La reforma más necesaria y urgente es la de las conciencias, dicen poco antes de su visita al Papa Francisco
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha emitido un mensaje inusual y crítico al concluir su asamblea general de primavera, misma que se produce un par de semanas antes de que el Papa Francisco los reciba en Roma, en la visita ad limina.
Muchas reformas pero no la más importante
Los obispos expresaron, en su comunicado una gran preocupación por el futuro de México. “Por eso, dijeron, ante las recientes reformas constitucionales aprobadas hacemos nuestras las inquietudes de nuestro pueblo y nos preguntamos de qué manera serán benéficas sobre todo para los que han estado permanentemente desfavorecidos, o si serán una nueva oportunidad para aquellos acostumbrados a depredar los bienes del país”.
Concretamente, los prelados mexicanos se han referido a la reforma educativa, a la reforma fiscal, a la reforma política, a la energética y a la de telecomunicaciones; reformas que han sido enviadas por el presidente Enrique Peña Nieto, y han sido aprobadas por los diputados y senadores del país azteca.
Los obispos se preguntaron si la reforma educativa impulsará “un verdadero desarrollo integral para todos”; si la reforma fiscal fomentará “una contribución verdaderamente justa, equitativa, corresponsable, clara, sin complejidades y que sea utilizada con honestidad y transparencia para construir un país con menos desigualdades”; si la reforma política consolidará “una auténtica democracia y una real participación ciudadana que supere las artimañas de los más habilidosos para lucrar con el poder” y si las reformas energética y de telecomunicaciones harán que los recursos se inviertan en el desarrollo humano integral y no se favorecerán los monopolios.
Las reformas, manifestaron los obispos de México son necesarias para adecuarnos al presente en la búsqueda de un futuro mejor; sin embargo, “si no se reforma la mente y el corazón, si no se reforma la conciencia que genere una auténtica escala de valores y nuestra capacidad de encuentro y fraternidad solidaria, no habrá reforma que nos ayude a superar las intolerables desigualdades e injusticias sociales que nos llevan a estar más atentos por la vida privada de los artistas, que por el sufrimiento de los migrantes arrojados de un tren por no tener para pagar a los extorsionadores; o a ver como estadística y nota periodística los secuestros, la trata de personas, la impune actividad del crimen organizado, las cuotas forzadas, la violencia y los cadáveres decapitados en fosas clandestinas”.
La Iglesia seguirá trabajando por la paz
Los purpurados mexicanos, a cuyo frente se encuentra el cardenal de Guadalajara, monseñor José Francisco Robles Ortega, pidieron no acostumbrarse “a tener en la pobreza a más de cincuenta millones de mexicanos, muchos de ellos en una miseria que les condena a morir sin atención médica. Esa indiferencia cómplice en contra del valor de la vida humana, es la que hace que se festeje que miles de niños en gestación sean sacados del vientre de la madre para ser arrojados a un bote de basura”.
Las soluciones no son –para los obispos agrupados en la CEM—fáciles: no se trata de legalizar la droga o transar ante el crimen, “los creyentes, y en particular los cristianos, sabemos que el camino para superar todo lo que destruya la vida o la dignidad humana, necesita siempre la entrega generosa de la propia vida”. Más adelante pidieron la participación de todos en la construcción del bien porque “el país es de todos; y entre todos tenemos que sacarlo adelante haciéndonos más participativos. Sin participación social nos hundiremos”.
Finalmente, recordaron que los recién proclamados santos, San Juan XXIII y San Juan Pablo II, “trabajaron en medio de múltiples obstáculos por un mundo mejor para todos, por su fe en Jesucristo y amor al prójimo”. Para los obispos mexicanos, estos dos nuevos santos de la Iglesia católica “son un referente para nuestra desafiante tarea”. Terminaron diciendo que la Iglesia mexicana “seguirá contribuyendo a generar paz y unidad en nombre de Dios”.
“Por México, ¡actuemos!”, exigen los obispos mexicanos
© PresidenciaMX 2012-2018
Jaime Septién - publicado el 02/05/14
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