“El primer viaje del Papa a España fue inolvidable”, recuerda la periodista. “En su última visita sabía que se despedía de todos nosotros. Estaba ya malito y le habían dicho que el viaje era largo pero quería despedirse de los jóvenes y bendecirles. No olvidaremos nunca aquel encuentro en Cuatro Vientos. Quedó recogido en sus palabras ‘se puede ser joven y seguir a Cristo’ y en aquellas lágrimas que le rompían la voz a la Niña Pastori cuando cantaba el ‘Ave Maria’".
“Fue tremendo. Los últimos días le veíamos cómo se iba agotando. La última vez que le vimos se asomó a la ventana convencido de que podría hablar y bencedir a los jóvenes que estaban velando su agonía. Pero se tocó la garganta como diciendo ‘no puedo’. Ya nunca más le vimos vivo”.
Paloma recuerda ese 2 de abril de 2005: “Siempre me acordaré que eran las 7 de la tarde cuando muere. La plaza de San Pedro estaba llena de jóvenes”.
La periodista tuvo el “privilegio” de despedirse del Papa en la sala Clementina antes de que trasladaran su cuerpo a la Basílica. "Estaba tan consumido… Se veía lo mucho que había sufrido. Como nos había dicho al principio del pontificado que quería ser el barrendero del mundo para limpiar los caminos y que pasara el amor y la paz, no puede más que despedirme diciéndole: ‘Santo Padre ahora estás barriendo el cielo’”.
Mientras tanto, Polonia se prepara para la canonización del próximo 27 de abril, cuando Juan Pablo II se convertirá junto a Juan XXII y Pío X en uno de los tres pontífices proclamados santos en los últimos cien años.