A los militares latinoamericanos todo el mundo los ve muy mal, a veces incluso hasta en la IglesiaSer Capellán de la Escuela Naval de Venezuela no es fácil. El Padre Juan José Sánchez Denis, español de nacimiento, ha tenido que aprender a bucear, aunque ya antes de ser sacerdote se lanzaba en paracaídas. Se considera un “bicho raro” y se encuentra ahora en España por cuestiones familiares y de estudios.
En El Espejo de la Cadena COPE le han entrevistado y muestra cómo es la fe sencilla de los venezolanos, no muy pensada pero con una confianza en Dios absoluta: “es muy bonita” y cómo se agarran a la fe en la Virgen: “lo hace como la gente pobre que no tiene donde agarrarse. Confían con los ojos cerrados”.
Durante la entrevista, Juanjo Sánchez Denis cuenta cómo es su experiencia como capellán en la Armada y explica que “por una serie de razones políticas a los militares latinoamericanos todo el mundo los ve muy mal. De un lado y de otro. En la Iglesia, a veces, también se les ve mal” y muestra cómo su trabajo es vivir en la periferia y ser como ellos, por eso aprendió a bucear: “Es una periferia muy bonita, a mí me encanta esa periferia”.
¿Cómo es la fe del pueblo venezolano?
Es la fe de los pobres, a veces no muy intelectual, no muy pensada, pero en el fondo la mayor parte de ellos tienen una confianza en Dios absoluta. Confianza que les ha hecho muchísima falta ahora y antes, bueno…yo creo que desde siempre. Es una fe muy bonita. Reconozco que fui hace 30 años para quedarme un tiempo y yo pienso morirme allá.
¿Lo echas de menos?
Sí, sí, aunque de vez en cuando el cambiar un poquitín de aires viene bien. En este caso por razones familiares más que otra cosa y aprovechando que me mandaban a estudiar. Por eso me he venido para España. Un poco para no oxidarse uno intelectualmente, pero claro que lo echo de menos.
El Papa Francisco hacía esta semana un llamamiento a que cesen las hostilidades y pedía sobre todo oración a la Virgen de Coromoto. ¿Cómo es el amor de los venezolanos hacia la madre, hacia la virgen?
Hacia la Virgen de Coromoto y hacia otras muchas advocaciones, como por ejemplo la Virgen del Valle que es la que tiene que ver con toda la parte del mar. Yo estoy en el mar, soy capellán castrense de la Armada y todos los pescadores y toda la gente de las islas confían en ella como lo hace la gente pobre que no tiene donde agarrarse. Confían con los ojos cerrados. Yo tengo algún que otro amigo que no es que sea precisamente muy religioso: buzos, de combate y profesionales, que otra cosa no harán pero a la Virgen del Valle les llevan un ramo de flores inmenso. Yo creo que es una manera bonita, quizá no del todo intelectual, pero que demuestra muchísima confianza en la fe y en la Virgen María.
Hay una pregunta personal que me intriga. ¿Cómo es eso de que tuvo que aprender a bucear por su vocación?
Un momento, un momento…a mí siempre me ha gustado hacer alguna cosilla rara. Antes de ser cura yo fui ingeniero, fui instructor de paracaidismo y es por eso que quizá en algún momento determinado cuando se crea en Venezuela el Ordinariato militar, hace ya 20 años buscaron “bichos un poco raros” que pudieran saltar en paracaídas, hacer submarinismo o amnea. Fueron los de guardacostas venezolana los que me entrenaron. Allí, a veces incluso hacemos ofrendas florales submarinas. Misas submarinas no porque la cosa es muy complicada.
¿Es este también un lugar de periferia que diría el Papa Francisco?
Yo creo que sí. Precisamente me lo estaba yo preguntando. Una de las razones por las que hay que aprender a saltar en paracaídas, bucear o hacer lo que sea es que, precisamente en esas periferias hay que vivir como se vive en las periferias. Evidentemente. Además el mundo militar en Latinoamérica no es un mundo de gente de mucho dinero. La tropa es marginal, es gente muy pobre e incluso los oficiales. Por una serie de razones políticas a los militares latinoamericanos todo el mundo los ve muy mal. De un lado y de otro. En la Iglesia, a veces, también se les ve mal. Es una periferia muy bonita, a mí me encanta esa periferia.
Estudió sobre matrimonio y familia. ¿Qué lugar ocupa la familia para el cadete militar?
Como capellán militar no sólo está el cadete, está el personal, los suboficiales, los oficiales… La familia para un militar es algo importante y sin embargo lo tienen muy complicado. Quizás más complicado que otra gente, porque sus condiciones de trabajo no es la ideal para que funcione una estructura familiar. En mis últimos nueve años como capellán de la Escuela Naval de Venezuela ves como la desaparición de la familia como tal afecta a muchísimos de los cadetes, muchísimos. Cuando me reúno con el psicólogo de allí intentamos hacerles ver que la familia es lo que permite a un sujeto tener estabilidad, tener felicidad y poder desenvolverse en el mundo. Es una pelea bonita y los militares siempre tienen la ventaja de que son disciplinados por lo menos exteriormente.