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Francia: El ministro Valls y los católicos, una historia enrevesada

Manuel Valls, ministre de l’intérieur et le cardinal André Vingt-Trois, archevêq – es

© Pierre VERDY / AFP

Philippe Oswald - publicado el 09/04/14

Como François Hollande, Manuel Valls recibió una educación católica, pero él asume mejor esta herencia, explica el redactor jefe de la revista “Familia Cristiana”

El Primer ministro de Francia, Manuel Valls, "reivindica la figura de su abuelo catalán, católico y republicano, que asumió el riesgo de ocultar a sacerdotes perseguidos por los anarquistas en 1936". Lo afirma el redactor jefe de la revista Famille Chrétienne, Samuel Pruvot.

En su libro François Hollande, Dios y la República (Salvator, 2013), usted ha analizado la concepción que tiene el presidente de la República de las relaciones entre esta y la religión. ¿Manuel Valls tiene la misma concepción de la laicidad o una más elaborada?

Manuel Valls y François Hollande tienen en común que pertenecen al PS. ¡Pero esto no es suficiente para tener la misma concepción de laicidad! Ambos han recibido una educación católica y han frecuentado regularmente las iglesias hasta su adolescencia.

Respecto al joven Manuel Valls, su hermana Giovanna ha confiado a los periodistas: “Él quería hacer algo importante (···). Íbamos a misa el domingo. Me preguntaba si Manuel iría al seminario”.

Esta anécdota (cf. Manuel Valls, los secretos de un destino, Jacques Hennen y Gilles Verdez, Editions du Moment) ilustra la búsqueda de un joven que se ha realizado en el ámbito político. Más tarde proseguirá su búsqueda con el Gran Oriente, antes de alejarse de él.

La diferencia entre Manuel Valls i François Hollande es que el primero asume mejor su pasado católico. El actual Primer ministro reivindica la figura de su abuelo catalán, católico y republicano, que asumió el riesgo de ocultar a sacerdotes perseguidos por los anarquistas en 1936.

François Hollande no ha realizado grandes declaraciones sobre la laicidad. Durante su reciente visita al Vaticano, el presidente no quiso pronunciar un discurso de síntesis, a diferencia de su predecesor en Letrán.

Manuel Valls se ha apoyado mucho en la cuestión. En 2005, publicó un libro titulado La laicidad abierta (Desclée) para defender su visión de una “laicidad abierta” forjada en Evry.

¿Hay trazas de su infancia católica en sus relaciones con los responsables religiosos?

Puede responderse sí en el fondo y en la forma (aunque Valls ya no sea un niño de coro). Para retomar una confidencia de una de sus personas cercanas actualmente en el Elyseo, Manuel Valls no se reconoce en el anticlericalismo que va a la par con el socialismo.

“Es atípicamente de izquierdas, especialmente en el tema de las religiones”, explica nuestra fuente. Muy a menudo, la izquierda muestra un dogmatismo al considerar al cura como enemigo.

Para Manuel Valls, la sociedad no puede construirse sin tomar en consideración las creencias o los cultos. En otras palabras, la historia religiosa de Francia está consustancialmente vinculada a la historia de la nación.

En Evry, monseñor Michel Dubost da testimonio de que “Manuel Valls siempre ha mostrado una gran civilidad respecto a los religiosos. Obtuvo por ejemplo de su consejo municipal dedicar una plaza a Juan Pablo II en memoria de su paso por Evry.

El obispo añade que la familia del alcalde estaba ligada a la del arquitecto de la catedral, Mario Botta, lo cual también facilitó las cosas.

Con los católicos, Manuel Valls está en territorio conocido. Por ejemplo, durante la misa de beatificación del padre Brisson en 2012, interrogado por la revista Famille chrétienne, asumió las raíces cristianas de Francia.

Citando a Marc Bloch, declaró: “Hay que estimar tanto lo sagrado de Reims como los grandes periodos de la Revolución francesa. La laicidad no es el rechazo a las religiones”.

¿Cómo explicar su venganza respecto a la Manif pour tous? ¿Estaría “trabajada” por sus recuerdos de juventud? Su entorno explica que actuó en calidad de ministro del Interior, en nombre del mantenimiento del orden.


¡Nunca tuvo la intención de orquestar una acción de fuerza contra la comunidad católica! No hay que mezclarlo todo, el asunto concernía al orden público y no a la religión. Había necesidad de matizar algunos elementos de extrema derecha.

No creo que Manuel Valls buscara arreglar sus cuentas con su pasado católico. Pero se sabe lo duro que ha sido –y a veces manipulador- con los manifestantes. Sin duda quería mostrar su lealtad al jefe de Estado, aunque después tuviera que asumir las diferencias con la opinión católica. Esta lealtad le ha valido convertirse en Primer ministro.

Ahora que es Primer ministro, ¿se va a esforzar para que se olviden sus “caceroladas” de ministro del Interior ante los católicos más inclinados a la derecha (con su represión de los anti-“matrimonio gay”) y los más inclinados a la izquierda (con sus declaraciones sobre los gitanos)?

Sin duda que el Primer ministro aprovechará la ocasión de disipar los malos entendidos con los católicos que permanecen en estado de shock. Pero esta ocasión dependerá de la actualidad y de sus intereses políticos…

Manuel Valls tiene dos caras. Como señala un fino observador, “Valls es un hombre paradójico en el fondo y en la forma. Es brillante, cordial pero puede ser muy violento. Se inscribe más bien en el estilo Jospin-Briand, es decir, en una laicidad de diálogo.

Practica el diálogo cuando se trata de funcionamiento Iglesia-Estado y una laicidad de combate sobre los temas sociales. Si mañana el tema de la eutanasia –ya presentó una ley en este sentido- se pone sobre la mesa, el combate podría llevar la vía ruda al diálogo!


(En la fotografía: Manuel Valls cuando era ministro del Interior –y de Asuntos Religiosos- junto al arzobispo de París, el cardenal André Vingt-Trois)

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