El lugar más difícil de evangelizar podía ser Papúa Nueva Guinea hace unas décadas, pero hoy "la misión más dura que hay en el mundo es evangelizar los Estados Unidos y Europa Occidental, donde la sociedad vive en lo que puede definirse un residuo de la cultura cristiana”. Lo afirmó este miércoles el cardenal Sean O’Malley durante el décimo Desayuno Nacional Católico de Oración.
En el occidente de las iglesias transformadas en mercados y de la hemorragia irrefrenable de fieles (incluso entre sectores y comunidades hasta hace unos años considerados inmunes al riesgo de alejarse de Roma, como los latinos), la periferia para la reevangelización "a veces puede significar Harvard", añadió en referencia a la misa negra cancelada el martes 13 de mayo en el campus de Massachusettsdel.
Según informó este viernes Il Foglio, antes del cardenal Malley intervino el profesor de Princeton Robert George, jefe de la comisión americana sobre Libertad religiosa y experto en ética y filosofía política.
George invitó a reflexionar sobre "el precio que se paga hoy por ser católico" en una América donde la Iglesia, culturalmente hablando, ha "caído en una especie de Viernes Santo en el que el mensaje de Cristo ya no se escucha, incluso se ha desvanecido la memoria de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos".
Uno "puede llamarse a sí mismo católico porque va a la iglesia todos los domingos, pero esto no es suficiente para identificarse como católico, sobre todo si no abraza la totalidad de las enseñanzas de la iglesia, incluidas las del matrimonio, la moral sexual y la sacralidad de la vida humana", añadió el experto.
"Ser discípulo puede comportar costes a nivel personal, familiar, profesional; puede causar la pérdida del honor y reconocimiento", dijo, pero todo esto pasa a segundo plano ante "las enseñanzas de la Iglesia sobre la dignidad de la vida humana y del matrimonio, enseñanzas que no son verdades evangélicas de cuarto orden, sino que deben ser proclamadas con fuerza”, con mayor razón en una época como esta.
“¿Cómo se puede callar, si la doctrina católica sobre el aborto y el matrimonio es una parte crucial del Evangelio de Jesucristo?", preguntó el ponente, y añadió “la única manera de ser testimonios de la Verdad en la sociedad contemporánea es la que lleva a ser expuestos al desprecio y al reproche, incluso a la discriminación".
(En la imagen, procesión eucarística en Harvard)
Hoy celebramos a...