O por qué etiquetar a la gente va contra la caridad cristiana
El problema es que pensamos que sabemos cuál es la esencia del hombre y por eso etiquetamos a este individuo desde nuestros prejuicios… o preconceptos. Y nos perdemos de la maravilla de sus carismas, de sus virtudes…
La esencia es lo que hace que algo sea algo y no otra cosa. Y hasta allí llega la pobre metafísica que aprendí en el Seminario de un profe deprimido. Al año siguiente otro profesor, que me ganó el corazón y la inteligencia, dijo que era mucho más fácil conocer la esencia de LA mosca que de UNA mosca. Y la vida me ha hecho comprender que tiene razón.
Desde la filosofía, la teología o los distintos abordajes científicos podemos llegar a conocer cómo es el ser humano en general. Describir sus cualidades, sus tendencias, sus miserias… Desde distintas perspectivas de aproximación el hombre, varón y mujer, se puede identificar correctamente. Nos damos cuenta en seguida de que estamos con un ser distinto a un mono… y ni decir que infinitamente distinto a un helecho. Sabemos qué somos y de qué estamos hechos… o por lo menos discutimos bastante sobre nuestra identidad.
Pero… ¿quién soy?
Cuando pasamos de la humanidad en general a este ser humano en particular… nos empantanamos. Nos parecía que debía reaccionar de esta manera y nos lo hace de forma totalmente contraria. Creíamos que pensaba tal cosa y nos sorprende con lo que dice… cuando lo escuchamos con detenimiento. Suponíamos que era de piedra y nada lo afectaba… y sus sentimientos afloran cuando la puerta del alma se le abre… Y tantos ejemplos podríamos decir.
El problema es que pensamos que sabemos cuál es la esencia del hombre y por eso etiquetamos a este individuo desde nuestros prejuicios… o preconceptos. Y nos perdemos de la maravilla de sus carismas, de sus virtudes…
¿No les pasa esto? A mí me pasa: porque lo hago y porque lo sufro.
Él me conoce en profundidad
Es mi consuelo el salmo 139:
“Señor, tú me sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares.
Antes que la palabra esté en mi lengua, tú, Señor, la conoces plenamente; me rodeas por detrás y por delante y tienes puesta tu mano sobre mí.”
En su corazón somos conocidos tal cual somos… sin etiquetas. El si que conoce la esencia de cada mosca… de cada ser humano… la mía y la tuya.