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Quien ha escogido el nombre de san Francisco de Asís, símbolo de paz, austeridad y ayuda a los pobres, ha hecho soplar un viento nuevo sobre la caridad cristiana. El Papa Francisco, que quiere una “Iglesia pobre para los pobres”, ha seducido tanto por su simplicidad y su humildad como por su sinceridad, por la ausencia total de contradicción entre lo que dice y lo que vive.
Según un estudio dirigido por la empresa americana Zogby Analytics con más de mil católicos entre los días 7 y 10 del pasado mes de marzo en los Estados Unidos, la prioridad del Pontífice por los pobres parece dar frutos.
Uno de cada cuatro católicos estadounidenses afirma que el conjunto de sus donativos a organizaciones caritativas ha aumentado desde el año pasado. Entre estos últimos, el 77% admite que el “fenómeno Francisco” ha influido en ello.
El mensaje del Papa parece haber sido escuchado. Compasión, generosidad, encuentro: las palabras claves del pontificado del Papa Francisco han motivado los donativos en la mitad de los encuestados. El 44% admite que estos llamamientos les ha animado a donar más dinero a iniciativas católicas.
“Está claro que el Papa y su mensaje de misericordia y de alegría, con una preocupación particular por los pobres, inspiran a los católicos de los Estados Unidos a hacer donativos”, indicó Alexia Kelley, directora de FADICA, una asociación de promoción de caridad católica.
En Francia, a pesar de la delicada situación económica, la generosidad y la compasión no se debilitan. Al contrario: la diócesis de Lyon anuncia haber constatado un aumento del 5% en los donativos en 2013.
El cardenal Philippe Barbarin ve claramente el vínculo entre este aumento y la excepcional popularidad del Papa Francisco: “Él nos mueve a todos, ¿cómo un monseñor de 77 años puede dar tanto a la juventud? –dice-. Ha sido un buen baño de rejuvenecimiento”.