“Hoy es el tiempo de los laicos. Son el gigante dormido que tiene que despertar. Han de ocupar el lugar que les corresponde, por su bautismo y confirmación, en la vida de la Iglesia y en la transformación de la sociedad. Sin ellos, la Misión Permanente en nuestra Diócesis es prácticamente imposible”, señaló el obispo de Tlaxcala, monseñor Francisco Moreno, hablando sobre el plan Diocesano Pastoral 2009 – 2019.
“Un gran reto pastoral para nuestra Diócesis es que cada sacerdote viva intensamente con su comunidad la Sagrada Eucaristía y dedique más tiempo a la pastoral profética y social”, destacó monseñor Moreno, insistiendo también en la urgencia de promover decididamente las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa en todos los ambientes, “con la fuerza del testimonio y con un sugestivo llamado personal a los niños, adolescentes y jóvenes”.
Frente a la piedad popular, destacó que “es una de las grandes fortalezas de nuestra Diócesis (…) lo cual implica un cercano acompañamiento para purificarla, en unos casos, y orientarla, en otros, de modo que sea siempre cristocéntrica, propicie una auténtica conversión, nutra la fe del pueblo de la Iglesia y contribuya a su unidad”.
También se pronunció a favor del lugar prioritario que debe tener la familia y la atención de cada uno de sus miembros, “de modo que se fortalezca su unidad y sea fermento en medio de la comunidad humana”. De igual forma, expresó que la catequesis “debe incidir siempre en un encuentro y opción por Cristo, para seguirlo en la vida diaria y bajo el impulso del Espíritu Santo”.
Una mención especial hizo de la trata de personas, como una lacerante realidad frente a la cual “se necesita el compromiso efectivo de las autoridades a distintos niveles y una participación más evangélica de la Iglesia, para dar signos claros de esperanza a tanta gente que sufre en carne propia y calladamente esta triste realidad, que mina la vida de nuestra sociedad”.
Finalmente, recordó la necesidad de impulsar la causa de canonización de los niños mártires tlaxcaltecas Cristóbal, Antonio y Juan, “los primeros mártires del Nuevo Mundo”, que fueron mencionados por el papa Benedicto XVI en su visita a México. “Ellos son un modelo de vida cristiana y nuestros intercesores ante Dios”.
Artículo publicado por Oscar Elizalde en Boletín Noticelam