Un terremoto de 8,2 grados que sacudió la noche del martes la costa norte de Chile provocó seis muertos, y varios heridos de gravedad, mientras autoridades ordenaron la evacuación de los 4.000 kilómetros de las zonas costeras como precaución ante un posible tsunami.
La suspensión el miércoles de la alerta de tsunami que afectó las costas chilenas tras el terremoto permitió el lento regreso a sus hogares de decenas de miles de personas que amanecieron al aire libre.
Gonzalo Prieto, gobernador de Iquique, puerto cercano al epicentro del terremoto, dijo que dos personas fallecieron de un ataque cardíaco mientras eran evacuadas para huir del tsunami, y que otras tres personas se encuentran heridas de gravedad.
El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, dijo que cuatro de los fallecidos eran hombres y una mujer y que se canceló la alarma de tsunami para el sur y centro de Chile, que sin embargo sigue vigente para el norte del país.
El Papa Francisco expresó su “cercanía y sentido afecto” a los chilenos y se mostró “hondamente apenado” por el terremoto, a través de un mensaje dirigido al presidente de la conferencia episcopal de Chile.
En su nota, el Papa pide a Dios que "otorgue el eterno descanso a los fallecidos, consuele a los afectados por tan lamentable desgracia e inspire en todos sentimientos de esperanza para afrontar dicha adversidad".
Al mismo tiempo, el Pontífice ruega "encarecidamente a las comunidades cristianas, instituciones civiles y personas de buena voluntad que, en estos tristes momentos, presten una ayuda eficaz a los damnificados, con espíritu generoso y fraterna caridad".
El papa Francisco concluye su mensaje invocando "la amorosa protección de Nuestra Señora del Carmen" e impartiendo su bendición como signo de "cordial aprecio al noble pueblo chileno, tan presente en mi corazón".