Aleteia logoAleteia logoAleteia
viernes 29 marzo |
San Eustasio, obispo - Viernes Santo
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

No quiero sacrificio sino compasión: Reflexiones para Cuaresma

COMPASSION

Shutterstock

Rafael Luciani - publicado el 04/03/14 - actualizado el 23/02/23

Quien vive de la compasión no está lejos del Reino de Dios, incluso estando lejos de la Iglesia... Una potente meditación de Rafael Luciani

La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!

 

DONE AHORA

En la época de Jesús, como en la nuestra, lo religioso se discernía con base en el rigorismo casuístico originado en una moral retributiva.

Lo importante era el cumplimiento: la participación en los ritos de purificación del Templo, las oraciones en la sinagoga, el respeto por las normas de pureza, la puesta en práctica de los mandamientos.

Todo esto conformaba un universo religioso que generaba un peso insoportable en las conciencias de muchos que no eran considerados fieles a Dios y se les calificaba como pecadores.

En ese contexto y en contra de lo establecido, Jesús decía:

«…aprended lo que significa: ‘Misericordia quiero y no sacrificios’, porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

Mt 9,13

Misericordia, no sacrificios

La misericordia, y no las prácticas sacrificiales o devotas, es la relación por excelencia que nos asemeja a Dios.

La expresión latina miserere se traduce al español como compasión. Y habla del modo como Dios se revela: «compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad» (Ex 34,6‑8). Es un Dios que «no pide sacrificios» (Sal 50).

A veces llevamos una vida sobrecargada de insatisfacción, amargura, envidia y avaricia. No nos damos cuenta de que vamos caminando cansados y deshumanizando a todo el que encontramos a nuestro alrededor. La propuesta de Jesús es muy clara:

«Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras vidas».

Mt 11,28-29

El abrazo a los pecadores

Jesús se acercaba diariamente a los que en su ambiente otros calificaban como pecadores y los abrazaba, miraba, tocaba, reconciliaba consigo mismos y con los demás.

Así les enseñaba que sí era posible vivir de otro modo pues Dios estaba con ellos sin pedirles nada a cambio, que Dios acogía tanto al victimario y pecador, como a la víctima y justo, para reconciliarlos socialmente (Sal 145, Sal 146).

Pero advertía que quienes se pensaban a sí mismos justos y oraban con la soberbia de creer conocer a Dios y ser maestros de los demás, sintiéndose ya salvados y dueños de Dios (Mt 3,9), serían precisamente los que «recibirían mayor rechazo» (Mc 12,38-40).

Jesús nunca obligó al otro a que cumpliera con los ritos y las prácticas religiosas establecidas. Lo que atraía de él era precisamente cómo entendía el amor: cargar con el otro, pero sin descargarse en él, sin deshumanizarlo.

Él veía al otro como un hijo de Dios y como un hermano suyo, a quien debía devolverle la alegría de vivir.

Lo más grande

Tenemos por delante el reto de reconocer que «amar a Dios con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y los sacrificios» (Mc 12,32-34).

Porque quien vive de la compasión no está lejos del Reino de Dios, aunque esté lejos de la Iglesia.

¿Somos capaces de vivir la compasión como lo más humano que puede brotar de nosotros mismos; vivirla con la «mansedumbre y la benignidad de Cristo» (2 Cor 10,1), entendiendo que tener «sus mismos sentimientos» (Flp 2,5), es ya dar los frutos del Espíritu: «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gal 5,22-23)?

Si aún no hemos dado esos frutos es porque seguimos a la búsqueda del verdadero camino de salvación que es la compasión.

Para contactar al autor: rlteologiahoy@gmail.com, @rafluciani

Tags:
compasióncuaresmadiosfraternidadiglesiasacrificio
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.