existen víctimas infantiles de las guerras en todo el mundo. Este recuerdo nace de las cenizas de momentos de dolor. El 19 de agosto de 1982 la cuestión de Palestina ha “consternado” la Asamblea General de la ONU ante el gran numero de “niños palestinos y libaneses que han sido víctimas inocentes de los actos de agresión de Israel”.
“En situación de guerra los niños y niñas quedan apartadas de lo que debería ser una vida normal que significa un crecimiento armónico a nivel físico, intelectual, además de una estabilidad familiar y un futuro” confirma Xavier Puigdollers, profesor de la facultad de derecho de la Universidad Abat Oliba de Barcelona especializado en la defensa de los niños que sufren maltrato.
Existen leyes internacionales para proteger a los menores pero de difícil aplicación. “El cuarto protocolo de los convenios de Ginebra de 1949 protege la población civil que es víctima de la guerra. En 1967 se amplia la protección de la población a la familia y a los menores. A partir de aquí, nacen otras normas internacionales para evitar que hayan niños soldados. En la guerra los niños son las primeras víctimas” confirma el experto en derecho de la persona.
Para castigar a los criminales de guerra que atentan contra la infancia es toda una odisea. “El problema es de la jurisdicción penal para actuar a nivel internacional. Cuesta mucho llegar a estos casos. Los crímenes normalmente se comenten en lugares remotos. Es difícil detectar el causante de la muerte. Lo que llega son los actos de acusación contra altos jefes militares por delitos de lesa humanidad. Sin embargo, el niño sufre las consecuencias en silencio y en lugares remotos que no tienen trascendencia a nivel internacional” aseguró Puigdollers.
Actualmente se cuentan 58 campos de refugiados de palestinos en Jordania. Al respecto, el Papa Francisco ha declarado en Jordania que la Iglesia Católica a través de la Caritas haría todo lo posible para ayudar a la población y los niños refugiados. La situación de los niños es desesperada porque además de sufrir la guerra son víctimas del desarraigo de su cultura a pesar de las directivas de la ley internacional.
“El país receptor de los niños refugiados, según la ley internacional, se ha de comprometer en educarlos en su cultura, idioma, religión y tradiciones del país de origen. La idea es que esos niños puedan regresar a su país acabado el conflicto. Se piensa en su integración plena en la sociedad de origen. Evitar que los niños olviden sus raíces al pasar una temporada larga en un campo de refugiados. Pueden pasar tres, cuatro, cinco años…que en la vida de un niño en formación son muy importantes”.
Podemos concordar en que no es suficiente una jornada de recuerdo para reconocer el dolor que sufren los niños víctimas de maltratos físicos, mentales y emocionales en las guerras. No obstante, sea un paño de agua caliente ante una enfermedad aguda, es necesario recordar todos los días que las primeras víctimas de la irracionalidad de los adultos son las criaturas inocentes. Una invitación a recordar pero a ir más allá. El Papa Francisco en su visita al campo de refugiados en Palestina en su viaje en Tierra Santa ha dicho a los niños: “No dejen que el pasado les condicione vuestro futuro”.