Inicativa popular nacida en uno de sus viajes a Ciudad de México
En al menos dos de las cinco visitas que hiciera durante su extenso pontificado Juan Pablo II, una iniciativa popular tomó forma y conmovió al Papa quien desde el avión que despegaba del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, veía como cientos de miles de espejos de cara al sol le decían adiós al adorado “Papa amigo”.
Mañana domingo de la Misericordia, coincidiendo con la canonización de quien instauró, justamente, esta fiesta en el segundo domingo de Pascua, y murió en ella, tanto la Arquidiócesis Primada de México como una buena cantidad de agrupaciones de fieles, medios de comunicación y animadores de la radio, invitan a los mexicanos a recordar –con un espejo– ese mismo gesto y saludar, simbólicamente, al san Juan Pablo II.
“Para revivir en punto de las 12 del mediodía esta inigualable expresión de fe del pueblo mexicano de salir a las calles o desde las azoteas de sus casas, para saludar al nuevo santo en compañía de familiares y amigos en la fe”, se convoca a este gesto de entrañable cercanía como el nuevo santo, según dice el comunicado hecho público ayer por las oficinas de comunicación de la Arquidiócesis de México.
Ya un grupo de entusiastas creyentes católicos –comandados por el comentarista Esteban Arce—habían invitado a los fieles a llevar a cabo la iniciativa bajo el nombre de “Espejo hacia el cielo”. Juan Pablo II, en su última visita a México, ya enfermo y dolido, para la canonización del indígena Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe, y ante la petición de los mexicanos de que se quedara en México, pronunció aquellas palabras, con débil voz pero con fortaleza extrema: “me voy, pero me quedo”.
Los organizadores de este acontecimiento han invitado a difundir el mensaje entre los conocidos de la gente, sobre todo a los conocidos que sean creyentes, “para que participen de esta iniciativa en el día en que será canonizado, y dirijan al mediodía sus espejos al cielo para reflejar el brillo de la fe de este pueblo tan querido por Juan Pablo II y rendirle un homenaje a la memoria del pontífice que cultivó una entrañable amistad con el pueblo mexicano a lo largo de un cuarto de siglo”.
La invitación termina diciendo que “en cualquier parte de la capital del país que se encuentren este domingo 27 de abril, tú y tus familiares y amigos en la fe, apunten hacia el cielo con sus espejos justo al mediodía, y únanse a la alegría del pueblo mexicano que, a partir de ese día, contará con la intercesión de san Juan Pablo II, así como de san Juan XXIII, quienes serán canonizados en horas previas por Su Santidad Francisco”.