Pregunta de un lector de Aleteia: ¿Es pecado vender gorras con símbolos utilizados en estos comics?
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La marca de gorras Tokidoki tiene la licencia de Marvel (Avengers, Spiderman, Thor), y me gusta usarlas y venderlas. ¿Cometo pecado al hacerlo? Pues he visto que usa bastante las calaveras, y en la historia o biografía, por así decirlo, de uno de sus personajes habla del infierno como que estuvo en el infierno y fue expulsado porque era travieso… algo así, y bueno, yo comente con esto al Padre Fortea, y el me dijo que esa historia no era tan macabra, también en una conversación me dijo que para que algo sea pecado debía ser intrínsecamente malo, y debía haber alabanza al demonio, invocación al demonio, o pornografía o drogas…
Me quede con dudas, que no pude preguntar en ese momento y por favor les pido que me ayuden. ¿Es pecado vender esas gorras Tokidoki Marvel? Mi temor es porque en una web leí que ese símbolo de la “SS” (que se representa como rayitos) es satánico… ¿es cierto? Fuente: http://www.conpoder.com/simbolos-satanicos/. Por favor, ayúdenme. (Pregunta de un lector desde FB)
La simbología de los cómics
En la famosa Capilla Sixtina, en el Vaticano, figura, en las pinturas que decoran el techo, las figuras de varios profetas del Antiguo Testamento se alternan con otras de mujer: las sibilas. Estas figuras proceden de la mitología griega. Ni los Papas, ni Miguel Ángel, que las pintó, creyeron nunca que existían o habían existido en la realidad.
Lo que ocurre es que muchas veces el arte busca personajes o escenas simbólicas, y muchas veces las sacan de antiguas mitologías. Esto lo hace sobre todo la literatura. Siempre ha habido relatos fantásticos, especialmente en lo hoy llamamos literatura infantil y juvenil, con personajes como hadas, brujas, dragones… y diablos. Aquí en España se popularizó por el siglo XVII la figura satírica del diablo cojuelo, y llegó a ser tan popular que una novela con ese título, de Luis Vélez de Guevara, ha logrado tener un lugar destacado en la historia de la literatura castellana. Y en este caso no iba dirigida a niños.
En el siglo XX el cómic – las viñetas – supuso una explosión en la literatura dedicada a los menores (independientemente de que sus papás los leyeran con gusto en muchos casos). Hacía falta inventar personajes de todos tipos. En USA, Marvel Comics apostó por personajes sensacionalistas de acción, siguiendo la estela de Superman. Apareció así una nutrida lista de superhéroes y supervillanos. Requería una buena dosis de imaginación, y, entre las fuentes de inspiración, se recurrió a la mitología.
El caso más típico es Thor. Está sacado de la mitología nórdica (países escandinavos), y, cuando aparecían sus amigos, éstos también eran antiguos dioses de esa procedencia: Odin, Balder… La verdad es que cuando se conoce esa mitología, lo que salía en las viñetas poco tenía que ver con eso, pero no importaba; lo que contaba era que habían inspirado unos personajes de ficción. No creo que ni los creadores ni los lectores de esas historias pensaran ni por un momento en que existieran, o en convencer a nadie de que se pasara a las antiguas religiones nórdicas. Era simplemente fantasía. Y si algún villano aparecía con un símbolo diabólico (era raro, de todas formas), pues… bueno, para eso era el villano.
En estos términos el tema no es preocupante. Si se me permite un consejo, lo que principalmente miraría en un cómic es si el bien y el mal están bien definidos, y el bueno es bueno, y el malo, malo. Y al final gana el bien. Entre mis recuerdos de la primera infancia figura el guiñol del parque. Nunca faltaba un demonio o una bruja, o ambos, pero al final recibían unos buenos estacazos (en mi caso el héroe se llamaba Colorín) para el delirio de los niños. Ninguno se hizo satanista por asistir.
