“El Compromiso de educar” es el primer deber de la familiaLas personas al nacer, somos seres desprotegidos que necesitamos cuidado, dedicación y amor de nuestros padres, apoyo de nuestra familia.
La familia es el lugar ideal donde las personas crecemos, nos desarrollamos y aprendemos valores, conductas, actitudes y todos aquellos recursos que nos ayudarán a lo largo de la vida.
Es por esto, que quienes somos padres tenemos que hacer conciencia de lo que significa “ser padres” y lo que supone ese gran compromiso de educar. Que nos demos cuenta, que somos los padres los primeros responsables de la educación de nuestros hijos, de su cuidado y formación en las diferentes etapas de la vida.
Como padres, podremos apoyarnos en los maestros, los abuelos, los amigos… para delegarles ciertas funciones de la educación de nuestros hijos, pero la responsabilidad total, recae en los papás. Ese “deber” es “intransferible”, nadie lo puede sustituir. Es importante no olvidar esto, porque durante el ejercicio de la “paternidad” puede resultar fácil, abandonar el compromiso.
Cada familia es única y tiene un esquema cultural y de valores propio, que es el que transmite a sus hijos. La familia al formar seres humanos íntegros que viven la verdad y se conducen con rectitud, contribuye a la sociedad, para que ésta sea más plena, sana y productiva. Es ésta la gran tarea de la familia para con la sociedad y para con Dios.
Al ser cada familia “única e irrepetible”, no hay recetas específicas para todas. No hay un manual universal que nos diga qué hacer y qué evitar en la educación familiar. En cada familia, los padres son quienes imprimen su sello familiar a partir de su propia situación, de sus condiciones de vida, de su experiencia, de su esquema de valores y de su proyecto de vida familiar. De ahí la importancia de plantearse, como padres, estos objetivos y proyectos.
La riqueza de la educación familiar radica en lograr el desarrollo armónico de las potencialidades específicamente humanas (inteligencia y voluntad) de cada uno de los miembros de una familia, con la finalidad perseguir su perfección. Esto significa ayudar a cada hijo a que sea lo mejor y que pueda realizar con plenitud sus talentos y ayudarlo a superar ciertas limitaciones que se le presenten. Esto se logra, a diferencia de los libros, escuelas o medios de comunicación, a través del amor, del cuidado, del afecto y de la dedicación, es decir, un servicio de amor total.
Los hijos están al pendiente de cualquier expresión de amor o rechazo de sus padres, son como “esponjas” que absorben todo, bueno y malo, por eso lo que se aprende durante los primeros siete años de vida, deja una huella profunda en el alma de cada niño, ya sea para bien: virtudes y valores, o para mal: prejuicios o conductas difíciles de superar.
¿Cuál es el desafío en esta educación familiar? Lograr una “armonía”, una “formación integral” que abarque las diferentes áreas que integran al ser humano: física: salud, buena nutrición, deporte; afectiva: cariño, apoyo, amor; social: ambiente, familia, amigos; espiritual: creencias, fe, tradiciones.
¿Cómo lograrlo? De una manera sencilla, natural, transmitiendo valores, formando una recta conciencia, dando ejemplo constante, viviendo con un orden moral, no educar sobre “arenas movedizas”, es decir, sobre la inseguridad, confusión, desconocimiento, identificando claramente cuál es el Plan de Dios para la familia y así, con base en él, llevarlo a cabo.
Esta formación que proporciona la familia se da naturalmente, espontáneamente en las diferentes actividades cotidianas, pues los hijos aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos, observan conductas de amor, de respeto, de rechazo, de indiferencia…
Ser padres significa adquirir un compromiso para toda la vida, en donde la coherencia con los valores que predicamos, así como la congruencia con lo que pensamos, hacemos y decimos, se vuelve “Ley de Vida”
¿Qué recursos educativos tiene la familia? ¡Muchos! Sí, efectivamente tenemos muchas herramientas que hacen que esta labor sea más fácil, espontánea y efectiva.
En el artículo de la próxima semana daremos “tips” concretos para que los papás veamos qué podemos hacer y cómo lo podemos hacer, para educar, formar virtudes e integrar valores. ¡No dejes de leerlos!
Cecilia Elizondo
Artículo publicado originalmente por Desde la Fe