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El Viacrucis del Migrante llega a la frontera norte de México

Jaime Septién - publicado el 05/05/14

Esta iniciativa exige libre tránsito de las personas y respeto a sus derechos humanos
El Viacrucis del Migrante llegó ya a Reynosa, en la frontera norte de México, tras recorrer todo el país, desde Tapachula en la frontera con Guatemala hasta la franja fronteriza en el Estado de Tamaulipas. Cerca de 900 migrantes centroamericanos hicieron el mismo recorrido que hacen 400 mil personas cada año, quienes abandonan su país para ir a Estados Unidos buscando opciones de trabajo y un futuro digno para sus familias.
 
En todas las paradas de la caravana han sido cobijados por la Iglesia católica, que ha establecido una red de centros de acogida y casas del migrante que les permite a estos –normalmente asediados tanto por las autoridades federales, estatales y locales, como por el crimen organizado—tener refugio y consuelo en su camino.
 
Quizá la estancia más significativa haya sido la del fin de semana pasado, cuando estuvieron en Saltillo, en el Estado limítrofe con Texas de Coahuila, lugar donde el obispo de la diócesis, fray Raúl Vera López no solamente habló frente a las autoridades civiles, sino que encabezó por más de cinco horas, la marcha.
 
Con una cruz de madera liderando la caravana con más de 900 caravaneros, el obispo Vera López y el sacerdote Pedro Pantoja, asesor de la casa del migrante Frontera con Justicia, en donde a diario llegan decenas de centroamericanos buscando refugio, alimentación, ropa y comida para seguir su camino hacia la frontera con Estados Unidos, fueron al frente de la marcha a su paso por Saltillo, una de las diócesis que más se ha identificado con la defensa de los migrantes.
 
Algunos llegan, otros no
 
La última escala de la caravana antes de Saltillo había San Luis Potosí y el fin de semana pasado, los caravaneros tomaron 18 autobuses para viajar por carreteras de Nuevo León hasta llegar a Tamaulipas, “territorio de violencia con situaciones que no son diferentes a las que a diario padecen los migrantes a lo largo de su trayecto por el país”, dijo el padre Pantoja.
 
Los caravaneros llegaron a Saltillo con la misma consigna que lo han hecho en todo el país: “Los migrantes centroamericanos no pasamos por ciudades como Saltillo haciendo daño, sino tranquilos. Lo único que queremos es apoyo para llegar a nuestro destino”, dijo la guatemalteca Lidia Morales.
 
“Decidimos abandonar nuestro país no porque seamos delincuentes, sino por la pobreza, la violencia y la inseguridad, y los Maras. Al salir dejamos todo, hasta nuestros hijos, y vamos a un camino del cual no sabemos si regresamos. Algunos realizan sus sueños, otros se quedan con la voz apagada en el tren”, contó el hondureño Selvin Aguilera.
 
Con una manta en la que suplican por el libre tránsito, los migrantes piden, también, la opción de visas humanitarias que les permitan cruzar el país en condiciones menos peligrosas.  “No es posible ya ver esta tragedia no sólo aquí en México como los conocemos, sino por el mundo entero: el Papa ha hablado sobre esta tragedia de esta indolencia, indiferencia en la que estamos metidos”, comentó el obispo de Saltillo fray Raúl Vera López.
 
Más adelante, el obispo de la diócesis de Saltillo, que ha establecido una red de albergues humanitarios para los migrantes en su territorio diocesano, resaltó: “Esto es un signo de que queremos que exista un arreglo internacional, la cuestión migrante no se toca, los grandes capitales tienen de esclavos a los pobres, por eso no quieren hacer nada para la migración, implica arreglar el modelo económico mundial. No pueden seguir yendo las maquiladoras y empresas con el amparo de los gobiernos a pagar miseria, por eso emigran”.
 

Destino final: la Cruz del Migrante
 

El Viacrucis del Migrante duró exactamente 15 días, desde la frontera de Chiapas, hasta Reynosa.  La marcha fue apoyada por agrupaciones sin fines de lucro y por los gobiernos del Distrito Federal, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.  En Reynosa llegaron al albergue de Nuestra Señora de Guadalupe un grupo menor de migrantes puesto que las condiciones de seguridad en esa ciudad fronteriza han empeorado sensiblemente las últimas semanas.
 
La marcha –dijo el padre Pantoja, quien también es coordinador de las casas del migrante en la zona noreste de México– se fue multiplicando: de 300 en Tabasco se llegó hasta mil 200 en el Distrito Federal.   Debido a la violencia registrada en los últimos días en Reynosa solo llegaron poco más de 350 migrantes.
 
“México es un país donde hay más libertad de expresión, imagínate con lo que nos venimos a encontrar, con extorsiones, con violaciones y con muchas otras cosas que nos pasan por manos de las autoridades y por grupos organizados”, comentó Jairo Guerra, migrante de Honduras.
 
Los migrantes solo pidieron el apoyo de las autoridades para que se respeten sus derechos humanos y más seguridad en su trayecto hacia la frontera norte de México.  Al llegar a Reynosa recibieron hospedaje, comida, asistencia médica y psicológica. Participaron en una Misa y posteriormente en una caminata hasta la Cruz del Migrante, que se encuentra a orillas del Río Bravo, donde dejaron una ofrenda floral en memoria de los migrantes muertos.
 
Del lado estadounidense, se montó un operativo por parte de la Patrulla Fronteriza apoyado con helicóptero, hombres a caballo, cuatrimotor y vehículos oficiales para impedir el cruce de migrantes.

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