La popularidad de Francisco ha dado nuevas alas a la Compañía
Tener un papa perteneciente a la Compañía de Jesús podría resultar una contradicción "in terminis": un papa que ha hecho un voto especial de obediencia al Papa. Pero el Papa Francisco no ha renunciado al carisma ignaciano. Padre Umberto Miguel Yañez sj, profesor del Departamento de Teología Moral de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y ex alumno y compañero de Jorge Mario Bergoglio entre 1973 y 1979, confiesa que en efecto, el hecho "es un poco embarazoso".
– ¿Qué significa para la Compañía tener un Papa jesuita?
Para la Compañía de Jesús tener un Papa jesuita es un poco embarazoso. Por una parte su popularidad ha puesto también a la Compañía en el centro de la atención de los fieles y del público en general. A veces en su historia la Compañía ha tenido un halo un poco misterioso, se han dicho muchas cosas de los jesuitas, hasta la expulsión por parte de los reyes borbones y la supresión por parte de un Papa.
Después del Concilio Vaticano II muchos jesuitas se han convertido en personajes incómodos para muchos gobernantes a causa de sus denuncias de las injusticias, y algunos de ellos fueron martirizados. Pero también en el interior de la Iglesia, algunos jesuitas han tenido un comportamiento crítico con respecto a la jerarquía y al magisterio.
Hoy, sin embargo, el mismo Papa es jesuita. Su historia es también un poco misteriosa, en el sentido de que ha sido interpretado de forma disparatada por muchos grupos, pero ha tenido siempre una actuación controvertida, fruto de una mirada previsora. La Compañía tuvo la sorpresa de ver a un hijo suyo como cabeza de la Iglesia por primera vez en su historia. Es una novedad de este tiempo que le ha dado un empuje para continuar adelante.
– ¿Los jesuitas se han beneficiado, a nivel de popularidad, de la elección del Papa Francisco? ¿Usted piensa que el Papa ha influido en el aumento de vocaciones?
En mi ciudad de origen en Argentina (Mendoza), la afluencia de gente a la Iglesia de los jesuitas ha crecido de forma exponencial. Pero no creo que solo se en las iglesias de los jesuitas, el Papa Francisco ha despertado el sentido religioso de muchas personas que, al menos en mi país, han llenado las iglesias. Con respecto a las vocaciones, es muy pronto para verificar un aumento. Cada vocación es el fruto de un proceso que exige tiempo de discernimiento y de maduración.
– ¿Podemos decir que la cultura del encuentro y del “ir a las periferias de lo humano”, tan invocada por el Papa, es una característica de los jesuitas?
En un cierto modo lo es, pero la fórmula es original de Papa Francisco, desde que era arzobispo de Buenos Aires. En una de las primeras entrevistas para un revista, había hablado de la “cultura del encuentro”, de la necesaria proximidad, en una sociedad como la nuestra dividida por las ideologías y del terrorismo de estado y de la guerrilla izquierdista. Por otro lado, su estilo pastoral estaba ya marcada por las periferias, por los pobres desde que fue Rector del Colegio Máximo en San Miguel, y fundó la Parroquia del Patriarca San José, en los barrios de alrededor.
– ¿Cuándo el Papa se reúne con la Compañía, es posible individuar en él algunos rasgos característicos de la figura de San Ignacio?
Una gran sencillez y profundidad de espíritu, una cercanía cordial que eran características de San Ignacio en la relación con los jesuitas en la relación personal o epistolar. Esto se ve en el modo de celebrar la eucaristía, una sencillez que penetra en el misterio para transmitirlo con una gran transparencia y luminosidad.
– ¿Cuáles son los rasgos “jesuitas” que más se distinguen cuando miramos al Papa?
Antes que nada, es un contemplativo en la acción. Es cuando una persona está inmersa en una gran actividad y es capaz de mantenerse en la presencia de Dios y de descubrirla en el prójimo que tiene ante sí. Por eso incluso en medio de la multitud su mirada es capaz de encontrar al que sufre, quien está enfermo o es más vulnerable o más necesitado, y detenerse para acercarse con un gesto de ternura y de comprensión.