Esta misma semana sucedieron dos acontecimientos ligados en torno a la cada día más espinosa cuestión migratoria en Estados Unidos. Primero, los centros de detención de inmigrantes acusados de ilegales tuvieron que ser liberados porque dichos centros están completamente rebasados en su capacidad de atender a los detenidos y, por el otro, la presencia en Washington del grupo de obispos estadounidenses que estuvieron el pasado 1 de abril en la frontera con México, oficiando una Misa entre los dos Nogales (Arizona y Sonora) para hablar con los congresistas y exigir una reforma migratoria integral e inmediata.
Centros de detención desbordados
El pasado jueves 29 de mayo, cerca de 400 personas “sospechosas” de haber ingresado ilegalmente a Estados Unidos, es decir, inmigrantes sin papeles, tuvieron que ser liberadas por las autoridades estadounidenses y botados en paradas de autobuses del desértico Estado de Arizona, ya que los centros de detención estaban llenos por un aumento de inmigrantes.
Por primera vez, los centros de detención en Texas han estado desbordados debido a una gran afluencia de centroamericanos que cruzaron la frontera al Valle del Río Grande, dijo Andy Adame, portavoz de la patrulla fronteriza de Estados Unidos en Tucson, en el Estado de Arizona. Lo mismo ha sucedido en los numerosos centros de detención que se encuentran cercanos a la Ruta de la Muerte, en Arizona, lugar donde se contabiliza el mayor número de fallecidos y desaparecidos entre la comunidad migrante mexicana y centroamericana.
"Tenemos mano de obra suficiente, se trata del espacio en las zonas de detención", añadió Adame al explicar por qué los inmigrantes, en su mayoría familias con niños, fueron enviados de Texas a Arizona para ser “liberados”. Por cierto, éste es el grupo que mayormente preocupa a los obispos estadounidenses, puesto que la política de deportaciones que ha seguido las dos administraciones del presidente Barack Obama, ha dejado a miles de familias desmembradas, niños errantes o adoptados por otras familias, matrimonios deshechos.
Según la mayoría de los representantes republicanos en el Congreso de Estados Unidos y algunos legisladores de Arizona, han insistido en la postura de que el gobierno federal “no está haciendo lo suficiente para asegurar la frontera sureña de Estados Unidos”. También hay grupos que presionan por una reforma que les conceda a los aproximadamente 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en el país un camino hacia la ciudadanía estadounidense.
Muchas personas que cruzan la frontera ilegalmente desde México son rápidamente obligados por la patrulla fronteriza de Estados Unidos a volver, pero aquellos procedentes de América Central y otras regiones deben ser trasladados a la Oficina de Inmigración y Aduanas, para ser enviados a sus respectivos países. Estos alrededor de 400 inmigrantes que han sido liberados, deberán presentarse dentro de los próximos 15 días en una sede de la agencia de Inmigración cercana a las ciudades a las que fueron trasladados. Sus casos serán tratados en base a las “prioridades migratorias”.
Obispos contra el inmovilismo
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) ha sido sumamente exigente en reclamar a los representantes demócratas y republicanos en el Congreso una reforma migratoria inmediata, que ayuda a los inmigrantes que ya se encuentran residiendo en la Unión Americana un camino seguro para obtener su ciudadanía, y a los que ingresan a Estados Unidos sin papales, una oportunidad de encontrar trabajo temporal junto con sus familias, sin descuidar la cuestión de la seguridad en la frontera sur.
Este fin de semana, el mismo grupo de obispos de Estados Unidos, que el pasado 1 de abril celebró una Misa en el muro fronterizo que divide a Nogales, entre Arizona y Sonora –para recordar los más de seis mil inmigrantes que en 15 años han perdido la vida tratando de conquistar “el sueño americano”–, ha celebrado Misa en Washington y ha sostenido conversaciones con los congresistas, especialmente los republicanos, para apoyar la aprobación urgente de una reforma migratoria que desde hace más de cinco años se encuentra, prácticamente, estancada.
La Misa se celebró en la iglesia de San Pedro, muy cercana al Capitolio y fue seguida por encuentros de los obispos con legisladores de la Cámara de Representantes, entre ellos el presidente de la misma, John Boehner. "No es cuestión de política, es cuestión de humanidad”, dijo en rueda de prensa quien ha sido la voz cantante de los obispos de Estados Unidos en los últimos meses: monseñor Eusebio Elizondo obispo auxiliar de Seattle (Washington), quien es el presidente del comité sobre Migración de la USCCB). El prelado, de origen mexicano, señaló la necesidad de no rendirse ante las dilaciones y retrasos de los políticos, tras recordar cómo “cada día hay más familias divididas a causa de las deportaciones”.
Por su parte, el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, insistió en lo que ha venido señalado él y otros prelados involucrados en el tema migratorio en Estados Unidos, es decir, que el actual sistema migratorio “no se puede sostener; precisamente porque se trata de un asunto moral, debe ser reformado”.
Hoy celebramos a...