En la primera parte del artículo, exponía que la falta de credibilidad o realismo de los supuestos en los que se basa una teoría no compromete necesariamente la utilidad instrumental de las explicaciones que genera, de igual manera que la moraleja del cuento de Caperucita Roja no deja de ser válida porque se nos presente a un lobo parlante.
No obstante, dada la validez de las conclusiones, se tiende a pretender que el modelo exceda su carácter instrumental y pase a un dogmatismo tal que las diferencias entre la realidad y los supuestos del modelo sean consideradas en todo caso fallos de la propia realidad.
Se pasa a un nivel prescriptivo en el que se persigue alterar la realidad para encajarla en el modelo. En ocasiones, este análisis normativo puede ser fructífero pero en otras puede llegar a ser tan absurdo como lo sería eliminar a cualquier lobo por si pudiera hablar y engañar a alguna inocente caperucita.
Siguiendo la axiomática del modelo neoclásico podemos observar estos intentos. Por un lado, equilibrar el poder de negociación entre las partes en la dirección de los supuestos de competencia perfecta, educar a las personas para que puedan tomar decisiones en la línea de mayor racionalidad o facilitar el acceso a la información son recomendaciones deseables que permiten mejorar en la dirección de la eficiencia económica.
No obstante, resulta curioso que en esta crisis de inicio financiero que a lo largo de siete años se ha ido expandiendo por todos los sectores económicos, las reformas del gobierno o las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional vayan encaminadas casi exclusivamente a la flexibilización del mercado laboral y, en especial, a la rebajas salariales olvidando otros desequilibrios en el poder de negociación, como monopolios u oligopolios, barreras de entrada en los mercados y obviando problemas y asimetrías en la información disponible, elemento que fue clave para la crisis subprime.
De hecho, a pesar de los anuncios a bombo y platillo sobre la supuesta e inminente recuperación económica en nuestro país, justo, casualidades de la vida, para cuando lleguen las elecciones europeas, Christine Lagarde ha vuelto con sus advertencias sobre el peligro de deflación en España, que ya advertíamos en un artículo anterior y advertencias vinculadas al mercado de trabajo en la línea de hace unos meses. No deja de ser sorprendente para cualquier economista, leer en la misma noticia una advertencia contra el peligro de deflación y una petición de moderación salarial. Suena casi esquizofrénico.
Pero además, las escuelas neoliberales, adoptando parcialmente el modelo neoclásico, pretenden imponer una antropología ceñida el axioma de racionalidad egoísta, por el cual lo único racional es el egoísmo, desechando como inútil y meramente marginal el comportamiento altruista o cooperativo.
Este aspecto ha sido ampliamente discutido por Amartya Sen[i] que nos invita a una relectura de los textos del padre de la Economía moderna, Adam Smith, para desmontar dicho axioma. Que el supuesto del interés propio como motor en las decisiones individuales permita alcanzar la moraleja de la eficiencia de los mercados, no es razón suficiente para imponer una visión antropológica de la racionalidad egoísta con la que moldear la realidad humana. De hecho, nuestra realidad excede con creces este supuesto y gracias a ello se han logrado importantes avances para la humanidad.
Jonas Edward Salk, investigador médico y virólogo estadounidense fallecido en 1995, descubrió y desarrolló la primera vacuna contra la poliomielitis segura y efectiva en 1955. La vacuna Salk, una de las primeras vacunas eficaces, fue fundamental para erradicar la polio a nivel mundial, considerada el problema de salud pública más peligroso en los Estados Unidos de posguerra.
Por entonces, era una de las enfermedades más letales sobre todo en niños; de los casos, un 5% fallecía y un 35% sufrían parálisis y graves secuencias motoras de por vida. Salk investigó durante siete años con dedicación plena para lograr una vacuna contra esta enfermedad. Tras una campaña de prueba en la que participaron 1.800.000 niños en edad escolar, el 12 de abril de 1955, hace 59 años, se confirmó el éxito de la vacuna.
Ese día fue considerado fiesta nacional. Salk había trabajado duramente para desarrollar una vacuna segura y efectiva lo más rápido posible, sin priorizar por su beneficio propio. Cuando le preguntaron en una entrevista televisiva quién poseía la patente de la vacuna, ya que podía ganar muchos millones de dólares, Salk respondió: "No hay patente. ¿Se puede patentar el sol?"
La ausencia de patente permitió que esta vacuna se distribuyera mundialmente y que en España, a pesar de llegar inexplicablemente diez años tarde ya que EEUU donaba la vacuna de forma gratuita, consiguió la erradicación su por completo.
Esto es un escándalo para la visión neoliberal. En el modelo neoclásico, dado que la investigación sobre una vacuna genera grandes externalidades positivas, los mercados no pueden hacer una provisión adecuada. En tanto que no se pueda retribuir plenamente con todos estos beneficios a quien ha asumido el coste de investigar, la única forma de asegurar que los individuos racionalmente egoístas acometan este tipo de proyectos tan importantes es permitiendo una patente. Es decir, sacrificar el axioma de la competencia perfecta para otorgar un monopolio temporal y así alcanzar un “second best” en eficiencia económica.
Pero resulta curioso observar la capacidad de soltar amarras en el ámbito de la competencia perfecta mientras se persiste obstinadamente en el axioma de racionalidad egoísta. Que la realidad choque contra este supuesto violenta y mucho a los chamanes del paradigma neoliberal….y a pesar de sus esfuerzos para convencer de lo contrario, la realidad del ser humano es rebelde a ser moldeada para ajustarse al modelo del homo economicus.
Exceder la pretensión instrumental del modelo neoclásico y de la importancia de los mercados como mecanismo de asignación, para imponer de forma obstinada una antropología concreta a la realidad, podría dar lugar a Caperucitas Rojas sin temor a lobos que habrían sido silenciados, pero que no podrían salir por si mismas de su casa por estar aquejadas por la terrible poliomielitis.
Hoy celebramos a...