Bautizos en tierra islámica: una realidad desconocida

Si la Vigilia Pascual es el momento determinante para muchos hombres y mujeres que dan el último paso para incorporarse a la Iglesia mucho más lo es para los que deciden hacerse cristianos en tierra islámica.

Es un fenómeno desconocido, que se guarda con discreción e incluso se oculta en ciertos casos. El islam prohíbe taxativamente el abandono de la fe islámica y por tanto la conversión al cristianismo. Un buen amigo español, convertido al islam y de tendencia progresista, me decía críticamente que el islam tiene una puerta de entrada que se cierra cuando la has traspasado.

Se quedó perplejo cuando, al pronunciar la shahada, le regalaron en la mezquita el libro de los 40 hadices de al-Nawawî, un famoso jurista medieval. En éste descubría que Muhammad, en el hadiz catorce, había prohibido derramar la sangre de un hombre excepto en el caso de que abandonase su religión. En el caso de que esta atribución fuese correcta, su puerta de salida habría quedado definitivamente cerrada.

Este dicho de Muhammad ha creado jurisprudencia en la ley islámica tradicional. Muy pocos países islámicos tienen a la ley islámica como ley del país, así que afortunadamente suele quedar sin aplicación. Sin embargo, dado que muchos de estos países determinan en su Constitución que su legislación debe inspirarse en los principios de la sharía, suelen promulgarse leyes penalizadoras tanto del bautizado como del sacerdote o pastor.

Éste último suele ser expulsado si es estranjero, y el primero puede sufrir discriminación laboral, multa, cárcel o incluso sentencia absolutoria hacia el conciudadano que acabe con su vida. En cualquier caso, su carné de identidad reflejará siempre su religión musulmana de origen, con la problemática jurídica que esto comporta.

Por ello, la Iglesia católica ha sido siempre muy cautelosa, y hasta reacia, a acompañar catecúmenos en estos países. Se les aconseja, cuando es posible, la continuación del proceso en Europa. Por ello, el número de bautizados musulmanes en estos países se cuentan con los dedos de la mano. Y sin embargo existen…

Los protestantes son mucho más dinámicos. De hecho, en Argelia han llegado a tener un cierto reconocimiento (en 2011) para su treintena de templos que podrían sumar hasta 30.000 fieles, siendo muy optimistas. En cualquier caso no pueden ya ser obviadas.

El único lugar donde hay conversiones a gran escala al catolicismo es en Indonesia, donde la islamización del país en muchas religiones es muy superficial y sociológica. Un caso especial es Turquía, donde hay un interés creciente hacia el cristianismo.

La Iglesia católica mayoritaria local está formada por armenios, una comunidad languideciente. Poco a poco van siendo substituidos por turcos conversos que hacen soñar con una comunidad turcófona católica íntegramente local. Este año se bautizan un puñado y existen varios grupos de catecumenado. A diferencia de otros países, Turquía no ha puesto problemas, ni siquiera administrativos, en el cambio de religión de sus documentos.

Otro fenómeno desconocido son los bautizos de subsaharianos en los países del Magreb. Éstos sí son permitidos, y en las catedrales de Marruecos, Argelia y Túnez cuentan cada año, en cada una de ellas, con una veintena de jóvenes-adultos que abrazan el cristianismo.

El fenómeno es reciente pero está transformando el rostro del catolicismo de estos países. Poco a poco, las iglesias van llenándose de colorido por la presencia de africanos que han emigrado a estos países para trabajar, para estudiar o para continuar su ruta hacia Europa. Éstos son activos evangelizadores entre los compatriotas que pertenecen a las religiones tradicionales. De esta manera la Iglesia extranjera europea, con antiguos sabores coloniales, va siendo substituida por una africana, produciendo una bonita mezcla y haciendo visible la universalidad del cristianismo.