Gian Franco Svidercoschi es un periodista, escritor y vaticanista italiano, de origen polaco. Fue vicedirector de L’Osservatore Romano durante muchos años y acompañó el pontificado de Juan Pablo II. Colaboró con la publicación del libro: “Una vida con Karol”, donde el secretario particular del beato, el cardenal Stanisław Dziwisz, cuenta varios detalles.
“Y esa frase que Juan Pablo II repitió durante todo su pontificado – ‘¡el mundo puede cambiar!’ – tal vez sea la herencia más preciosa que podría dejar a los hombres en el siglo XXI” (Gian Franco Svidercoschi en Una vida con Karol)
En esta entrevista a Aleteia, Gian Franco habla de su experiencia con Wojtyla.
– Gracias a Juan Pablo II muchas personas se han convertido y muchos de ellos han cambiado. Incluso la Iglesia , que usted observa y explica desde muchos años: en su opinión, ¿qué aspecto de la santidad de Juan Pablo II ayudó más a la Iglesia a cambiar?
Un poco de todo. La santidad, que hoy es proclamada por Juan Pablo II no sólo con respecto de su pontificado. En alguna declaración para la causa de beatificación se dice que lo que ha hecho como Papa ya bastaba, como evidencia histórica de por sí ya era suficiente. Pero es toda su vida, es decir, el reconocimiento de toda una vida de evangélica ejemplar.
Don Stanislaw Dziwisz dice que para él ya era santo de la primera vez que lo había conocido. Es decir, es el comportamiento de un hombre, su humanidad, un hombre que vivió para Cristo, fue un hombre de Dios que vivió la santidad de Dios. La santidad era según él lo que decía la Madre Teresa, es decir, "hacer la voluntad de Dios" todos los días. Él era así.
"Si fuerais lo que debéis ser, pondríais fuego en todo el mundo". Lo dijo a los jóvenes de Tor Vergata en 2000. ¿Que efecto causó Juan Pablo II, que está dando sus frutos en los jóvenes?
En primer lugar, creía en los jóvenes, y lo dijo desde la primera vez . Cuando el día de la inauguración de su pontificado bajó blandiendo el pastoral, como si se tratara de una pancarta decía: "Creo en la gente joven , sois mi futuro y el futuro de la Iglesia". Él creía que los jóvenes son una parte importante de la sociedad, y no solamente el escalón para llegar a la adulta. Ellos tienen sus problemas, su situación.
Pero por encima de todo, creo que de alguna manera los dejó intrigados creyendo en ellos, porque en ese momento , tal vez no todos lo recuerdan , los jóvenes eran los que se habían alejado de la Iglesia. Fue una de las muchas verdades que había entonces en el mundo, además de la creencia de que Europa nunca volvería a estar unida, y de que la religión ahora se limitaba a la conciencia. Y en lugar de eso, fue capaz de llevarlos a la Iglesia, atraerlos de nuevo, por lo menos a un discurso espiritual, religioso. Nunca hizo discursos bienintencionados, sino que les decía: “Debéis ser santos. Tenéis que ir en contra de las tendencias culturales”. Y los jóvenes comenzaron a seguirlo, tal vez al principio por hacer grupo, pero también porque escuchaban de este Papa palabras que ya no se escuchaban a nadie, ni en la familia ni en la escuela, y tal vez ni siquiera en la Iglesia .
– Usted lo vio de cerca: ¿cuál es la imagen, la frase que usted recuerda y que describe mejor la santidad de Juan Pablo II?
El modo como rezaba. Lo cuento a menudo, en aquella época yo era subdirector de L’Osservatore Romano y me fui con él a cenar con el director, Fue la noche en que encontraron el cuerpo del pobre padre Popieluszko, el capellán de Solidaridad que había sido asesinado por los servicios secretos polacos, habían encontrado el cuerpo sólo después de tres semanas. En el momento en que lo supo, en la comida, el Papa dijo: "vamos a la capilla". Fuimos y comenzamos a orar, incluso yo había conocido a Popieluszko y sabía de este hombre notable. Entonces abrí los ojos y lo vi de espaldas, ver su relación con Dios era suficiente para él. Verlo rezar fue algo realmente excepcional.
Otra vez estaba él a la mesa, cuenta el cardenal Ruini, cuando recibe una llamada telefónica de Bush y dijo "perdón un momento que voy a orar". Cuando encontró a Gorbachov , que era su enemigo, el líder del imperio soviético, le esperó rezando durante toda la noche anterior. Debemos partir de la oración para comprenderlo y para comprender su santidad.
Hoy celebramos a...