El encuentro con los dos Rabínos de Israel muestra que el vínculo de judíos y cristianos “viene de lo alto”
Muy distendido y casi como “entre amigos” fue el encuentro privado del Papa Francisco con los dos grandes rabinos de Israel. Un encuentro breve e íntimo y una visita de cortesía al Rabino Sefaradí Yosef Yitzhak y al Rabino Askenazí David Lau) en Heichal Shlomo en Jerusalén, cerca de la gran sinagoga de Jerusalén.
Después del encuentro privado tuvo lugar un encuentro mucho más amplio, en el que el Papa saludó a un joven enfermo, tras una petición de los rabinos y en el que tuvieron lugar los discursos oficiales en los que el Rabino Askenazi dio la bienvenida al Santo Padre y habló del valor de la vida: “todos queremos la vida”. “Veo que Usted Santidad realiza un esfuerzo en educar a la gente a amar al prójimo”, explicó el rabino: “Dios nos creó a todos a su imagen”.
De igual manera el Rabino Sefardita de Jerusalén habló de las tablas de la ley y mostró que en los diez mandamientos no se puede distinguir al hombre-Dios y al hombre con su prójimo, por lo que, explicó: “No se puede llegar al prójimo si uno no tiene una buena relación con Dios y viceversa”. El amor hacia el prójimo y el respeto a la vida marcaron sendos discursos.
El Papa Francisco agradeció estas palabras en su intervención y recordó su amistad con muchos hermanos judíos cuando era arzobispo de Buenos Aires: “Juntos organizamos provechosas iniciativas de encuentro y diálogo, y con ellos viví también momentos significativos de intercambio en el plano espiritual”. Algo que ha seguido en su Pontificado: “en los primeros meses de pontificado tuve la ocasión de recibir a diversas organizaciones y representantes del Judaísmo mundial”.
El Papa Francisco recordó la importancia de la Declaración Nostra aetate, de la que se cumplen 50 años: “estoy convencido de que cuanto ha sucedido en los últimos decenios en las relaciones entre judíos y católicos ha sido un auténtico don de Dios, una de las maravillas que Él ha realizado, y por las cuales estamos llamados a bendecir su nombre”.
“Estamos llamados, como cristianos y como judíos, a profundizar en el significado espiritual del vínculo que nos une”, explicó el Papa Francisco, “un vínculo que viene de lo alto, que sobrepasa nuestra voluntad y que mantiene su integridad, a pesar de las dificultades en las relaciones experimentadas en la historia”.
El Papa Francisco se comprometió a “valorar plenamente el sentido de las raíces judías de nuestra fe y se mostró confiado a que “también por parte judía se mantenga y, si es posible, aumente el interés por el conocimiento del cristianismo, también en esta bendita tierra en la que reconoce sus orígenes y especialmente entre las jóvenes generaciones”.
“La valoración de lo que tenemos en común y el respeto en lo que nos separa, podrán marcar la pauta para el futuro desarrollo de nuestras relaciones, que ponemos en las manos de Dios”, finalizó el Santo Padre: “juntos podremos afrontar con firmeza toda forma de antisemitismo y cualquier otra forma de discriminación”.