No se puede silenciar que España sea el país con más pobres de Europa
El melón del enfado de un gobierno español por la denuncia de la pobreza de la Iglesia se abrió en 1950, cuando el entonces aún obispo de Solsona y 20 años más tarde Arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Vicente Enrique y Tarancón, publicó una pastoral titulada “El pan nuestro de cada día”. Tan nervioso puso al Régimen de Franco que, teniendo éste derecho de veto para la promoción de los obispos, no dejo mientras pudo que saliera de Solsona. Y como dijo el nuncio Cicognani en 1968, allí habría de seguir hasta que el gobierno “no digiera el pan”.
Pero eso fue sólo abrir el melón. En plena democracia los informes sobre la pobreza en España de Cáritas han sentado como un tiro a todos sus gobiernos, legalmente obligados -lo que no significa suficientemente concienciados- a respetar algunos derechos fundamentales como son la libertad religiosa y la libertad de expresión.
Tanto González como Aznar y Zapatero se molestaron cada vez que Cáritas hacía publico sus informes, pero jamás un ministro de economía -ni siquiera entre los blindados falangistas o tecnócratas franquistas- se había atrevido a cuestionar su veracidad como lo ha hecho ahora el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, que no ha dado ni un solo dato para argumentar su descalificación a Cáritas, cuyo única explicación ha sido que “lo único que sirve para erradicar la pobreza es el crecimiento y el empleo”.
Hombre, no hace falta ser ministro de Hacienda. Basta con haber estudiado un poco en el bachillerato la historia del pensamiento económico, para saber que excepto los más radicales y extremistas liberales de la vieja escuela de Adam Smith o los neo-liberales de la nueva escuela de los Lheman Brothers, todos los economistas están de acuerdo en que claro que a largo plazo en una estricta economía de mercado la pobreza se combate desde la creación del empleo y el crecimiento económico, pero a corto y medio plazo sólo se puede combatir con políticas sociales.
Lo que en realidad le ha molestado al Señor Montoro, además de no poder silenciar que España sea el país con más pobres de Europa, es que Francisco Lorenzo de Cáritas haya dicho que “con la mitad del dinero público que acudirá al rescate de las autopistas se podría acudir al rescate de las 700.000 familias españolas sin ningún tipo de ingresos”.
