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“La ruta del encierro”: radiografía de la violación de los derechos a los niños migrantes

niña migrante

© Archivo/El Sol de México

Jaime Septién - publicado el 04/06/14

Los niños en los centros de detención mexicanos a menudo son tratados como delincuentes

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Los niños migrantes centroamericanos –alrededor de 60 mil durante 2013—no solamente viven el infierno de sus pueblos, que los impulsa a subirse a un tren peligroso como es “La Bestia” y cruzar todo el territorio mexicano, tratando de encontrar a sus familiares en Estados Unidos, sino que también enfrentan el infierno de los centros de detención mexicanos, en los que nadie respeta el derecho fundamental de los niños que es, justamente, el derecho a ser niños.

Encerrados como delincuentes

Según el informe “La ruta del encierro. Situación de las personas en detención en estaciones migratorias y estancias provisionales” de la organización no gubernamental Sin Fronteras, la mayoría de los niños migrantes que son detenidos en México acaban encerrados en las Estaciones Migratorias del Instituto Nacional de Migración (INM), sin las condiciones necesarias para garantizarles sus derechos como infantes. Esto es: tratándolos como si fueran adultos y, además, delincuentes (por no traer papeles ni familiares o adultos que los custodien).

De acuerdo con la legislación mexicana vigente (a la cual parece que el INM no hace demasiado caso), cualquier menor migrante detenido “debe ser canalizado inmediatamente al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) mientras se resuelve su situación migratoria, y si de manera excepcional son alojados en estaciones migratorias, se les deberá asignar un lugar adecuado” para que no se violen sus derechos que son universales y que no prescriben por el hecho de ser un menor indocumentado o “ilegal”.

Eso es lo que la teoría dice, y México es un país con una teoría constitucional avanzada, lo mismo en lo que respecta a los derechos humanos y a los derechos del niño.  Pero en la práctica sucede otra cosa muy diferente: tan solo el año pasado, 9 mil 893 menores de edad fueron retenidos en estaciones migratorias. Una cifra que dobla los 4 mil 43 niños detenidos en 2010, o los 4 mil 160 en 2011. En 2012 fueron 6 mil107 los menores retenidos, y casi cien por ciento de ellos vieron violados sus derechos de niñez en los centros del INM.

Peor que una cárcel

El estudio de la organización Sin Fronteras, da a conocer que cada vez son más los menores que emigran. La mayoría son centroamericanos, según explica la psicóloga del organismo, Carolina Carreño, quién asegura que en su monitoreo se han encontrado niños de 6 y 7 años que viajan solos y que acaban recluidos en las estaciones migratorias.

“Es verdaderamente alarmante, tiene que ver con la violencia que se vive en la casa, en la comunidad o relacionada con el crimen organizado. Muchas familias prefieren que el niño migre a dejarlos al amparo de las pandillas, que les recluten o los maten. O bien los niños deciden salirse o son niños que tienen familiares en los Estados Unidos y piden que se los lleven”, comenta Carreño, en una radiografía de urgencia de uno de los males que aquejan a la región y que han motivado que el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, haya mandado un memoranda para formar un grupo especial de apoyo a los menores que cruzan la frontera y se internan en la nación americana.

En México, de acuerdo con Sin Fronteras, de los casi diez mil menores detenidos en 2013, 7 mil 995 tenían entre 12 y 17 años, por lo que normalmente tienen áreas de adolescentes adjudicadas en las estaciones migratorias, pero mil 898 tenían menos de 12 años y 291 no iban acompañados.

El informe recobra múltiples testimonios de los migrantes detenidos en estancias migratorias relatan condiciones de encierro peores a las de una cárcel. El hacinamiento, la falta de espacios para la recreación, la mala comida, las condiciones insalubres, el aislamiento o incluso las celdas de castigo remiten más a un penal que a un centro transitorio de aseguramiento de migrantes cuyo único delito es cruzar México sin un documento que acredite su estancia legal en el país.


Crear medidas alternativas

Pero estas condiciones empeoran para los menores por su mayor vulnerabilidad. Mientras los adultos permanecen una media de dos semanas antes de ser repatriados –a no ser que interpongan algún recurso legal– en el caso de los niños las estancias se alargan, aún cuando no hay programas para atenderlos.

“La detención en los niños es mucho más agravante. No hay un programa, calendarización de actividades, o talleres que les permitan estar activos o que tengan un espacio de contención. Hay un mayor impacto a nivel emocional, no saben que va a pasar y se encuentran con personas totalmente desconocidas, les impacta en su propia identidad, en el desarrollo emocional,… hay niños que incluso nos han manifestado sus ganas de morirse”, subrayó la psicóloga Carolina Carreño de Sin Fronteras, misma que exigió una atención diferenciada para ellos.

La proyección de las cifras no parece indicar que el fenómeno de la migración infantil vaya a descender, por lo que Sin Fronteras recomienda al Estado mexicano “plantear alternativas a la detención que cumplan con las necesidades de este grupo específico. Más precisamente, se debe asegurar que exista lugar en el DIF para recibirlos o crear alianzas con otro tipo de albergues, y asegurar que las familias que viajan juntas puedan ser objeto de medidas alternativas a la detención migratoria”.

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