El primer deber de un cristiano es alimentar su fe
La primera tarea de todo cristiano es alimentar su fe. Esta es la recomendación del Papa en la misa de ayer por la tarde, celebrada en la Iglesia de Santa Maria dell’Orazione di Setteville di Guidonia, parroquia a unos veinte kilómetros al nordeste de Roma. Es la quinta parroquia romana visitada por el Papa Francisco en este primer año de pontificado, y en ella saludó a los ancianos, a los discapacitados y a las comunidades neocatecumenales de la parroquia.
Hay que escuchar a Jesús para hacer más fuerte la fe, y mirar a Jesús para preparar nuestros ojos a la hermosa visión de su rostro. Con ocasión del evangelio del día, la Transfiguración, el Papa recordó a los presentes la primera tarea del cristiano.
¿Cuáles son los “deberes” del cristiano? Quizás me diréis: ir a misa los domingos, hacer ayuno y abstinencia en Semana Santa; hacer esto… Pero el primer deber del cristiano es escuchar la Palabra de Dios , escuchar a Jesús, porque Él nos habla y nos salva con su Palabra. Y con esa Palabra hace más robusta, más fuerte nuestra fe. ¡Escuchad a Jesús! “Pero padre, yo escucho a Jesús, le escucho mucho”. “¿Sí? ¿Qué escuchas?”. “Escucho la radio, escucho la televisión, escucho las conversaciones de las personas …”. Escuchamos muchas cosas durante el día, muchas cosas… Pero os hago una pregunta: ¿tomamos un poco de tiempo, cada día, para escuchar a Jesús, para escuchar su Palabra?
La palabra de Jesús es el alimento fuerte del alma, explica el Papa, y por eso, tal y como dijo en el Angelus, el Papa sugiere cómo hacerlo a diario: llevando un Evangelio siempre consigo, como hacían los primeros mártires, como hacía Santa Cecilia, dice. Leer a diario un pasaje del Evangelio permite que entre la palabra de Jesús en el corazón y nos hace más fuertes en la fe.
“Os sugiero que tengáis un pequeño Evangelio, pequeñito, en el bolsillo, en el bolso, y cuando tengamos un poco de tiempo, quizás en el autobús,… cuando se pueda en el autobús, porque muchas veces en el autobús tenemos que mantener el equilibrio y también defender los bolsillos, ¿no? Siempre… Pero cuando estás sentado, aquí o allí, leer también durante el día, coger el Evangelio y leer dos palabritas. ¡El Evangelio, siempre con nosotros!”
El Papa habló después de la segunda de las dos gracias que se piden en la oración: la gracia de la purificación de los ojos, de los ojos del espíritu, para prepararlos a la vida eterna.
“Se me invita a escuchar a Jesús y Jesús se manifiesta, y con su transfiguración nos invita a mirarlo. Y mirar a Jesús purifica nuestros ojos y los prepara a la vida eterna, a la visión del Cielo. Quizás nuestros ojos están un poco enfermos porque vemos muchas cosas que no son de Jesús, que incluso están contra Jesús: cosas mundanas, cosas que no hacen bien a la luz del alma. Y así esta luz se apaga lentamente y, sin saberlo, acabamos en la oscuridad interior, en la oscuridad espiritual, en la oscuridad de la fe: una oscuridad porque no estamos acostumbrados a mirar, imaginar las cosas de Jesús.
Escuchar a Jesús y mirar a Jesús, es la enseñanza que se pide al Padre, y como conclusión de la Homilía, el Papa invitó de nuevo a leer el Evangelio, imaginando y viendo “cómo era Jesús y cómo hacía las cosas”. De manera que la inteligencia y el corazón sigan por el camino de la esperanza.
En particular, el Papa se entretuvo largo tiempo con las seis comunidades neocatecumenales de la parroquia, alabando su empeño en “ponerse en camino”, porque “Dios ha querido salvar a un pueblo que camina". Y añadió: "No os detengáis, porque el que se para es como el agua que se estanca. Se corrompe. Debemos estar siempre atentos a pedir ayuda al Señor, estar siempre en camino con él que nos defiende de las trampas ".
Artículo publicado originalmente en Radio Vaticano, edición italiana