Entrevista con Jorge Traslosheros sobre el próximo viaje del Papa Francisco
El sábado 24 de mayo dará inicio la peregrinación del Papa a Tierra Santa, misma que concluirá dos días más tarde, el lunes 26 de mayo. Es sintomático que el primer Papa latinoamericano visite Tierra Santa exactamente siete años más tarde del encuentro de los obispos del continente en Aparecida, Brasil, encuentro sin el cual no se comprendería la acción pastoral del Pontífice argentino.
¿Cuál es el objetivo y cuáles podrían ser las consecuencias mediatas y a largo plazo de este viaje? Para situar mejor las coordenadas del mismo, Aleteia ha querido entrevistar a un habitual de estas páginas, el historiador mexicano Jorge Traslosheros.
¿Qué aspectos resaltaría usted del viaje del Papa Francisco a Tierra Santa?
A mí e parece importante reparar en, al menos, tres aspectos que nos pueden indicar la enorme importancia de su viaje. Tienen que ver con el diálogo ecuménico, el diálogo interreligioso y la impronta del mismo Francisco. Como acotación, no podemos olvidar que se trata del primer viaje internacional del Papa a tierras en donde los cristianos no solamente no son mayoría, sino que se encuentran en una situación dramática de simple supervivencia, acosados por todos lados.
Vamos por partes, si le parece. Lo primero es…
…Darnos cuenta que la razón más importante de la peregrinación consiste en celebrar y profundizar el diálogo ecuménico. Se busca recuperar la comunión perdida, durante el segundo milenio, entre las Iglesias de tradición apostólica nacidas en Jerusalén hace dos mil años y que podemos identificar con tres grandes familias: la Católica Romana, las Católicas Ortodoxas y las Católicas Orientales propiamente dichas. Gran diversidad visible, por ejemplo, en las distintas formaciones litúrgicas. Y si bien el diálogo más intenso se da con la Ortodoxia, esto no debe oscurecer el gran panorama.
En esta lógica es conveniente recordar que fue Bartolomé I de Constantinopla, patriarca ecuménico de los Católicos Ortodoxos, quien en un discurso memorable y lleno de caridad –el cual pasó desapercibido a los medios de comunicación por cierto-, invitó al Papa Francisco al día siguiente de su elección a encontrarse en Tierra Santa para conmemorar los cincuenta años del abrazo entre el Papa Paulo VI y el Patriarca Atenágoras. Como bien sabemos, aquel abrazo fue, sin duda alguna, el acontecimiento que marcó el cambio de época en las relaciones de la cristiandad de origen apostólico.
El cristianismo en Medio Oriente no está en horas altas, ¿no le parece a usted?
Es así, pero el encuentro entre el Papa y el Patriarca, además del recuerdo del abrazo de Paulo VI y Atenágoras, dará aliento, esperanza y visibilidad a los líderes cristianos del Medio Oriente. La supervivencia y misión de sus comunidades depende en mucho de su unidad, además del decidido apoyo de la comunidad internacional, empezando por la cristiandad en todas sus manifestaciones. No podemos olvidar jamás que han sido golpeadas por crueles persecuciones durante el último siglo, las cuales les redujeron del 20 al 5 por ciento de la población regional y que la tendencia no se ha revertido. El ecumenismo es, en aquella parte del mundo, un asunto básico de supervivencia, lo que nos pone de frente ante el diálogo interreligioso.
Éste era el segundo punto importante de la agenda del Papa, según nos decía anteriormente. ¿Podría profundizar un poco en ello?
Debo decir que en relación con el diálogo interreligioso Francisco no parte de cero, pues sigue los pasos de sus predecesores. Fue Benedicto XVI quien afinó la estrategia y puso los medios para llevarlo adelante al mismo tiempo de reforzar el ecumenismo. Lo hizo de manera especial con la celebración del Sínodo para el Medio Oriente.
En su memorable discurso de Líbano, al entregar el documento del Sínodo, haciéndose voz de los obispos de la región, marcó cuatro líneas de acción cuya vigencia se ha probado en los hechos: la promoción de la libertad religiosa como condición indispensable para la paz y la democracia; el derecho de los cristianos a vivir en sus tierras y comunidades que datan desde los tiempos apostólicos; su decidida participación como minoría imaginativa en la construcción de la paz y la reconciliación y; la denuncia del fundamentalismo como una falsificación de la religión y una traición a Dios.
¿Y Jordania?
Justamente en esta lógica, la presencia del Papa Francisco en Jordania debe observarse con mucha atención pues los líderes de aquel reino, empezando por el rey mismo, han sido y son piedra angular en el diálogo con el Islam racional. Sus intervenciones y políticas en defensa de los cristianos de la región son muy dignas de recordar y agradecer.
El tercer punto, el de la impronta propia del Papa Bergoglio…
Que no podemos pasar por alto… Francisco arriba a Tierra Santa con su propia historia, no obstante ser éste su primer viaje. De hecho es el primer viaje internacional del Papa en tierras en donde el cristianismo no es mayoría, como apuntamos. Recordemos cómo, para evitar el bombardeo de Estados Unidos en Siria, en septiembre de 2013, el Papa organizó una jornada mundial de oración y ayuno cuyo epicentro fue la plaza de San Pedro, pero que también acompañaron algunos líderes religiosos del Islam. Al mismo tiempo, realizó una muy intensa campaña diplomática entre las potencias occidentales y prestando su voz a los cristianos del Medio Oriente quienes advertían las nefastas consecuencias de otra acción armada norteamericana.
El éxito de sus iniciativas es de sobra conocido. Paró la guerra. En otras palabras, Francisco ya es un líder probado para los cristianos del Medio Oriente y un promotor eficaz del diálogo interreligioso y ecuménico ahí donde más hace falta, a ras de suelo, donde se oyen el crujir de los dientes y la angustia se hace cotidiana.
¿No habrá una expectativa demasiado grande en este viaje a Tierra Santa?
La expectativa que genera es más que justificada. Estamos ante un Papa que se muestra a través de los pequeños detalles y ahora será interesante observar cómo se desenvuelve ante culturas donde cada gesto se llena de significados. Lo cierto es que ya puso el sello de la casa. Se hará acompañar por dos importantes líderes de la comunidad judía y musulmana de Argentina con quienes sostiene añeja amistad, como son el Rabino Abraham Skorka –director del seminario rabínico latinoamericano- y Omar Abboud- presidente del Instituto para el diálogo interreligioso de Buenos Aires.
El mensaje me parece muy claro. Darán testimonio de fraternidad en tierras turbulentas que, no obstante, están llamadas a la santidad. Como bien señaló el Rabino Skorka, este Papa salido del fin del mundo no carga el pesado fardo de la milenaria historia de problemas entre las potencias europeas y del Medio Oriente en constante conflicto entre ellas y contra los diversos pueblos de la región.
¿Estamos frente a un parteaguas?
Francisco propondrá, en gestos y palabras, una fresca mirada cargada de futuro y esperanza. No tengo la menor duda.