Jersey Vargas, una niña que sufrió la ausencia de su papá -un inmigrante ilegal en Estados Unidos preso en Tennessee acusado de conducir ebrio que afrontaba su deportación- logró abrirse camino entre la multitud el 25 de marzo pasado en el Vaticano para pedir ayuda al Papa Francisco.
La niña, ciudadana norteamericana, participó junto a otros activistas en la audiencia en plaza de San Pedro. Ese día, logró hablar con el Papa Francisco, unos días antes que el Pontífice se encontrara con el presidente estadounidense Barack Obama: “Me ha bendecido y besado sobre la frente. Después me ha dicho en el oído que hablaría con el presidente” dijo Jersey.
La semana pasada, Vargas Lopez fue liberado bajo fianza. Un familiar de la niña que se conmovió viendo la escena por televisión y reunió el dinero requerido por las autoridades judiciales estadounidenses para dejar el hombre en libertad.
El mexicano Mario Vargas salió de un centro de detenciones en Luisiana tras pagar una fianza de 5.000 dólares.
Según explicó a la agencia Associated Press la esposa del ahora liberado, Lola Vargas, "cuando ella se fue, su deseo era que su padre regresara a casa", "gracias a Dios su deseo se le va a cumplir".
Lola Vargas dijo que ella había estado recabando dinero para la fianza de su esposo, pero no tenía la cantidad suficiente hasta que uno de sus sobrinos llamó, sorprendido de ver a la menor por televisión, y ofreció ayuda. Mario Vargas había viajado a Tennessee en busca de trabajo en la construcción y había estado enviando dinero a su familia en California, dijo la mujer.
Juan José Gutiérrez, un defensor de los derechos de los inmigrantes que coordinó el viaje a Italia, dijo que la archidiócesis de Los Ángeles ayudó a que el grupo tuviera un lugar privilegiado a fin de poder hablar con el Papa entre el público.
En la foto, Jersey y el Papa Francisco.
Hoy celebramos a...