Elvira Arellano se entrega a las autoridades migratorias
El día de ayer, en la frontera que separa a Tijuana (México) con San Diego (Estados Unidos), la activista mexicana por los derechos de los migrantes a vivir junto con sus familias en Estados Unidos, Elvira Arellano, se entregó a las autoridades migratoria de Estados Unidos, a quienes solicita un permiso humanitario para regresar a este país del que fue deportada en 2007.
Denles un hogar
Era la cuarta oleada de inmigrantes deportados que hacía lo mismo en los últimos días, cruzando la franja fronteriza por la Mesa de Otay. Elvira Arellano –la más notable del último grupo por haber permanecido en refugio en una Iglesia católica de Chicago durante un año (2006) para evitar ser deportada por ilegal—iba acompañada de sus dos hijos, uno nacido en Estados Unidos y otro—un bebé– en México.
Se trata de un grupo de inmigrantes del movimiento "Bring Them Home", (“Denles un hogar”) quienes piden visas humanitarias o asilo en Estados Unidos por haber sido deportados de ese país y dejar rotas a miles de familias. Elvira Arellano se ha convertido en la voz autorizada de estas familias aquejadas por las casi dos millones de personas deportadas por la administración de Barck Obama.
"Es una forma de protestar al presidente Obama, que no ha cumplido con su promesa de reforma migratoria", dijo Elvira Arellano antes de entregarse a las autoridades migratorias de Estados Unidos, junto con otras treinta personas más que formaron el último grupo de inmigrantes que pidieron visas humanitarias al país que los deportó.
"Voy a solicitar mi entrada y voy a ver si el presidente Obama es capaz de deportarme nuevamente", declaró Arellano, en un franco desafío a quien tomó su caso como emblemático en 2006, cuando era senador por Illinois, Barack Obama.
"Yo sé de todos estos riesgos y que pueden poner un ejemplo conmigo, y quieran ponerme en prisión federal, pero estoy dispuesta a luchar para que estas familias regresen a casa", aseguró Elvira Arellano a los medios de prensa que la seguían en la Mesa de Otay y en el cruce fronterizo más populoso del mundo como lo es Tijuana-San Diego.
"El gobierno del presidente Obama tiene que parar las deportaciones y permitirnos unirnos con nuestras familias”, dijo Elvira Arellano, quien fuera la “Persona del Año” en 2006, según la revista estadounidense Time, por su resistencia en una iglesia de Chicago.
Que Obama se sensibilice ante el dolor de las familias rotas
Cabe señalar que la Iglesia católica en su conjunto se hizo solidaria con Arellano, mujer de fe guadalupana acendrada, y es la voz más autorizada frente al Congreso de Estados Unidos y frente al propio presidente Obama, en la petición de parar las deportaciones y hacer que las familias de los inmigrantes puedan vivir juntas.
Estas peticiones serán llevadas a Roma, al Papa Francisco, por una delegación de inmigrantes –entre ellas dos niñas de Los Ángeles—que le pedirán al Pontífice que interceda por ellos ante el presidente Obama cuya visita al Vaticano está prevista para la próxima semana.
Arellano tiene un hijo, Saúl, de 15 años, quien también pidió al presidente Obama que se "sensibilice", y permita a su madre regresar al país, que ellos consideran su casa. "Ha sido difícil, he estado fuera de mi país de origen, hice mi vida en México pero ahorita queremos intentar cruzar a los Estados Unidos, donde merezco vivir", confió a la prensa el hijo de Elvira Arellano.
Por su parte, otro de los organizadores de estas oleadas de inmigrantes que piden un hogar, el activista de la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes (NIYA) Alejandro Aldana, expresó que están en contacto con los congresistas para pedir su apoyo y que liberen a todos los que se han entregado.
El joven dijo que han estado en contacto con el congresista de California, Ricardo Lara, quien firmó una carta en apoyo. "Está llamando a las oficinas del Departamento de Seguridad Nacional para que nos traten y nos dejen salir con justicia a todos", concluyó Aldana.