“Las Patronas” van a Roma

Desde hace 17 años, con lluvia, sol, calor o frío, a 15 minutos al sur de la ciudad de Córdoba, en el Estado mexicano de Veracruz, cerca de 15 mujeres, desde doña Lucila, que es adulto mayor, hasta Norma, que es, verdaderamente, el motor de esta organización familiar, dan de comer y beber a los migrantes que montados en el tren llamado “La Bestia”, pasan por el poblado de La Patrona, de camino hacia la frontera norte, hacia Estados Unidos.

Con un recorrido de hasta ocho mil kilómetros, los migrantes centroamericanos, de paso por México, han encontrado la mano de Dios en estas mujeres de escasos recursos que, con su dinero, su trabajo y su esfuerzo, sin el patrocinio de nadie y a menudo hostigadas por el gobierno o por los grupos de delincuentes, preparan hasta 200 raciones diarias de alimentos y bebidas para darlos al paso del tren en donde vienen, literalmente, colgados los migrantes, en ocasiones con hasta dos y tres días sin alimentos, deshidratados, enfermos.  Cerca de 5 mil han muerto en la última década, un número incalculable ha desaparecido.  Muchos más habrían sucumbido al largo trayecto de no haber sido por estas mujeres.

Les llaman “Las Patronas”, de cariño, por el pueblo al que pertenecen, en el Municipio de Amatlán, en Veracruz.  Amigas de los migrantes, domadoras de “La Bestia” y muchos otros motes se han ganado por su esforzada labor, misma que le ha hecho merecedoras del Premio Nacional a los Derechos Humanos 2013, en la ocasión en la que Norma Romero Vázquez, quizá “la patrona” con mayor profundidad de pensamiento, advirtió ante el propio presidente de México, Enrique Peña Nieto, la terrible situación de los migrantes centroamericanos y preguntó cómo México podía exigir a Estados Unidos un trato justo a sus migrantes, cuando en México se hace todo lo contrario con los migrantes de Centro América.

Un modo de luchar contra la violencia

En esa ocasión, Romero Vázquez lamentó que “México se encuentre fracturado”, marcado “por la violencia, la impunidad, la apatía, por la discriminación y falta de oportunidades reales” y sostuvo que “más que avanzar, hemos ido en retroceso, porque la idea del progreso sustentada en aprovecharse de los que menos tienen, no puede ser más que una violación a los derechos humanos”.  Al finalizar su discurso, que inició haciendo alusión a que su trabajo es guiado por Dios y por la Virgen de Guadalupe, doña Norma invitó a la alta clase política mexicana a “compartir el pan con el que menos tiene”, y les aseguró que, como ellas, “no se van a arrepentir”.

Sin embargo, lejos de arredrase por la falta de apoyo a ellas y, desde luego, a los migrantes, este grupo de mujeres se ha planteado una sola meta: ver a Cristo en el migrante y darle de comer y de beber sin pedirles nada a cambio más que la bendición de ellos y la bendición de sus familias.

Ahora, la italiana Fundación Migrantes ha organizado para el próximo 13 de mayo, junto con la Facultad de Ciencias Sociales y de Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, un encuentro para dar a conocer también en Italia este servicio concreto de «llevar a la práctica la fe católica y de servir a Jesucristo en el hermano migrante».

En el encuentro se hará la proyección un documental sobre la experiencia de este grupo de valientes mujeres y se contará con el testimonio de la propia Norma Romero Vásquez, representante de “Las Patronas”. En el encuentro participará también monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, Secretario de la Congregación para el Clero, anterior obispo de Papantla, Veracruz.  La idea es compartir una experiencia concreta de solidaridad cristiana con el mundo de los migrantes que tanto preocupa al Papa Francisco.