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Elecciones europeas: ¿Ha sido un aviso o un terremoto?

elections europeennes 2014 france

Salvador Aragonés - publicado el 26/05/14

El euroescepticismo y los partidos radicales avanzan en europa: la clase política debe reflexionar
Se han celebrado al fin las elecciones europeas muy temidas por el actual stablishment  de Bruselas y de las principales cancillerías. El resultado ha sido, en resumen: muy baja participación (entre el 25 y el 45 por ciento según los países, lo que significa menos de la mitad del electorado), incremento de los votos en los partidos radicales de extrema derecha y de extrema izquierda, y bajada no traumática de los partidos tradicionales que han gobernado Europa (PPE y PSE, populares y socialistas), aunque siguen siendo los dos mayores partidos con una victoria para el PPE que formará el gobierno o Comisión en Europa.
                 
Esta es la fotografía a grandes trazos de lo que ha pasado en las elecciones europeas. A destacar el fuerte incremento de los euroescépticos y antieuropeos (han obtenido un 25 por 100 de los votos) y el fuerte crecimiento del FN francés, de extrema derecha, junto a la fuerte bajada del socialismo galo, y la victoria de los eurófobos en Holanda y en Gran Bretaña (UKIP), Austria y Grecia, entre otros.
                 
En España los dos grandes partidos que se alternan en el poder, PP y PSOE, han sufrido serios correctivos por parte de los electores, con el incremento de partidos de la extrema izquierda, como “Podemos” que ha logrado cinco escaños de los 54 en liza, así como el nacionalismo radical representado por Esquerra Republicana en Cataluña, que ha ganado las elecciones por vez primera en 80 años en ese territorio, y Bildu que ha ganado en Álava y Guipúzcoa en el País Vasco. También se está rompiendo en España el bipartidismo y con él, al igual que en Europa en general, un modo de hacer política.
                 
En Alemania e Italia no ha cambiado el statu quo electoral vigente en sus países, con el predominio de democristianos y socialdemócratas en Alemania y la victoria del presidente del Gobierno italiano, Matteo Renzi, frente al populista Beppe Grillo que quedó segundo.
                 
Donde más se notó la abstención fue en los países europeos ex comunistas del Este de Europa, que desencantados por las políticas de austeridad que han tenido que asumir. La abstención en estos países ha oscilado entre el 65 y el 80 por ciento. Esta abstención hay que centrarla no tanto en el euroescepticismo sino más bien en que quieren otra Europa.
                 
¿Se puede decir que en Europa se ha registrado un terremoto político? El único lugar donde este terremoto ha sido visible es Francia, reconocido por el propio presidente del Gobierno, Manuel Valls, y por la política errática del presidente de la República, François Hollande. También ha afectado a otros países en mayor o menos medida, como Gran Bretaña con la derrota de los conservadores y la fuerte subida de los xenófobos de UKIP y en Grecia.
                 
Desde nuestro punto de vista no se ha registrado un terremoto en Europa, sino de un fuerte aviso a los políticos de los distintos países y al stablishment europeo de Bruselas. La prueba de que no se ha registrado ningún terremoto es la subida general de las bolsas en los mercados europeos en la mañana del lunes. El partido de mayoría relativa en Europa es el Partido Popular, con 212 escaños, seguido de cerca por el partido socialista (PSE) con 185 escaños.  Los pueblos europeos quieren una más alta participación en la elaboración de las políticas de Bruselas, menos tecnocracia y partidocracia. En Europa falta un liderazgo claro que aúna voluntades de todos los países, rompa con la corrupción, elimine el enchufismo y la partidocracia, elabore unas políticas pensando en los ciudadanos y no en las cotas de poder o en las grandes multinacionales, solucione el tema de la inmigración (no en vano ha salido un diputado nazi en Alemania), deje de hablar del Estado del Bienestar del que ha quedado solo la letra pequeña tras las amplias reformas llevadas a cabo.
                 
Esperemos que los líderes de Europa tomen nota de sus carencias y en especial de la carencia de la necesidad de que el hombre europeo tenga una identidad común basada en valores tradicionales y que son esencialmente cristianos como la solidaridad, la paz, el diálogo y entendimiento entre los pueblos, y en definitiva que recupere el humanismo europeo clásico que los franceses especialmente han querido abandonar y han sufrido su castigo.
                 
Con todo ello esperar lo que la nueva Comisión que ha salido de las urnas sepa también prodigarse en ayudar –no por intereses sino por humanismo—a pueblos que sufren, en primer lugar a los europeos como Ucrania, y en segundo lugar que tiendan una mano a fortalecer las economías de África y Asia, pues en caso contrario la inmigración se hará insostenible para los europeos con lo que comporta de drama y sufrimiento humanos.
 

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