Niños migrantes en EE.UU.: una situación humanitaria urgente

Ante la afluencia cada día mayor de niños que viajan a Estados Unidos sin compañía, tratando de ganar la frontera e internarse para trabajar de lo que sea, el presidente de este país, Barack Obama, creó ayer lunes un grupo compuesto por varias agencias e instancias de gobierno con el objetivo de manejar el ingreso de niños inmigrantes sin la compañía de sus padres u otros familiares.

En un memorando difundido a nivel nacional el día de ayer, Obama señaló que se trata de una "situación humanitaria urgente", y propuso a la Agencia Federal de Manejo de Emergencias al cargo de coordinar la ayuda humanitaria a los niños, incluyendo vivienda, cuidado, tratamiento médico y transporte.

El gobierno de Obama –que se ha caracterizado por una agresiva política de deportaciones que ya alcanza, en sus dos administraciones, los dos millones de personas– estima que cerca de 60 mil "menores sin compañía" -niños bajo los 18 años- ingresarán a Estados Unidos de forma ilegal este año. También proyecta que la cifra crecerá a cerca de 130 mil el próximo año, cuando en el 2011, la cifra llegaba sólo a 6 mil niños.

Los menores, como ha venido reseñando Aleteia durante este año, proceden, principalmente, del triángulo de la migración centroamericana: Honduras, El Salvador y Guatemala, aunque ya comienzan a verse niños mexicanos y de otros países de Centroamérica tratando de cruzar México y llegar a la frontera.  La mayoría de ellos vienen huyendo del reclutamiento y control que sobre ellos ejercen las maras, quienes ahora se han enfocado a atraer a sus filas de violencia a niños de entre 10 y 12 años de edad.

Otros factores de la migración infantil son, evidentemente, la pobreza, la imposibilidad de acceder a espacios educativos normales, los abusos domésticos recibidos de quienes deberían cuidarlo, el trabajo casi esclavo y el horizonte negro que encuentran en sus países a tan temprana edad.  La mayor parte de los niños migrantes intentan alcanzar a un familiar en Estados Unidos, cosa que no siempre logran.

Jeh Johnson estará al frente del grupo

El presidente Obama recordó que "la afluencia de niños extranjeros sin acompañantes en toda la frontera sudoeste de Estados Unidos resultó en una situación humanitaria urgente que requiere una respuesta federal unificada y coordinada".  La carta de Obama fue dirigida a todas las agencias del gobierno, destacando la responsabilidad de montar este grupo especial en el Secretario de Seguridad Interna, Jeh Johnson.

Este nuevo grupo especial deberá determinar los mecanismos y recursos para "proporcionar auxilio humanitario a los niños afectados, incluyendo un lugar de estada, cuidados médicos y transporte".  Por su parte, la directora de Política Doméstica en la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, dijo que "en el último mes el número de niños sin acompañantes retenidos en la frontera con México, en particular en el sur de Texas, ha crecido sustancialmente".

Muñoz dijo que en otros estados fronterizos también se verificó "un aumento en el número de niñas con relación a años anteriores, y también de niños menores de 13 años, en su mayoría se trata de niños de países centroamericanos· que vienen a Estados Unidos por las “condiciones económicas en sus países, aumento de la violencia y también (por) el deseo de reunirse con sus familiares”.

El Senado estadounidense aprobó el año pasado una ambiciosa reforma del sistema migratorio, un proyecto central del presidente Obama desde el inicio de su primer mandato, pero el proyecto se encuentra empantanado en la Cámara Baja del Congreso, controlada por la oposición del partido Republicano.  La semana pasada, Obama ordenó la postergación de una revisión de la política de deportaciones de inmigrantes ilegales, para dar oportunidad a la aprobación de la reforma.

Por su parte, la Iglesia católica de Estados Unidos, que aunque no se menciona como parte del grupo que atenderá a los niños migrantes –cosa que ya hace desde hace tiempo—ha sido muy enfática en su defensa y en la necesidad de una reforma migratoria que entienda la dimensión humana del hecho, sobre todo, desde la visión de la unidad de la familia del migrante.